“Los de Epidauro tienen un teatro en el santuario especialmente digno de ver.” (Pausanias. La Descripción de Grecia. Libro II, 27, 5.)
(DESDE NAUPLIO) La carretera con dirección a Epidauro nos lleva directamente al yacimiento.
La antigua ciudad estaba en la península de Akté (hoy Nisi) a 9 km del santuario. Su nombre proviene de “επί της αύρας” (sobre la brisa). Es citada en el Catálogo de las naves como «Epidauro de los buenos viñedos». Era una de las principales ciudades comerciales del Peloponeso, y colonizó Egina que por mucho tiempo fue una dependencia suya. También colonizó Cos, Calimnos y Nisiros, pero cuando el comercio creció, Egina aumentó su importancia y suplantó a la metrópolis en el siglo VI a. C. Epidauro fue siempre fiel aliada de Esparta mientras que con su metrópolis, Argos, rompió relaciones después de la instauración en esta ciudad de la democracia. En el siglo VI a.C. Proclés, tirano de Epidauro, tuvo una brillante idea para contener a los argivos: eligió un asentamiento antiguo predórico que había sobrevivido en el monte Kynortion, en la frontera con el país argivo, e instauró aquí el culto a Apolo, al que se dio el epíteto de Maleatas por el culto de Maleás, un héroe y dios pregriego ligado a los festivales de primavera que desde tiempos inveterados se venían celebrando en este monte. Apolo era el dios más amado por los corintios por lo que Proclés se ganó el favor de aquéllos. Además, casó a su hija con el tirano de Corinto Períandro. A mediados del siglo VI a.C., la fama terapéutica del santuario de Apolo se expandió por toda Grecia y se documentó un progresivo aumento del número de visitantes. Tanto fue así que se decidió ampliar el espacio y facilitar la llegada y acogida de enfermos, por lo que se trasladó el culto al valle. Se construyó entonces un templete, dedicado a Apolo, y frente a él se instaló a un altar para sacrificios; diversos edificios ligeros y provisionales (de madera y de adobe) se distribuyeron alrededor del templo para albergar a los peregrinos. En las Guerras Médicas, la ciudad envió ocho naves a la Batalla de Artemisio, 800 hombres a Platea y 10 barcos a Salamina. Al acabar la guerra, Epidauro se alió con Esparta y entró en la Liga del Peloponeso, contra Atenas y la confederación de Delos. Tomó parte en el «asunto de Corcira» y proporcionó trirremes a Corinto. Epidauro constituyó un punto neurálgico del enfrentamiento entre Atenas y Esparta. La grave epidemia surgida durante la guerra del Peloponeso (429 a.C.) fue, probablemente, decisiva para la difusión del culto que, desde ese momento, se extendió a todas las ciudades griegas y adquirió un enorme prestigio internacional. En el 419 a. C., durante la Guerra del Peloponeso, los argivos intentaron conquistar la ciudad, pero fueron rechazados. En el siglo IV a.C., el santuario se convirtió en uno de los principales lugares sagrados del mundo griego. Fue sometido a una intensa actividad de construcción desde el 380 a.C., cuando se levantó el Asclepieion, el Tholos, el teatro y algunos templos de reducido tamaño. Cuando se introdujeron los Juegos en las ceremonias llamadas Asclepia se añadió el gimnasio, la palestra, el estadio y la mayoría de pórticos y termas. Las fuentes que brotaban en el monte Kynortion fueron canalizadas y el agua llegó en abundancia al valle, donde se construyeron fuentes y cisternas para el abastecimiento de los numerosos peregrinos. En el 293 a.C. la estatua de Asclepio fue llevada a Roma para acabar con una plaga. En 243 a. C., Epidauro reunió a la Liga Aquea. En el verano del 225 a. C., fue tomada por Esparta. Más tarde se convirtió en aliada de Roma. Bajo dominio romano había perdido toda importancia y era prácticamente el puerto del templo de Asclepio. El santuario fue destruido por los godos de Alarico en el 395 d.C.
