“El Istmo y todo lo que hay en él eran de Posidón” (Pausanias. La Descripción de Grecia. Libro II,1 ,6)
(DESDE NAUPLIO) Se toma la carretera general en dirección Argos/Atenas. Se gira por detrás del yacimiento de Tirinto y se toma la carretera con dirección Atenas/Corinto. Llegamos hasta el enlace con la autopista y aquí tomamos dirección Corinto. Una vez en la autopista llegamos hasta el enlace con la autopista Atenas – Patras y aquí tomamos dirección Atenas. En el enlace Epidauros/Isthmia salimos de la autopista con dirección a Isthmia. Una vez en la carretera general, se toma un desvío a la derecha que lleva al yacimiento y al museo.
El santuario de Poseidón Isthmios se alzaba cerca del extremo oriental del istmo, al lado de la antigua carretera que conducía desde el istmo hasta Corinto. Se han encontrado en la región pequeños asentamientos de la Edad del Bronce. Desde el siglo XI a.C. se celebraban aquí sacrificios y fiestas en honor a Posidón. Aquí, cada dos años, durante los meses de marzo y abril se celebraban los Juegos Ístmicos. El vencedor recibía una corona de pino del árbol sagrado que crecía junto al altar del dios. Históricamente, la fundación de los Juegos Ístmicos se atribuye a Cispélides (528 a.C.) pero el culto había tenido importancia ya un siglo antes como se deduce del templo dedicado a Poseidón (mediados del siglo VII a.C.) Durante las guerras médicas el templo arcaico fue destruido por un incendio y reemplazado por un nuevo edificio hacia el año 460 a.C. al que siguieron el primer estadio y el teatro. El añadido de edificios monumentales en el lugar continuó en el siglo IV a.C. con la construcción de un nuevo estadio y un teatro. El primitivo estadio fue sustituido por otro helenístico en el cual, en el 196 a.C., Tito Quinto Flaminio proclamó la independencia de las ciudades griegas. La destrucción de Corinto por los romanos (146 a.C.) marcó el fin del santuario trasladándose probablemente los juegos a Sición. El istmo fue visitado nuevamente en el periodo romano (siglo I d.C.) con la construcción de un recinto dedicado a Meliquertes y la extensa reconstrucción del santuario de Poseidón.
La leyenda dice que bien Poseidón o bien Helios instituyeron los juegos. Según otra tradición lo hizo Sísifo, el primer rey de Corinto, en honor del héroe oriental Meliquertes, hijo de Ino y Atamante, nieto de Cadmo, quien fue arrojado al mar por su madre enloquecida. La leyenda nos lo cuenta así: Ino y Atamante (este último, hermano de Sísifo), reyes de Orchomenos, reciben un día la visita de Hermes y el delicado encargo de criar a Dioniso a escondidas de Hera. El dios niño, engendrado por Zeus en la hermana de Ino, Semele, había sido rescatado del vientre de su madre cuando ésta, por venganza de Hera, sucumbía envuelta en llamas en el mismo tálamo donde había yacido con Zeus. Ino oculta a Dioniso en su palacio y lo cría en secreto haciéndolo pasar por una niña. Cuando, con el tiempo, Hera llegue a percatarse del engaño castigará a la pareja con la locura. Ino, celosa de la estima que el rey profesaba hacia los vástagos de su otro matrimonio con Néfele, Frixo y Hele, y temiendo que por ella se vieran mermadas las prerrogativas de sus hijos Learco y Melicertes, traza un funesto plan para eliminarlos. A escondidas de los varones, convence a las mujeres para que tuesten en secreto las semillas de trigo destinadas a la próxima siembra. Atamante viendo que la cosecha no acaba de germinar, envía una embajada a Delfos para solicitar consejo del dios. Los mensajeros, atemorizados por Ino, traen el falso oráculo de que el final de la penuria exige el sacrificio de Frixo y de Hele. Apremiado por su pueblo, el rey les manda que traigan la más hermosa res del rebaño, el carnero dorado que, según algunos, Hermes había regalado a Néfele. Durante el trayecto, éste habla con voz humana y les revela a los jóvenes las verdaderas intenciones de su padre. Subidos al lomo del animal sagrado los dos hermanos huyen cruzando el cielo hasta la Cólquide. Pero sólo Frixo llegará a su destino, pues al sobrevolar el paso que separa Sigeo del Quersoneso, la desafortunada Hele se precipita sobre el mar que, desde entonces, tomará en su memoria el nombre de Helesponto. Una vez en la Cólquide, Frixo sacrifica el carnero en honor de Zeus y entrega su