“Pues cuando Kalidona y el resto de Etolia fueron devastadas por el emperador Augusto para que pudieran ser incorporadas al establecimiento de Nikópolis sobre el Actio, entonces obtuvieron los de Patras la imagen de Lafria.” (Pausanias. Descripción de Grecia. Libro VII 18,8).

Si se toma la antigua carretera nacional que va de Antirio a Kefalóvrisos y Agrinio, pasando el pueblo de Kokori nos encontramos desde la misma carretera el acceso al yacimiento. Si cogemos la Ionia Odos, nos salimos en el enlace de Evinochori y, traspasar un paso inferior y girar a la izquierda cogemos la carretera general que nos lleva, como antes, al yacimiento.

La antigua ciudad era una de las más importantes de la zona costera de Etolia. Sus restos se conservan en dos colinas bajas, “Koúrtaga”, en la rivera derecha del río Εύηνος, ceca del actual pueblo de Kokori. El santuario de Kalidona, el Λάφριον o Λαφριαίον, era el más importante santuario después del de Thermós. El papel que jugó la ciudad en la historia se debe a su lugar estratégico, controlando la vía marítima que conducía al Jonio y al Adriático, y la peninsular, que llevaba del Épiro a Náupactos. Disponía, además, de un importante puerto en la orilla izquierda del río Εύηνος, en Krioneri, a través del cual se aseguraba el acceso a las rutas marítimas del mar jónico. Fundador de la ciudad, de acuerdo con la mitología, fue Kalidón, hijo de Etolo y Pronoe y hermano de Pleurón. Homero la cita en el catálogo de las naves, sin embargo, la información arqueológica de que se dispone revela el uso del lugar desde tiempos prehistóricos, pero no hay huellas claras de que existiera aquí un asentamiento antes de la Edad Oscura (s. XI – s. IX a.C.). Algunas tumbas protogeométricas indican la existencia de un pequeño asentamiento en ese periodo que continúa durante la época geométrica. En la época de la guerra del Peloponeso, la ciudad era independiente, pero en torno al 391 a.C. fue ocupada por los aqueos y se convirtió en miembro de la Liga Aquea. En el 389 a.C. los acarnanios con una pequeña fuerza de atenienses y beocios intentaron conquistarla. Según Pausanias, el rey espartano Agesilao llegó con un pequeño contingente a reforzar la ciudad y los acarnanios fueron repelidos. La ciudad permaneció bajo el control aqueo hasta que los etolios ayudados por Epaminondas, se hacen definitivamente con la ciudad en el 367 a.C. En el siglo III a.C. es considerada como uno de los miembros más importantes de la Liga Etolia con la elección de muchos calidonios como jefes de la Liga, época en la que también alcanzó su periodo de esplendor. En la guerra de los etolios contra Filipo V de Macedonia (219 a.C.) la ciudad sufrió grandes destrozos. Kalidona quedó abandonada (aunque no completamente) después de la fundación de Nikópolis en el 30 a.C., cuando Augusto obligo a sus habitantes a trasladarse a la nueva ciudad y trasladó sus tesoros a Patras. El santuario siguió utilizándose gradualmente hasta su cese en el siglo III d.C.