Asclepio era un dios cuyo culto se inició en Tesalia. Apolo seduce a Corónide, hija del Flegias, rey de los lapitas, en las orillas del lago Beobes en Tesalia, y engendra en ella a Asclepio, dios de la medicina. Corónide llega a Epidauro, acompañada de su padre en un viaje por el Peloponeso, y da a luz en secreto a su hijo al que abandona en el cercano monte Mirtio. Asclepio sobrevive amamantado alternativamente por una cabra y un perro del rebaño del pastor Arestanas quien encuentra a la criatura entre el rebaño y observa que irradia un resplandor divino. A partir de entonces, se corre la noticia de que el niño cura a los enfermos e, incluso, resucita a los muertos. El centauro Quirón, por deseo de Apolo, se ocupa de su crianza en el monte Pelión y le instruye en las artes de la medicina y de la caza. Apolo y Atenea se encargan también de su formación y esta última le entrega dos redomas llenas de la sangre de la Gorgona Medusa con las que podía matar o resucitar. En Trecén, Asclepio resucita a Hipólito, a quien su padre Teseo, incitado por Fedra, había deseado injustamente la muerte. Enterado Zeus de esta acción contraria a la ley de la vida- que había llegado a suscitar incluso las protestas de Hades- fulmina con uno de sus rayos a Asclepio. Apolo entonces, deseando vengar de algún modo la muerte de su hijo, mata a los cíclopes que habían fabricado el rayo, por lo que el castigo de Zeus recae más tarde sobre él. En el templo de Asclepio en Epidauro una tablilla constata que Hipólito le dedicó veinte caballos en agradecimiento por haberle resucitado. No obstante, Zeus devolvió la vida a Asclepio posteriormente, reasumiendo su divinidad. La imagen de Asclepio sosteniendo una serpiente curativa, fue puesta por Zeus entre las estrellas. Asclepio fue el padre de Podalirio y Macaón, los médicos que atendían a los griegos durante el sitio de Troya; y de la radiante Higía. Según Graves, la forma de serpiente de Asclepio, como la de Erictonio- a quien Atenea concedió también el poder de resucitar a los muertos con la sangre de la Gorgona- demuestra que era un héroe oracular. Varias serpientes domesticadas se guardaban en su templo de Epidauro como un símbolo de renovación, porque la serpiente muda la piel cada año. La perra que lo amamantó debía ser Hécate y quizás para explicar esta perra con la que siempre se le representa se decía que Quirón le instruía en la caza. Su otra madre adoptiva, la cabra, tiene que ser la Cabra-Atenea (la diosa como Doncella vestida con pieles de cabra) en cuya égida se refugió Erictonio. En verdad, si Asclepio tenía originalmente un hermano mellizo-así como Pelias fue amamantado por una yegua y Neleo por una perra- ese debió ser Erictonio.
En el Asclepeion de Epidauro las excavaciones se empezaron por la Sociedad Griega de Arqueología en 1881, bajo la dirección de P. Kavvadías. La entrada actual lleva a la parte sur del enclave, con el teatro sobre el monte Kynortion. Era distinta de la antigua, que estaba al norte, en donde se construyeron los propileos desde los que salía la vía sacra, de 200 m de longitud, que iba hasta el templo. El teatro se levantó en el siglo IV a.C. por Policleto el Joven quien lo diseñó para una capacidad de 6.200 espectadores. Este arquitecto fue quien también diseñó el tholos que se encuentra en las cercanías del templo de Asclepio. La orquesta es circular, de unos 20 m de diámetro, y en ella se movilizaba el coro. En el centro puede verse todavía hoy la base del altar consagrado a Diónisos. Alrededor de su perímetro discurría una canalización que recogía las aguas de lluvia que vertían las gradas. De la escena sólo se conservan los cimientos. En el proscenio actuaban los actores. Sobre su parte anterior apoyaban 18 columnas jónicas y las superficies interpuestas entre ellas estaban pintadas. Disponía de dos protuberancias a ambos lados que servían para el apoyo y sostenimiento de las escenografías laterales. En los últimos años de la época helenística el teatro sufrió una remodelación. Se agrandó la cávea en vertical con la adición de nuevas gradas, aumentándose así su capacidad hasta 12.300 espectadores. Disponía ahora de 34 filas de asientos en la parte inferior y 21 en la superior. Entre las dos partes había un pasillo pavimentado. Además de esta división horizontal, la cávea estaba dividida verticalmente, mediante escaleras de acceso, en sectores: 22 en la parte superior y 12 en la parte inferior. Una