vellón de oro al rey Eetes, quien le ofrece en matrimonio a su hija Calcíope. Con ella engendrará a sus hijos Argos, Melas, Frontis y Citisoro. Según Graves, el mito de Atamante y Frixo registra el sacrificio anual del rey, o de su sustituto, en la montaña – primeramente, un niño vestido con el vellón de un carnero y luego un carnero – durante el festival del Año Nuevo para provocar la lluvia, que los pastores celebraban en le equinoccio de primavera. La diosa Hera, que albergaba un enorme rencor contra Ino y Atamante por haber escondido en su casa al pequeño Dioniso, se venga sumiendo a los esposos en la locura. De este modo, Atamante flecha y descuartiza a su hijo Learco tomándolo por un animal; Ino, presa de la enajenación, toma en sus brazos al pequeño Melicertes y se arroja al mar desde la roca Mouria (según Graves, el acantilado desde el cual el rey sagrado o sus sustitutos eran arrojados al mar en honor de la diosa Luna). Afrodita, abuela de Ino por la línea materna, pide a Poseidón que se apiade de ellos y los convierta en divinidades marinas. Los navegantes, a los que desde entonces socorren en el fragor de las tormentas, los conocen con el nombre de Leucotea y Palemón. Recogido por un delfín, el cuerpo del pequeño Melicertes fue depositado en las costas de Isthmia donde Sísifo le dio sepultura debajo de un pino. Desde entonces se le rinde culto y se celebran en su honor los juegos instituidos por su tío Sísifo. Según Graves, el ahogamiento de Hele es igual al de Ino. Ambas son diosas Luna y el mito es ambivalente: representa la puesta de la luna todas las noches y, al mismo tiempo, el abandono del culto lunar de Hele en favor del solar de Zeus. Ambas son igualmente diosas del mar. Por su parte, Atamante, es expulsado de Beocia tras enloquecer por obra de Hera. Llega al llamado después llano de Atamante, siguiendo los consejos de un oráculo délfico. La palabra de Apolo le había sugerido establecerse en cualquier paraje donde los animales salvajes lo acogieran hospitalariamente. Así, tras recorrer gran parte de Tesalia, Atamante arriba a esta llanura y, viendo a unos lobos que hundían sus hocicos en los restos de una oveja se disipaban al verle dejando abandonada su presa, estima haber hallado el lugar designado y fija aquí su residencia. Casado más tarde con Temisto, hija de Hipseo, engendrará a sus hijos Leucrón, Eritio, Esqueneo y Ptoo. Sísifo era hijo de Éolo y marido de la hija de Atalante llamada Mérope, la Pléyade. Poseía un excelente rebaño de vacas en el istmo de Corinto. Cerca de él vivía Autólico, hijo de Hermes, experto en el robo de ganado quien le robaba a Sísifo sus rebaños. Cuando Sísifo encontró la prueba de que Autólico era el ladrón que hacía que sus reses disminuyesen, en venganza, sedujo a su hija Anticlea, esposa del argivo Laertes. Ella le dio como hijo a Odiseo. Sísifo fundó Éfira, llamada luego Corinto, y la pobló con hombres nacidos de hongos. Sus contemporáneos le consideraban el peor bribón del mundo y solo le concedían que promovía el comercio y la navegación de Corinto. Cuando Zeus raptó a Egina, el padre de ésta, el dios fluvial Asopo, fue a Corinto en su busca. Sísifo sabía muy bien lo que le había sucedido a Egina, pero no quiso revelar nada a menos que Asopo se comprometiera a abastecer a la ciudadela de Corinto con un manantial perenne. En conformidad, Asopo hizo que surgiera el manantial de Pirene detrás del templo de Afrodita. Entonces Sísifo le dijo todo lo que sabía. Zeus tuvo que transformarse en roca para burlar a Asopo. (Según otra versión, Pirene hija de Aquelao, se transformó en manantial cuando lloró por su hijo Cencrias a quien Ártemis había matado sin querer. El “bronce corintio” tenía su color rojo característico por ser sumergido al rojo vivo en ese manantial.) Enojado, Zeus, ordena a su hermano Hades que lleve a Sísifo al Tártaro. Pero Sísifo burló a Hades poniéndole unas esposas y le encerró en su casa. Durante ese tiempo nadie podía morir ni siquiera los hombres que habían sido descuartizados. Hasta que al fin Ares liberó a Hades y capturó a Sísifo. Pero éste echó mano de otra treta. Antes de descender al Tártaro ordenó a su esposa que no lo enterrara, y cuando llegó al Palacio de Hades fue directamente a ver a Perséfone a quien suplicó que le dejara volver al mundo