Éneo, rey de Calidonia en la Etolia, se casó con Altea. Ella le dio en primer lugar a Toxeo, a quien Éneo mató con sus propias manos por haber saltado groseramente por encima del foso excavado para defensa de la ciudad. Luego le dio a Meleagro, de quien se dice que era en realidad hijo de Ares. Cuando Meleagro tenía siete días de edad, las Parcas se presentaron en el dormitorio de Altea y le anunciaron que su hijo viviría solamente mientras no se quemara cierto tizón que había en el hogar. Inmediatamente ella sacó el tizón del fuego, lo apagó con un jarro de agua y lo ocultó en un cofre. Meleagro creció y llegó a ser un guerrero audaz e invulnerable y el mejor lanzador de venablos de Grecia, como lo demostró en los juegos fúnebres de Acasto. Habría podido seguir viviendo de no haber sido por una indiscreción que cometió Éneo, quien, un verano, se olvidó de incluir a Artemis en sus sacrificios anuales a los doce dioses del Olimpo. Cuando Helio informó a Artemis de ese descuido, ella envió a un jabalí gigantesco para que matara al ganado y los peones de Éneo y destruyese sus mieses; pero Éneo despachó heraldos para que invitasen a los guerreros más valientes de Grecia a cazar el jabalí, prometiéndoles que quien los matase recibiría su piel y sus colmillos. Muchos respondieron a su invitación, entre ellos Castor y Pólux de Esparta, Idas y Linceo de Mesena, Teseo de Atenas y Pirítoo de Larisa, Jasón de Yolco y Admeto de Feras, Néstor de Pilos, Peleo y Euritión de Ftia, Ificles de Tebas, Anfiarao de Argos, Telamón de Salamis, Ceneo de Magnesia y finalmente Anceo y Cefeo de Arcadia, seguidos por su compatriota, la casta Atalanta de pies rápidos, hija única de Yaso y Clímene. Yaso deseaba un heredero varón y el nacimiento de Atalanta le decepcionó tan cruelmente que la abandonó en el Monte Paternio, cerca de Kalidona, donde la amamantó una osa que Artemis envió para socorrerla. Atalanta se hizo mujer entre un clan de cazadores que la encontraron y criaron, pero conservó su virginidad y siempre iba armada. Éneo agasajó regiamente a los cazadores durante nueve días; y aunque Anceo y Cefeo se negaron al principio a cazar en compañía de una mujer, Meleagro declaró, en nombre de Éneo, que a menos que retirasen su objeción cancelaría por completo la cacería. La verdad era que Meleagro se había casado con Cleopatra, la hija de Idas, pero ahora se había enamorado repentinamente de Atalanta y deseaba congraciarse con ella. Sus tíos, los hermanos de Altea, sintieron una aversión inmediata por la muchacha, convencidos de que su presencia sólo podía ocasionar problemas. Por lo tanto, la cacería comenzó bajo malos auspicios, Ártemis se había ocupado de ello. Anfiarao y Atalanta estaban armados con arcos y flechas; y los otros con jabalinas, venablos y hachas, y todos se sentían tan ansiosos de conseguir la piel que descuidaron la disciplina propia de la caza. Por indicación de Meleagro avanzaron desplegados en media luna, con algunos pasos de intervalo, a través del bosque donde tenía su guarida el jabalí. La primera sangre derramada fue humana. Cuando Atalanta se apostó en la extremidad del flanco derecho a cierta distancia de los otros cazadores, dos centauros. Hileo y Reco, que se habían agregado a la cacería, decidieron violarla, cada uno de ellos ayudando por turno al otro. Pero tan pronto como corrieron hacia ella, Atalanta los mató con sus flechas y siguió cazando al lado de Meleagro. Poco después el jabalí salió de un arroyo cubierto de sauces. Se acercó saltando, mató a dos de los cazadores, desjarretó a otro y obligó a Néstor, quien más tarde luchó en Troya, a subirse a un árbol. Jasón y varios otros lanzaron contra el jabalí venablos mal dirigidos y sólo Ificles consiguió rozarle el brazuelo. Luego Telamón y Peleo le atacaron temerariamente con jabalinas, pero Telamón tropezó con la raíz de un árbol y mientras Peleo le ayudaba a levantarse el jabalí los vio y embistió. Atalanta disparó una flecha oportuna que fue a clavarse detrás de la oreja del jabalí y lo puso en fuga. Anceo hizo un gesto de desprecio y exclamó: «¡Esa no es una manera de cazar! ¡Observadme!». Lanzó su hacha de combate contra el jabalí cuando éste atacaba, pero no lo hizo con la rapidez suficiente: un instante después yacía castrado y destripado. En su excitación, Peleo mató a Euritión con un venablo dirigido al jabalí, al que Anfiarao había conseguido cegar con una flecha. Luego corrió