“…pues si fuera desolada la ciudad de los lacedemonios, y sólo quedaran los templos y los cimientos de los edificios, pienso que, al cabo de mucho tiempo, los hombres del mañana tendrían muchas dudas respecto a que la fuerza de los lacedemonios correspondiera a su fama.” (Tucídides. Historia de la guerra del Peloponeso. Libro I, 10, 2).
A la ciudad de Esparta se accede a través de la autopista Corinto – Trípoli – Kalamata. Pasado el Enlace Norte de Trípoli, el siguiente enlace nos conduce a la carretera que lleva a Esparta.
Dónde se encontraba la Esparta Micénica y el Palacio de Menelao no lo sabe nadie, pero es seguro que no se encontraba en la Esparta dórica de los tiempos históricos. Ésta la fundaron los dorios que bajaron del norte en torno al 1100 a.C. al mando de Aristodemo. Fundaron cuatro “barrios” alrededor de la colina en la que más tarde levantaron su acrópolis. Éstos eran: η Πιτάνη, η Μεσόα, η Κυνόσουρα y η Λίμναι. La organización del Estado espartano no fue obra de un solo legislador (Licurgo) sino que se forjó en los siglos VIII y VII a.C. Las bases estaban contenidas en lo que fue el documento más antiguo de la historia griega, el Rhetra, que data del siglo VII. El Estado espartano tenía un sistema de dos monarcas (archagetai), el Consejo de Ancianos (gerusia) y la asamblea de ciudadanos soldados (apella). En la primera historia espartana todas las decisiones se tomaban siguiendo la colaboración y acuerdo de estos tres cuerpos gobernantes. Durante los tiempos de guerra uno de los dos reyes se quedaba en la ciudad, atendiendo a sus deberes habituales, mientras que el otro, al que llamaban αρχιστράτηγος, tomaba el mando del ejército. El documento no hace mención de los cinco ephoroi que en un principio fueron sacerdotes (“vigilantes de los cielos”) y que sólo con la democratización del Estado se transformaron en una magistratura política bajo el poder de los monarcas. A finales del siglo VI a.C., este cuerpo había usurpado el poder monárquico, cuya única responsabilidad pasó a ser el ejército. Además de los espartanos (casta de los ciudadanos) estaban los periecos y los ilotas. Los primeros, también dorios que vivían en Laconia y componían la mayor parte del ejército, no eran miembros de la apella. El nivel inferior estaba representado por los ilotas (mesenios y habitantes predorios de Laconia), que simplemente eran siervos propiedad del Estado obligados a pagar tributos para mantener a los ciudadanos de Esparta. Los espartanos se consideraban descendientes de Aristodemo, descendiente a su vez de Hilo. De su mujer, Argía, tuvo gemelos: Euristeo y Procles. A Euristeo se le consideró el mayor de los dos y lo criaron por cuenta del Estado. Los hermanos siempre estuvieron en discordia y lo mismo hicieron siempre sus descendientes. Cabezas de las dos familias reales espartanas, es decir, de los Euripóntidas y de los Agíadas fueron, pues, Procles y Euristeo. Según Diodoro, Procles reinó cuarenta y un años, Soo treinta y cuatro, Euriponte cincuenta y uno, Prítanis cuarenta y nueve años, Eunomio cuarenta y cinco, y después de éstos, Carilao sesenta, Nicandro treinta y ocho, y Teopompo cuarenta y siete. También en este caso en el décimo año del último reinado comenzó la primera Olimpiada. Euristeo, según Diodoro, subió al trono ochenta años después de los hechos de Troya, y reinó durante cuarenta y dos años. A continuación, reinaron Agis, durante un año, Equéstrato treinta y cinco, y después de éste Labotas treinta y siete, Doristeo veintinueve, Agesilao, su sucesor, cuarenta y cuatro, Arquelao sesenta, Teleclo cuarenta, y Alcámenes treinta y ocho. En el décimo año de este último tuvo lugar el comienzo de la primera Olimpíada, en la que Cúribo de Elea venció en el estadio. Veamos, primero, la historia de la casa de los Europóntidas hasta el 427 a.C. En vida de Teopompo murió su hijo Arquidamo que dejó un hijo, Zeuxidamo. En tiempos de éste, los mesenios fueron expulsados del Peloponeso, al ser vencidos en guerra por segunda vez por los espartanos. De Zeuxidamo fue hijo Arquidamo, y de Arquidamo Agasicles, y a ambos les toco en suerte pasar toda su vida en paz y sin guerras. A Agasicles le sucedió su hijo Aristón y a éste su hijo Demárato que liberó junto con Cleómenes a los atenienses de los Pisistrátidas en el 510 a.C. Demárato tuvo que huir a Persia y Leotíquides ocupó su lugar. A éste le sucedió su nieto Arquidamo que fue el que invadió el Ática cada año y se apoderó por asedio de Platea en 427 a.C. Veamos ahora la historia de la casa de los Europóntidas hasta el 398 a.C. Cuando murió Arquidamo dejó dos hijos, Agis, que era el mayor, heredó el trono. Invadió continuamente el Ática con su ejército y fortificó el fuerte de Decelia (413 a.C.) Propuso la destrucción de Atenas en el 405 a.C. e invadió la Élide en el 402 a.C., firmando la paz con los eleos en 398 a.C. A Agis le sucedió Agesilao, el otro hijo de Arquidamo, que expulsó del trono a su sobrino Leotíquides, por considerar que no era hijo de Agis. Agesilao decidió pasar con sus naves a Asia