de las características de este teatro es que la parte superior del graderío tiene una pendiente más pronunciada que la inferior: los asientos de la parte inferior poseen una altura de 34 cm, mientras que los más alejados de la orchestra miden 43 cm. Los espectadores ingresaban en las gradas inferiores desde el párodos y desde aquí a accedían a las gradas superiores. A las últimas filas se entraba directamente desde las áreas circundantes. Yendo hacia el centro del santuario se encuentra el Katagogeion (7), que daba alojamiento a los peregrinos (principios del siglo III a.C.). Medía unos 76 m de lado y es el más grande documentado en Grecia. Parece que disponía de dos pisos y de 150 cuartos aproximadamente, ya que se han excavado hasta 70 habitaciones de diferentes tamaños organizadas alrededor de los cuatro patios con peristilo de columnas dóricas que dividen el edificio en sendas partes separadas. Contaba con cuatro puertas situadas en las fachadas este y oeste, que conducían a cada uno de los patios que redistribuían el paso hacia las habitaciones. Pasadas las ruinas de unos baños prerromanos (12) se llega a un edificio cuadrado con salas hipóstilas y peristilo de estilo dórico (finales del siglo IV o principios del III a.C.) que recibe el nombre de gimnasio (o estiatorio) (11). Disponía de unos propileos de entrada con seis columnas dóricas en la fachada. Sufrió importantes remodelaciones después del siglo I a.C. cuando fue parcialmente destruido por los piratas de Cilicia. El conjunto arquitectónico tenía unas dimensiones de 75 x 60 m y consistía en una serie de estancias de distintos tamaños distribuidas en las cuatro alas y abiertas hacia el patio central; en el ala sur, una gran estancia con una columnata central jónica ocupaba todo el espacio. Aunque en un principio se pensó que el edificio era un gimnasio, la presencia de bases de bancos de piedra en algunas de las estancias y los restos de fuegos hallados en el patio han llevado a identificar esta edificación con un estiatorio, es decir, con un espacio destinado a la comida en comunidad. Al oeste de este edificio estaba el estadio (9) construido en la segunda mitad del siglo IV a.C. probablemente sobre una estructura similar anterior. Estaba conectado con la palestra por un pasadizo abovedado. De cuatro lados (181 x 21 m) contaba con gradas de piedra. A juzgar por los restos arqueológicos, no todo el estadio estuvo rodeado por un graderío de piedra, por lo que estos asientos debieron de servir para acomodar sólo a los visitantes ilustres. La línea de salida se encontraba en el lado este y se conservan todavía los pilares de piedra que dividían la arena en seis carriles y por los que corrían los competidores. Se han conservado los restos de estas gradas en los lados norte y sur, únicamente en la parte más cercana a la salida de los corredores. Sin embargo, ambos graderíos son muy diferentes: en el lado norte los asientos son convencionales, mientras que en el lado sur la grada está formada por largas hileras de piedra en las que probablemente se debían de colocar las sillas presidenciales de los jueces que tenían que controlar las pruebas. Asimismo, es probable que también en este espacio sur estuviera la plataforma sobre la que se proclamaba a los vencedores y se entregaban los premios de las competiciones. Pegada a uno de los lados del estadio estaba la palestra (10), de finales del siglo V o principios del siglo IV a.C. que tomó cuerpo definitivo época romana. El Tholos (3), del que quedan sólo restos, se erigió en el borde oriental de la terraza a mediados del siglo IV a.C. por Policleto el Joven. Se alzaba sobre un krepídoma de tres escalones y tenía la entrada orientada hacia el este, a la que se ascendía por una rampa flanqueada por diversos altares. Los cimientos son tres muros circulares concéntricos. En un podio circular de tres gradas apoyaban 26 columnas dóricas de piedra caliza de 7 m de altura que sostenían un arquitrabe circular con triglifos y metopas. A la columnata exterior seguía la pared de la cella que era circular. La superficie interior estaba decorada con pinturas de Pausias de Sición, pintor del siglo IV a.C. En el interior de la cella estaba colocada otra columnata de 14 columnas de mármol de estilo corintio de 6,75 m de altura. Capiteles corintios (unos de los más bellos que se han conservado de la antigüedad) y fragmentos del arquitrabe se ven hoy en día dentro del museo. El