hacia Teseo, cuyo venablo no dio en el blanco, pero Meleagro disparó también y traspasó el costado derecho del animal, y cuando éste empezó a dar vueltas dolorido, tratando de extraer el proyectil, le clavó su lanza de caza profundamente bajo el omóplato izquierdo hasta el corazón. El jabalí cayó muerto por fin. Meleagro lo desolló inmediatamente y ofreció la piel a Atalanta diciendo: «Tú has derramado la primera sangre y si hubiéramos dejado al animal solo, pronto habría sucumbido a tu flecha.» Sus tíos se sintieron muy agraviados. El mayor, Plexipo, alegó que Meleagro mismo había ganado la piel y que, si él se negaba a recibirla, se le debía dar a la más ilustre de las personas presentes, es decir a él mismo como cuñado de Éneo. El hermano menor de Plexipo le apoyó alegando que Ificles y no Atalanta había derramado la primera sangre. Meleagro, con la ira de un enamorado, mató a los dos. Altea, al ver los cadáveres que llevaban de vuelta, echó una maldición sobre Meleagro, que le impidió defender a Kalidona cuando sus dos tíos sobrevivientes declararon la guerra a la ciudad y mataron a muchos de sus defensores. Por fin su esposa Cleopatra le convenció para que tomase las armas, y él mató a sus dos tíos, a pesar de que éstos contaban con el apoyo de Apolo; inmediatamente las Furias ordenaron a Altea que sacara el tizón del cofre y lo arrojara al fuego. Meleagro sintió de pronto que le quemaban las entrañas y los enemigos vencieron con facilidad. Altea y Cleopatra se ahorcaron y Ártemis transformó a todas menos dos de las chillonas hermanas de Meleagro en gallinas de Guinea y las llevó a su isla de Leros, la residencia de los malvivientes. Según Graves, la cacería calidonia es una saga heroica que se basa quizás en una famosa cacería del jabalí y en una enemistad entre clanes etolios ocasionada por ella. Pero la muerte del rey sagrado atacado por un jabalí —cuyos colmillos curvos lo dedicaban a la luna— es un mito antiguo y explica la introducción en esta teoría de héroes de diferentes estados griegos que habían sufrido ese destino. El jabalí era peculiarmente el emblema de Kalidona y estaba consagrado a Ares, el padre putativo de Meleagro. El salto de Toxeo por encima del foso indica la difundida costumbre de sacrificar a un príncipe real en la fundación de una ciudad. A Ártemis se le rendía culto como una meleagris, o pintada, en la isla de Leros y en la acrópolis de Atenas; el culto es de origen africano oriental, a juzgar por esta variedad particular de gallina de Guinea y sus extraños cloqueos eran interpretados como gemidos de duelo. Quienes no rendían culto a Ártemis ni a Isis podían comer gallinas de Guinea. La reputación de malvivir de los lerianos podía deberse a su conservadurismo religioso, como la reputación de mentirosos de los cretenses. Las osas estaban consagradas a Ártemis y la carrera de Atalanta contra Melanión ha sido deducida, probablemente, de una ilustración gráfica en la que aparecía el rey condenado, con las manzanas de oro en la mano, perseguido a muerte por la diosa. Otra ilustración compañera mostraría una imagen de Ártemis apoyada por dos leones, como en la puerta de Micenas y en varios sellos micénicos y cretenses. Por qué fueron castigados los amantes es un problema que parece referirse a una vieja disposición exogámica según la cual los miembros del mismo clan totémico no podían casarse entre ellos, ni podían los miembros del clan del león casarse con miembros del clan del leopardo, que pertenecía a la misma sub-fratría; así como los miembros de los clanes del cordero y la cabra no podían casarse unos con otros en Atenas. Éneo no fue el único rey heleno que omitió un sacrificio a Ártemis. Las exigencias de esa diosa eran mucho más severas que las de los otros dioses olímpicos, e inclusive en la época clásica incluían holocaustos de animales vivos. Éneo difícilmente le habría negado éstos, pero la práctica arcadia y beocia consistía en sacrificar al rey mismo, o a un sustituto, como el ciervo Acteón; y Éneo pudo muy bien haberse negado a que lo descuartizaran. Complacido con el triunfo de Atalanta, Yaso la reconoció por fin como hija, pero cuando ella llegó al palacio sus primeras palabras fueron: «Hija mía, prepárate para tomar marido», anuncio desagradable, pues el oráculo de Delfos le había advertido contra el matrimonio. Atalanta contestó: «Padre, consiento con una condición. Cualquier pretendiente a mi mano debe