superior para arreglar su entierro. Perséfone le concedió lo que quería, pero tan pronto se vio libre escapó. Por fin Hermes lo llevó de vuelta a la fuerza. Otra vez en el Tártaro, los Jueces de los Muertos le mostraron a Sísifo una piedra gigantesca, de igual tamaño al de la roca en que se había transformado Zeus, y le ordenaron que la subiera a la cima de una colina y la dejara caer por la otra ladera. Pero nunca ha conseguido hacer eso. Tan pronto como está a punto de llegar a la cima le obliga a retroceder de nuevo el peso de la piedra que vuelve a caer al fondo. Según Graves, la piedra de Sísifo era originalmente el disco solar y la colina por la que la hacía rodar la bóveda del cielo pues la existencia de un culto al sol en Corinto está bien demostrada. Mérope, avergonzada de ser la única Pléyade que tenía un marido en el infierno, abandonó a sus hermanas y no se la ha vuelto a ver jamás. (Efectivamente, una de las siete Pléyades desapareció a principios de la época clásica.) La versión ática de la leyenda consideraba, sin embargo, que los juegos habían sido fundados por Teseo, hijo de Poseidón, después de haber dado muerte al bandido Sinis, el “Pitiocamptos” o “Doblador de pinos”, a quien descuartizó entre dos árboles al igual que él hacía con sus víctimas. También al santuario de Poseidón en Isthmia acude Jasón, después de que Medea haya matado a sus hijos, a descansar a la sombra de la Argo lamentando su mala fortuna. Aquí encuentra la muerte cuando un madero de la nave varada se desploma sobre su cabeza.
Las primeras excavaciones sistemáticas tuvieron lugar en 1883 por la Escuela Francesa de Arqueología de Atenas. En 1930 el lugar fue excavado por los arqueólogos ingleses R. J. H. Jenkins y A. H. S. Megaw. Oscar Broneer tomó el relevo desde 1952 hasta 1967. Y en el 1989 la excavación importante la continuaron Paul Clement, Elizabeth Gebhard y Timothy Gregory bajo patrocinio de la Escuela Americana de Estudios Clásicos. El santuario de Posidón en el Istmo se encuentra situado en una llanura a 1,5 km del golfo Sarónico y a 16 km del golfo de Corinto, a los pies de la colina “Ράχη”. Durante las épocas clásica y helenística la llanura del santuario se extendió con la construcción de muros de sostenimiento al N y al E. Los corintios construyeron el primer estadio al SE, muy cerca del templo, pero el aumento de visitantes les obligó, desde la época helenística, a “trasladarlo” unos metros más lejos. De acuerdo con las fuentes, el santuario se extendía todavía más al oeste unos 560 m hasta el arroyo Κυρά Βρύση. Εn este lugar había un bosque sagrado (“Ιερά Νάπη”) con pequeños santuarios como el de Deméter y Kore, el de Diónisos y otros. En este lugar, una fuente con caudal permanente abastecía las instalaciones del santuario mediante una extensa red de abastecimiento. El yacimiento consta de las siguientes construcciones: 1. El templo de Poseidón (1). El primer templo de Posidón en Istmia es uno de los primeros templos monumentales en suelo griego. Se edificó entre el 690 – 650 a.C. Tenía unas dimensiones de 39,25 x 14,20 m, con 7 columnas de madera en sus lados cortos y 18 en los largos. La naos estaba construida con bloques de piedra muy bien trabajados y cubierta por grandes tejas cerámicas. No tenía frontones, pero su tejado constaba de cuatro paños. En las metopas estaban representados caballos y jinetes. Estaba situado en el lado norte del templo actual y todavía pueden verse sus cimientos. Hasta su destrucción por el fuego en el 460 – 450 a.C., el templo arcaico funcionaba también como tesoro para las ofrendas a Posidón. El segundo templo (460 – 450 a.C.) era un edificio períptero dórico (6 x 13 columnas) con pronaos, naos y opistodomo. Tenía unas dimensiones de 53,20 x 22,90 m. Originalmente la naos conservó su división original en dos partes por una hilera central de 6 columnas, algo excepcionalmente extraño para este periodo. Después de resultar seriamente dañado por un nuevo incendio en el 390 a.C., fue reconstruido con las tres naves tradicionales creadas por dos filas de 6 columnas en la naos. Los cimientos del Gran Altar (2) de la era clásica se encuentran delante del templo. Durante la época helenística, cuando se abandonó el santuario, la mitad norte del altar fue destruida para permitir el tránsito por dos caminos que discurrían por la zona frente al edificio sagrado. Aun son visibles los surcos en las ruedas en los bloques de piedra. Fue en el Gran Altar donde Pausanias vio las estatuas crisoelefantinas de Poseidón y Anfitrite en una cuadriga de caballos de mar, al niño Palemón de pie sobre un delfín y la estatua de Afrodita niña sostenida por Talasa, todas ellas donadas por Herodes Ático al santuario. 