pavimento estaba enlosado; la parte central se decoraba con piezas romboidales de mármol blancas y negras. Justo en el centro del suelo había una piedra blanca redonda y móvil que permitía ver el espacio que había bajo el pavimento. Esta parte central subterránea era circular de 8 m de diámetro. Anteriormente se creía que allí se guardaban las ofrendas de valor del santuario, pero las más recientes teorías mantienen que se trataba de un espacio ritual donde se veneraba a Asclepio como héroe. Cuando se aceptó en la cosmogonía a Asclepio como dios cesaron las ceremonias en este local inferior del Tholos. De este monumento sólo han llegado a nosotros las tres paredes concéntricas debajo del suelo, si bien está siendo objeto de un programa de restauración. La más interior servía de apoyo a la columnata corintia, la mediana al muro circular de la cella y la exterior, que es la de mayor espesor, constituía el cimiento del estilóbato circular donde apoyaban las 26 columnas dóricas. El ábaton o εγκοιμητήριον (1), con forma de U, original del santuario, es de finales del siglo VI a.C., cuando el culto se trasladó desde el santuario de Apolo Maleatas al valle. Tenía un pozo de 14 m de profundidad y constaba de un pequeño recinto, quizá con un pórtico de madera. El objetivo de este edificio era tratar a los enfermos que, tras realizar los ritos de purificación, pasaban allí la noche. Éste, se sustituyó a principios del siglo IV a.C. por un pórtico jónico doble (5). A la sección occidental, de una altura, se añadió, al final del siglo, una nueva altura. Era el lugar en donde dormían los enfermos para recibir en sueños la visión del dios curador que les revelaría un remedio para la enfermedad. El edificio medía 70 m de longitud por 10 m de anchura. El piso inferior estaba totalmente cerrado por muros entre las columnas con dos puertas en la fachada sur. Entre los pilares y adosadas a los muros se han encontrado las bases de lo que debieron ser bancos o camas de piedra calcárea. El pórtico superior constaba de una serie de columnas jónicas en la fachada sur enlazadas por un murete bajo de piedra calcárea que desaparecía al llegar a la parte porticada que se encontraba sobre tierra firme para permitir el acceso al interior. En el centro, y a lo largo de todo el pórtico había una hilera de columnas que dividían el espacio en dos secciones quizás con paneles de madera en los intercolumnios. Inmediatamente al este se encuentra el templo períptero de Asclepio (2) de 11,76 x 23,06 m. Tenía 6 x 11 columnas dóricas hechas de piedra de poros, naos y pronaos. SE alza sobre tres altos escalones que en la fachada son salvados por una rampa de acceso a la puerta principal. La naos estaba enlosada con placas de mármol blancas y negras y tenía un techo artesonado en madera provisto de astrágalos, rosetas y hojas de acanto. Fue construido entre el 375 y el 370 a.C. por el arquitecto Teódoto en 4 años y ocho meses. La decoración de mármol pentélico estuvo diseñada por el escultor Timoteo quien también preparó los typoi (modelos); varios artistas compartieron la producción. El frontón oriental de la destrucción de Troya fue obra de Hectóridas. El artista del frontón occidental, una amazonomaquia, se desconoce, aunque bien pudo ser Timoteo. En el frontón oriental, una de las figuras centrales es el rey de Troya, Príamo que coge de los pelos a un guerreo griego, posiblemente Neoptólemo. La hija de Príamo, Casandra, se representa abrazando suplicante a Paladio, luchando por el xóanon de Atenea. El resto del frontón lo ocupan figuras femeninas intentando huir de los griegos. La acrotera central es un conjunto que representa el rapto de la ninfa Corónide por Apolo, de los cuales nació Asclepio. Las acroteras laterales son Nikes aladas. El frontón occidental representa, como ya se ha dicho, una amazonomaquia frente a las murallas de Troya. En el centro destaca a caballo Pentesilea, la reina de las amazonas, que pelea con dos guerreros, uno de los cuales ha sido identificado con Macaón, hijo de Asclepio que luchó en Troya. Amazonas y griegos rellenan todo el frontón, con dos griegos caídos en las esquinas, mientras una amazona muerta se encuentra todavía sobre el caballo. La acrotera central es una Nike que baja del cielo agarrando una perdiz, símbolo de la personalidad curativa de Asclepio. Las acroteras laterales son dos Nereidas a caballo. Las tres acroteras son obra de Timoteo. A la naos se