vencerme en una carrera pedestre o permitir que le mate.» «Así sea», dijo Yaso. Muchos príncipes infortunados perdieron la vida como consecuencia, pues ella era la mortal más rápida, pero Melanión, hijo del arcadio Anfidamante, invocó la ayuda de Afrodita. Ésta le dio tres manzanas de oro y le dijo: «Demora a Atalanta dejando caer, una tras otra, estas manzanas durante la carrera.» La estratagema dio resultado. Atalanta se detuvo para recoger cada manzana y llegó a la meta inmediatamente después de Melanión. La boda se celebró, pero la advertencia del oráculo estaba justificada, porque un día, cuando pasaban junto a un recinto de Zeus, Melanión indujo a Atalanta a entrar y acostarse con él allí. Irritado porque habían profanado su recinto, Zeus transformó a ambos en leones, pues los leones no se aparean con leones, sino sólo con leopardos, y así les impidió que volvieran a disfrutar de su unión. Este fue el castigo de Afrodita en primer lugar por la obstinación de Atalanta en permanecer virgen, y en segundo lugar por no haberse mostrado agradecida por las manzanas de oro. En Kalidona Diónisos vista al rey Éneo y se enamora de su esposa Altea. Consciente el soberano de que no debía competir con el dios, decide ausentarse con el pretexto de ir a realizar un sacrificio. Diónisos yace entonces con la reina y engendra en ella a Deyanira, futura esposa de Heracles. Cuando Éneo regresa, el dios recompensa su hospitalidad regalándole la vid, instruyéndole en su cultivo y otorgando al fruto de su planta sagrada el nombre de su anfitrión (“oenos”). En Kalidona Calírroe de Kalidona pone fin a su vida. Calírroe era pretendida por Córeso, sacerdote de Diónisos, a quien ella odiaba profundamente. Éste, desesperado, acude como suplicante al dios, quien, compadecido de su mal de amor, siembra la locura y la muerte entre los calidonios. Cuando éstos piden al oráculo de Dodona un remedio para su desgracia, obtienen como respuesta que la cólera de Diónisos no cesará hasta que Córeso sacrifique a Calírroe o a quien esté dispuesto a morir en su lugar. Así Córeso, obedeciendo a su amor y no a su resentimiento, se autoinmola para salvar a su amada. Calírroe, comprobando la grandeza del amor de Córeso, pone fin a su vida degollándose junto a la fuente que lleva su nombre.

Los primeros signos de culto aparecen en el periodo geométrico como lo confirma el edificio absidal de este periodo que se utilizaba para el culto encontrado en el santuario. En la época arcaica empieza el gran desarrollo del santuario y se construyen los primeros templos. Ártemis era la principal deidad, aunque, paralelamente, se rendía culto a Apolo. Durante la época clásica continuó el culto en el santuario y se llevaron a cabo dos reconstrucciones en el templo de Ártemis. A mediados del siglo V a.C. se realizó la estatua crisoelefantina de la diosa. Al lado de los templos se ha excavado además una stoa, pedestales y exedras y un tramo de la vía sagrada. La época helenística constituyó el periodo de florecimiento de la ciudad. La mayor parte de la muralla se construyó en esta época y además otro importante monumento, el Heroon de Kalidóna, el cual se descubrió en una de las necrópolis, fuera de la puerta suroeste de la ciudad. Al sur de la ladera del Heroon se encuentra el teatro el cual antiguamente fue considerado como Bouleuterion. Kalidona es recordada por muchos escritores y geógrafos y sus ruinas las describen muchos viajeros de los siglos XVII, XVIII o XIX. El lugar fue localizado por W. M. Leake, siguiendo las indicaciones de Estrabón, en 1809. Durante la investigación topográfica de 1897 W. J. Woodhouse dio la primera descripción analítica de la ciudad. Las primeras excavaciones se llevaron a cabo por los arqueólogos Γ. Σωτηριάδης (1908) y Κ. Ρωμαίο (1925) en el templo, en la acrópolis y en el Heroon. En 1926 las excavaciones continuaron con la colaboración de Fr. Poulsen. En 1932 en la excavación participó también E. Dyggve, y se investigó, sobre todo, el Heroon. Desde el 2001 al 2005 se investigó sistemáticamente la muralla y parte del planeamiento urbanístico de la ciudad en el marco de una colaboración griego-danesa. Un nuevo programa de colaboración entre arqueólogos griegos y daneses que empezó en 2010 y que terminará en 2019 se centra, sobre todo, en el teatro, bajo la dirección de la jefa del Servicio de Arqueología Ολυμπία Βικάτος. Por parte del Instituto danés el responsable de la