2. El Estadio (3). El primer estadio se construyó en el 550 a.C. Estaba conectado con el altar del templo de Posidón. En un principio estaba construido con tierra compactada. Tenía un estadio de longitud. En torno al 500 a.C., a lo largo del lado NE se construyó un “montículo” de tierra y piedras a modo de gradas para los espectadores. En la época clásica, este montículo fue sustituido por un muro de contención cuyos restos pueden verse hoy en día. También en esta época se le añadió una entrada con una puerta monumental con pilares de madera. Pueden verse aún las bases de dichos pilares talladas en la roca. En el siglo III a.C. se construyó un nuevo estadio en el valle del SE, a una distancia de unos 250 m del templo. Todavía no ha sido excavado. 3. El Palemonion (5), santuario del héroe Meliquertes, a quien se adoraba con el nombre de Palemón, se erigió a principios del siglo I d.C. Era un edificio circular con peristilo dentro del cual estaba la estatua de Palemón sentado en la espalda del delfín. Debajo del templo existe una sala subterránea llamada Áditon para cultos dedicados a Hades, donde decían que estaba escondido Palemón. 4. El Teatro (4), construido al final del siglo V a.C. pero del que hoy no quedan casi rastros pues fue destruido por Justiniano para utilizar sus materiales. Tenía una cávea rectilínea y la orchestra estaba situada muy debajo de la superficie del terreno. Fue reconstruido a finales del siglo IV a.C., cuando se levantó una cávea semicircular reconstruyéndose también toda la escena a la que se añadió un proscenio. Toda ella era de madera. En la época romana la cávea y la escena volverían a reestructurarse. Al NE del templo y bajo la cávea del teatro, se construyeron a finales del siglo V a.C. dos recintos subterráneos que se utilizaron durante casi un siglo. Estaban dedicados al culto de Diónisos o al de alguna otra deidad que desconocemos. En las diferentes estancias de las grutas había lechos para banquetes y una mesa para atender a unas 22 personas. En el exterior de cada habitación había patio, cocina y dos o tres lechos más. Al NO del teatro se encuentran unos baños romanos.
El museo se construyó en 1970 y se abrió al público en 1978. El arquitecto fue Παύλος Μυλωνάς. En las colecciones se incluyen: Colección de hallazgos del santuario de Posidón. Colección de hallazgos del santuario de Palémonas. Colección de hallazgos del asentamiento helenístico de Ράχης. Colección de hallazgos del antiguo puerto de Κεγχρεών. En el museo se exponen objetos que se utilizaban en los juegos que tenían lugar en el estadio de Isthmia. Entre las piezas expuestas más importes están: Estatuilla de bronce de un atleta. Periodo arcaico. Estatuilla de bronce de un hombre, probablemente Poseidón. Finales del siglo VI a.C. Un perirrantirio arcaico de 1,24 m de diámetro procedente del templo y que tiene como soportes 4 korai alternándose con cabezas de carneros o de toros, del siglo VII a.C. Se utilizaba para que los fieles se lavasen las manos antes de entrara en la naos. Fue una ofrenda de algún importante personaje o familia. La base circular puede verse hoy en día en el exterior de la pronaos del templo. Tejas del techo del templo arcaico. Segunda mitad del siglo VII a.C. Ánforas panatinaicas procedentes del templo. Finales del siglo VI a.C. Trozo de kouros del siglo VI a.C. Aríbalos corintio con representación de lucha de hoplitas. Siglo VI a.C. Toro de bronce de finales del siglo VI a.C. Gárgola de cabeza de león, del templo clásico. Siglo IV a.C. Se encuentra situada sobre la entrada al museo. Pero las piezas más importantes del museo son los 87 paneles de pasta de vidrio coloreada y marfil (opus sectilae) del siglo IV d.C., que muestran figuras (Homero y Platón), motivos egipcios, vistas de puertos y edificios desde el mar y escenas de pesca. Fueron descubiertas en 1976.
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