entraba por una lujosísima puerta hecha de madera y marfil. La estatua crisoelefantina del dios era obra de Trasímedes de Paros, quien también se encargó de la decoración de la puerta principal. Representaba a Asclepio acompañado de un perro y sentado en un trono con la mano derecha sosteniendo un cetro y la izquierda apoyada en la cabeza de una serpiente. Sobre el trono estaban esculpidas hazañas de héroes argivos: la de Belerofonte en relación con la Quimera y la de Perseo que ha cortado la cabeza a la Medusa. Una cavidad conformada en la cella para la estatua del dios se utilizaba como tesoro. El Asclepeion fue destruido en el siglo IV d.C. probablemente por un terremoto. Frente al templo se encontraba el gran altar (4) (siglo IV a.C.), en donde se celebraban los sacrificios en honor del dios, de 15 m de longitud. En la parte sur del altar se levantó una construcción tetrástila que era el principal lugar del sacrificio. Al norte del altar se levantaban una serie de estatuas de ricos que habían sido curados. El conjunto de los propileos (8) del santuario era una construcción monumental. Disponía de dos fachadas de seis columnas jónicas cada una, una hacia el exterior y otra hacia el interior del santuario. A los propileos se subía por una rampa. En el interior, delante de las paredes este y oeste, había una fila de 5 columnas corintias, mientras que en los lados norte y sur había cuatro columnas “in antis.” Desde aquí partía la vía sacra, que atravesaba el santuario de norte a sur. Estaba jalonada con estelas, inscripciones oficiales, mesas de ofrendas y estatuas. Los enfermos leían por las mañanas en la biblioteca (13), visitaban los diferentes templos como el de los Dióscuros (17) o hacían compras en las tiendas del llamado pórtico de Cotis (14). Este edificio tiene pórticos dóricos en varios laterales y un patio central flanqueado por un peristilo donde se situaban las tiendas. Erigido en el periodo helenístico fue restaurado por Cotis, rey de Tracia y vasallo del imperio romano en los inicios del siglo I d.C. A la derecha de la entrada del santuario desde el sur están las ruinas de una construcción poco habitual como es el templo de Temis (16) (finales del siglo IV a.C.). Al lado del Enguimeterion Primitivo se encuentran los cimientos del templo de Artemisa (15), de mediados del siglo IV a.C. Era de dimensiones 13,5 x 9,6 m, próstilo hexástilo dórico hecho de piedra de poros, con cornisas (decoradas con imágenes de perros y un jabalí, en el museo local), techo y acrotera en mármol de Paros. En el interior de la cella había una columnata que recorría todo el perímetro. El edificio se levantaba sobre un krepídoma de tres escalones y una rampa facilitaba el acceso a la puerta, que estaba situada en la fachada principal orientada al este (paralelo así al gran templo de Asclepio). El templo se construyó por entero de piedra caliza excepto el entablamento que era de piedra calcárea, y las decoraciones de la cornisa, labradas en mármol. No se han encontrado esculturas que pudieran corresponder a la decoración del frontón, por lo que se supone que simplemente debió de estar pintado o contener alguna decoración en bronce que se ha perdido. No obstante, sí se han recuperado tres victorias aladas que coronaban la fachada principal al modo de acróteras. Justo frente a la rampa de acceso se encontró una plataforma de piedra calcárea sobre la que se hallaba el altar sacrificial de la diosa. Parece ser que en Epidauro se adoraba a la diosa como Ártemis – Hecate. Al oeste del templo siguen visibles los cimientos de un edificio precedido por un pórtico de ocho columnas, que pudiera haber sido el taller de Trasímedes de Paros, quien produjo la estatua crisoelefantina de Asclepio. La administración de todo el recinto estaba bajo la autoridad de la boulé de Epidauro que elegía a un representante civil encargado de fiscalizar validar la gestión que llevaban a cabo los sacerdotes. En efecto, el sacerdote de Asclepio era el administrador general del santuario y llevaba las cuentas de los ingresos y los gastos que se invertían en la contratación de las obras de mejora y ampliación del santuario. Se encargaba también de llevar a cabo las ceremonias más importantes en honor a Asclepio y de organizar el trabajo de los demás religiosos, como los pyrophoros, encargados de mantener encendido el fuego de los altares, y los nácoros, servidores de los diferentes templos que se ocupaban