campaña es R. Frederiksen. La ciudad estaba amurallada con un recinto no continuo de unos 2,35 km de longitud que comprendía las dos colinas por las que se extendía. En el tramo más al norte estaba la acrópolis, que ocupaba el 10% de la superficie de la ciudad, y desde la cual podía verse todo el valle del río Εύηνος y el puerto de la ciudad que se encontraba en el actual pueblo de Κρυονέρι. Estaba separada del resto de la ciudad por un diatíchisma. En la acrópolis se ha descubierto parte de un santuario que estaba construido probablemente con madera y al que se llamaba antiguamente “edificio con atrio”. Actualmente, la muralla está bastante destruida y no se conserva en toda su altura inicial que se supone era de 6 m. Estaba construida por arenisca local y se conformaba a base de dos paredes, de las cuales la exterior estaba construida con el sistema isodómico y la interior estaba sin trabajar. El interior estaba relleno de tierra y trozos de teja y disponía de pequeñas paredes transversales que dividían la muralla en compartimentos de 4,5 a 5 m. Su anchura variaba entre 1,5 y 3 m. El recinto estaba reforzado por 15 torres, diez de ellas colocadas en los puntos más vulnerables de los tramos norte y este. Eran cuadrangulares de lado entre 6,7 y 6,9 m y sobresalían de 3 a 6,6 m de la cara exterior de la muralla. Su altura se estima que alcanzaba los 12 m. De acuerdo con la opinión de varios investigadores parece que el recinto de la acrópolis se edificó antes, a finales de la época arcaica (finales del siglo VI a.C.). El resto de la fortificación parece que se construyó en torno al 400 a.C., y algunos tramos incluso un poco antes. La entrada al interior de la fortificación se realizaba a través de cuatro puertas, dos en el lado occidental y dos en el oriental a las que hay que añadir una poterna en este último lado. La llamada puerta este, la más antigua, se encontraba al lado del ágora y conducía al valle del Εύηνος y al puerto. La puerta suroeste era una construcción emblemática acorde con la magnificencia del Λάφριο, al cual conducía a través de la vía sagrada. En el interior de la ciudad, el planeamiento urbanístico estaba organizado de acuerdo con el sistema hipodámico que incorporaba el ágora cerca de la puerta NE. Desde aquí discurría una calle de 230 m de largo que, después de cruzar el centro de la ciudad llevaba al lado oeste de la muralla y a la ciudad baja. La ciudad baja se extendía por la ladera oeste de la colina de la acrópolis, entre las puertas oeste y suroeste, que estaban conectadas por la vía que discurría paralela a la muralla oeste. Los barrios estaban organizados en terrazas. En la parte baja de la ciudad había, además de viviendas, talleres. En la ciudad había un santuario y edificios públicos y privados. De entre estos últimos destaca un gran edificio con patio central con peristilo que se encuentra a 60 m de la puerta suroeste que llevaba al Lafríon y al “heroon”. El patio, pavimentado con guijarros, estaba flanqueado por dos alas en el N y en el E de las que sólo se han excavado tres habitaciones del ala norte. La habitación NO se utilizaba como una habitación de culto en donde se adoraba a Cibeles. También está documentado el culto a Ártemis y posiblemente a Apolo. En medio de la habitación había un altar de piedra. El edificio fue construido al final del siglo III a.C. y se hundió a mediados del siglo I d.C. Su planta es similar a la del “heroon” que se construyó un siglo más tarde. La ciudad se extendía también fuera de las murallas hacia el sur en el valle de un pequeño arroyo que desembocaba en el lado derecho de la desembocadura del Εύηνος. En época helenística llegó a tener más de 5.000 habitantes. El sitio arqueológico de Kalidona, que comprende una extensión aproximada de 250 hectáreas, comprende también el Λάφριο, santuario dedicado a Ártemis Lafría, el segundo santuario etolio más importante después del de Thermos. Se encontraba fuera de las murallas, al oeste de la puerta suroeste, en una colina aparte. El templo más grande y magnífico estaba dedicado a Ártemis Lafría. Junto a ella se rendía culto a su hermano Apolo Lafrio en otro templo distinto. El santuario se comunicaba con la ciudad a través de la vía sagrada que penetraba por la puerta oeste de la muralla. Sus principales monumentos son el gran templo, el pequeño templo, una stoa cerca de la entrada y los tesoros. A finales del siglo VII a.C. se construyeron los primeros templos de madera que tenían un aspecto monumental gracias a los elementos cerámicos policromados que los adornaban, como simas, acróteras, metopas, etc. Los colores que destacaban eran el blanco, el negro, el amarillo y el rojo. En las excavaciones han salido a la luz muchos trozos de los techos de los templos y de los tesoros. Entre ellos destacan acróteras pintadas y metopas decoradas con temas mitológicos de influencia corintia. La decoración de los tejados se completaba con los canalones acabados en cabeza de león o de perro. Entre los trozos más bonitos se encuentra el de una sima con la representación de Nikés sobre carros. Los primeros edificios se restauraron y se fueron completando hasta finales del siglo VI a.C. mientras que al santuario se añadieron nuevos edificios. El periodo de mayor esplendor lo alcanzó entre la época arcaica y la helenística. El gran templo de la diosa presenta tres fases de construcción. La primera se refiere al templo mencionado más arriba. A finales del periodo arcaico el templo fue totalmente reemplazado por un nuevo edificio dos veces más largo y parcialmente de madera: es la que se corresponde con la segunda fase de construcción que es la principal y es contemporánea del impresionante muro de tres caras, de 28,5 m de longitud y 8,8 m de altura, sobre el que se levantó el edificio. Su superestructura era de madera. Era peristilo y constaba de pronaos y opistódomos. Sus columnas eran de madera con metopas decoradas y esfinges en las acroteras. Hasta el siglo V a.C. las columnas exteriores del templo continuaron siendo de madera. El gran templo fue reemplazado en su totalidad por otro colocado a su lado y, sólo en parte, de madera. La fase final del edificio que se conserva hoy data del 360 a.C., cuando el gran templo de dimensiones 32,26 x 14,90 m se construyó con piedra de poros y tejas de mármol. Era un templo dórico de 6 x 13 columnas con pronaos, naos y opistódomos. En su interior guardaba la estatua crisoelefantina de la diosa realizada en el 460 a.C. por los artistas de Náupactos Μέναιχμος y Σοίδας. El templo de Apolo Lafrio se encontraba en un nivel inferior al oeste del gran templo. Se conservan los cimientos de 15,6 x 10,45 m. Estaba constituido por pronaos y naos. Frente a estos dos templos se abría una pequeña plaza que debía ser el lugar natural en donde se encontraban los altares de los templos. Sólo se han encontrado restos de piedra frente al templo de Apolo y ninguno frente al de Artemisa. Ello no quiere decir que el templo de Artemisa careciera de altar, sino que éste era de otro tipo: un pozo de sacrificio, un hogar en el suelo o un altar – eschara, con el fin de acoplarse al carácter ctónico del culto propiciado a la diosa, la cual pudo ser adorada como Potnia Lafría en el edificio absidal de época geométrica, en cuyo interior se celebraban los sacrificios en el altar – eschara. Este altar debió de utilizarse al aire libre después de la destrucción del edificio absidal, convirtiéndose en el altar frente al nuevo templo de Artemisa. La stoa tiene una longitud de 64 m y una anchura de 11,40 m, con una columnata interior y tejado a dos aguas. Posiblemente se dedicaba a acoger a los fieles. Es de época posterior a los templos. Particularmente importante parece que era el monumento que ocupaba la parte sur de la colina del Λάφριο, que fue sacado a la luz en 1967 por los trabajos de construcción de la carretera Antirío – Ioánnina. Había sido excavado en parte antiguamente por Ευθ. Μαστροκώστας quien creía que se trataba de un Bouleuterion. Recientes investigaciones han llevado a la conclusión de que se trataba del teatro de la ciudad. Las excavaciones llevadas a cabo durante el periodo 2001 – 2003 demostraron la existencia de una construcción con características de escena. Así pues, parece que la ciudad disponía de su propio teatro que se encontraba fuera de las murallas. La singularidad del monumento se debe al hecho de que la orchestra tenía una planta rectangular. Las recientes excavaciones han sacado a la luz las 9 filas de gradas más bajas del lado oeste del teatro y las gradas más altas del lado NO que se conservan estupendamente. Las 9 filas más bajas siguen el perímetro de la orquesta a lo largo de tres lados. En el resto de las gradas, que llega a 29, la unión entre los diferentes tramos se realiza a través curvas tipo elipse, lo que en las filas superiores contribuye a dar