de la intendencia general. De vuelta a Nauplio, pueden visitarse las ruinas del santuario de Apolo Maleatas, en la cima del monte Kynortion. Para ello, pasamos el “circuito” de ida y vuelta que constituye la entrada al yacimiento del Asclepieion. A unos doscientos metros del inicio del “circuito”, y frente a una casa situada en el lado derecho de la carretera, sale un camino no pavimentado a la izquierda sin ninguna indicación y de unos 2 km de longitud que nos lleva a este nuevo yacimiento. Superada la mitad del camino, a la izquierda, se contemplan los restos de un templo consagrado a Afrodita y que data de entre finales del siglo IV y la primera mitad del siglo III a.C. El edificio próstilo tetrástilo de estilo jónico se alza en una plataforma de tres escalones a la que se llega por una rampa y es de un tipo infrecuente en el Peloponeso, dada su forma seudoperíptera. Su fachada ornamental es una de las más antiguas que existen. La cima del monte Kynortion (A) fue asiento de un santuario durante el periodo micénico que posiblemente estuvo ya destinado a rituales de curación. No es casualidad que se escogiera este monte, pues se sabe que de él surgían numerosas fuentes de agua que, sin duda, fueron utilizadas en los rituales de purificación e higiene asociados con la medicina antigua. El santuario de Apolo Maleatas se extendía por tres terrazas. La monumentalización del santuario tuvo lugar en el siglo IV a.C., cuando se erigió un templo in antis para Apolo (B) sobre el anterior, con un adyton y, más tarde, un altar y un pequeño períbolo, tal vez dedicado a Asclepio. En la sección oriental del complejo se extendía un área consagrada al dios y a las Musas (C), que estaba confinada por tres lados de piedras y un cuarto por una celosía sostenida por siete pilares. La construcción del lugar concluyó a finales del siglo IV a.C. o principios del III a.C. con la erección de un muro sólido aterrazado en el extremo norte de la zona y de un pórtico (D). Después de los daños sufridos por el santuario durante la guerra de Mitrídates, se realizó una amplia restauración iniciada por el senador Antonino. Éste tuvo que reparar el muro de soporte del norte y construir un complejo de baños (E), una gran cisterna (F) y una fuente (G).
El Museo Arqueológico de Epidauro se encuentra dentro del yacimiento. Se fundó por el Servicio de Arqueología en el 1897 y se construyó por el mismo servicio entre el 1898 y el 1900. Empezó a funcionar el año 1909. Es uno de los museos arqueológicos más antiguos de Grecia. Su colección también es antigua y se debe a los esfuerzos de Παναγιότης Καββαδίας. El museo guarda la colección de los materiales encontrados durante la excavación del lugar, con la excepción de las esculturas de lος frontones del templo de Asclepio que se exhiben en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas. Está constituido por un vestíbulo y dos salas alargadas a continuación. Además, en su lado sur se ha construido un añadido posterior que alberga un gran número de epigrafías. El material expuesto abarca el periodo de tiempo que va desde la edad arcaica a la época romana. En el museo se exponen partes arquitectónicas de importantes edificios del santuario: Propileos, Templo de Asclepio, Templo de Ártemis y Tholos. Organizado en tres grandes salas, en la primera sala se exponen, además de algunos de los objetos hallados en el santuario de Apolo Maleatas, las inscripciones más conocidas del santuario. La segunda sala contiene la mayor parte de esculturas de culto conservadas. Entre las piezas más importantes están: Representación de la diosa Salud del s. IV a.C. Una estatua de Atenea. Una estatua de Asclepio adolescente. En la tercera sala del museo se exhiben las reconstrucciones de parte del entablamento y de la columnata del templo de Asclepio junto con las reconstrucciones en yeso de la decoración escultórica del frontón y de las acróteras. Se han reconstruido también parte del entablamento del templo de Ártemis, en el que destacan las cornisas decoradas con cabezas de perros. En esta parte del museo se organizó todo un despliegue expositivo destinado a mostrar los diferentes elementos arquitectónicos del tholos. Entre las piezas más importantes están: Las acroteras del frontón occidental del templo de Asclepio, obra de Timoteo. Un capitel corintio helenístico semiacabado que se encontró cerca del Tholos.
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