la impresión de que estamos ante una cávea convencional. Los tramos norte y noreste no se han conservado en buen estado debido a que han sido utilizados como cantera para la construcción de las viviendas de Evinochori a principios del siglo XX. La orchestra del teatro es rectangular con dimensiones 16 x 14 m y rectangular y muy estrecho era el edificio de la orchestra, un poco más corto que el lado mayor de ésta. La escena principal presenta tres habitaciones iguales, de las cuales la central comunica con el proscenio a través de una abertura tipo puerta. Del proscenio se conserva el estilóbato en toda su longitud, el cual tiene aberturas entre las columnas. La columnata estaba formada por diez semicolumnas jónicas y tenía recepciones laterales para acoplar los escenarios. En el interior del proscenio había un suelo del que se conservan bastantes placas de terracota. Las columnas del proscenio y los muros de la escena soportan el primer piso. Al este y al oeste del edificio de la escena han aparecido los extremos del párodos oriental y occidental. El extremo del párodos oriental era un muro del proscenio que estaba esviado y es seguro que contenía una rampa que comunicaba con el primer piso de la escena. Frente al muro del proscenio se encontraba el colector de pluviales que acababa en un pozo de piedra. El teatro fue construido en tres fases. A la primera, de la época clásica, pertenecen las gradas inferiores y el muro del párodos occidental. A la más moderna, de la época helenística, pertenecen la escena, el proscenio y las gradas superiores. Es seguro que en esta época el monumento se utilizaba como teatro, algo que está en discusión con respecto al monumento de la época clásica. La capacidad del teatro superaba los 6.000 espectadores por lo que puede considerarse que el teatro de Kalidona era el mayor de toda la Etolia y estuvo en uso desde el siglo IV a.C. hasta la época romana. En Kalidona se rendía también culto a Diónisos cuyo templo está localizado, aunque no excavado, bajo la iglesita abandonada de San Juan. Finalmente, a lo largo de los caminos que partían de cada una de las puertas se extendían las necrópolis de la ciudad. En la necróplis SO, fuera de las murallas, se conserva el Heroon de Kalidona, que, en principio, se creyó era un importante monumento funerario que edificó un tal Λέων, un ciudadano benefactor de la ciudad de Kalidona, posiblemente un atleta. Se trata de un edificio cuadrangular de 37,50 x 34,40 m con patio central con peristilo cuadrado de 16,78 m de lado, pórtico y pequeñas habitaciones tanto al norte como al este y el oeste. El acceso era por el norte. La entrada estaba rodeada por un pórtico monumental de 8 columnas dóricas. En el sótano del espacio más importante, una habitación de carácter cultual (habitación VII), había una tumba cripta descubierta en 1927. Se trata de una tumba de cámara del tipo macedónico a la que se llega a través de un pasillo de 5,37 x 1,05 m accesible a su vez a través de unas estrechas escaleras de 9 peldaños. Al principio del pasillo había una cámara adyacente que probablemente formara parte de una reconstrucción y tuviera un carácter auxiliar. La entrada se cerraba con una puerta de piedra de dos hojas imitando a madera. La cámara de enterramiento era rectangular de 1,90 x 2,92 m y 2,66 m de altura. En su interior había dos sarcófagos de piedra con forma de lecho. El más grande apoyaba en unas patas con forma de pies de león. Estaba decorado con motivos vegetales rodeados de espirales. El segundo sarcófago era más pequeño y menos decorado. La habitación disponía de ganchos de hierro en las paredes, posiblemente para colgar las ofrendas. Desgraciadamente, la tumba fue saqueada en la antigüedad por lo que se conservan muy pocos restos. De acuerdo con las investigaciones más recientes no se trata del heroon de un tal Λέων sino de una palestra particular para la realización de competiciones o ceremonias religiosas que se levantó al principio de la época imperial sobre una tumba del siglo III – II a.C. que se utilizó de nuevo. Es posible que su arquitecto se inspirara para su construcción en el edificio con peristilo que hemos reseñado más arriba. Pudo haber sido construido en tiempos de Adriano (siglo II d.C.) por los descendientes de Λέων cuando volvieron a la ciudad después de que sus ancestros se exiliaran en Nikópolis en el 31 a.C.

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