para destruir a Artajerjes, pero tuvo que volver a causa de la llamada guerra Corintia que puso en pie de guerra a la Hélade contra Lacedemonia. Veamos, a continuación, la historia de la casa de los Agíadas entre 685 y 520 a.C. A la muerte de Alcámenes, Polidoro, su hijo heredó el reino. La primera guerra mesenia llegó a su punto culmínate en su reinado. Polemarco, miembro de una distinguida casa en Lacedemonia, dio muerte a Polidoro. A éste le sucedió su hijo Eurícrates y a éste su hijo Anaxandro que venció definitivamente a los mesenios. De Anaxandro nació un hijo, Eurícrates y de este segundo Eurícrates, León. A León le sucedió su hijo Anaxándrides que venció a los tegeatas. Seguimos con la casa de los Agíadas entre 520 y 458 a.C. A Anaxándrides le sucedió su hijo Cleómenes que invadió la Argólida y también hizo expediciones contra Atenas, la primera vez consiguiendo la liberación para los atenienses de los hijos de Pisístrato (510 a.C.) y después (508 a.C.) para ayudar a establecer una tiranía en Atenas a favor del ateniense Iságoras, tentativa en la que fracasó. Cleómenes se dio muerte a sí mismo en un ataque de locura y como no tenía hijos varones el poder pasó a Leónidas, otro hijo de Anaxándrides, quien cayó en las Termópilas luchando contra los persas. Pausanias, hijo de Cleómbroto, no llegó a ser rey; pero siendo tutor de Plistarco, el hijo que Leónidas había dejado todavía niño, condujo a Platea (479 a.C.) a los lacedemonios, y después con la flota al Helesponto. Veamos, a continuación, la historia de la casa de los Agíadas entre 458 y 380 a.C. Pues bien, Plístarco, hijo de Leónidas, murió al poco tiempo de haber heredado el trono, y obtuvo el poder Plistoanacte, hijo de Pausanias que había sido jefe en Platea. De Plistoanacte nació Pausanias. Este Pausanias invadió el Ática en 403 a.C. para establecer firmemente la tiranía de aquellos a quienes Lisandro había confiado el mando. Pausanias acabó huyendo de su país por temor a ser condenado en juicio. Cuando Pausanias huyó, sus hijos Agesípolis y Cleómbroto eran todavía muy jóvenes, y Aristodemo, que era su pariente más próximo era su tutor. El éxito de los lacedemonios en Corinto en 394 a.C. sucedió bajo el mando de Aristodemo. Agesípolis, por su parte, después de que crecido llegó al trono, hizo la guerra contra los argivos en el 387 a.C. en la que terminó por retirarse de la Argólida. Luego intentó tomar Olinto, pero le sobrevino la muerte en el 380 a.C. La oliganthropía (“falta de hombres”) propició la caída de Esparta y, tras dos siglos de hegemonía en el Peloponeso (y de varias décadas en toda Grecia), condujo a su derrota en la batalla de Leuctra en el 371 a.C. lo que se produjo bajo el mando de Cleómbroto, que había obtenido el poder al morir sin hijos Agesípolis. Él mismo cayó en la batalla. Tras esta batalla sufrió la invasión tebana de 370 a.C., en la que Epaminondas estuvo a punto de tomar la ciudad, pero resistió debido a la resistencia encarnizada de los espartiatas. En el año 362 a.C., una nueva campaña de Epaminondas, por motivos de la escisión que se produjo en Arcadia y las revueltas que habían llevado al Peloponeso a una situación dudosa, hizo que el nombrado Epaminondas llevara inesperadamente sus tropas hacia Esparta. Epaminondas no pudo tomar Esparta, y él mismo cayó muerto en la batalla de Mantinea. Dice Pausanias, que la divinidad concedió a los mesenios apoderarse de Esparta. En efecto, lucharon en Selasia (222 – 221 a.C.) contra Cleómenes y ayudaron a Arato y a los aqueos a destruir Esparta. De los Agíadas, Cleómenes fue el último rey que reinó en Esparta. Murió en Egipto en 219 a.C. Fue ocupada por los romanos en 195 a.C.
Existen trazas de presencia micénica suficientes para explicar la principal leyenda de la mitología espartana: el amor de Zeus por Leda, mujer del rey Tíndaro. Para seducirla, el dios tomó la forma de un cisne y Leda esa noche yació también con su esposo. Puso dos huevos de los que eclosionaron cuatro niños: dos varones, Castor y Pólux, y dos mujeres, Helena y Clitemnestra. Los Dióscuros (los “hijos de Zeus”) tomarían parte en los más conocidos mitos panhelénicos: la expedición de los Argonautas, la caza del jabalí de Calidona, el rapto de las Leucípidas y otros. Los nombres de las mujeres están unidos indisolublemente a la guerra de Troya puesto que Helena se desposó con Menéalo y Clitemnestra con Agamenón. Después de la muerte de Hipodamía, mujer del lapita Pitritóo, éste indujo a Teseo, cuya esposa Fedra se había ahorcado recientemente, a hacer una visita a Esparta en su compañía y llevarse a Helena, que tenía 12 años, para así emparentar con Zeus. La sortearían y luego raptarían a otra de las hijas de Zeus para el perdedor. Una vez que decidieron esto, condujeron un ejército a Lacedemonia, se apoderaron de Helena mientras ésta ofrecía un sacrificio en el templo de Ártemis Orthia y se la llevaron a Atenas dónde posteriormente sería rescatada por sus hermanos los Dióscuros.
La Esparta descrita por Pausanias era una ciudad normal: murallas defensivas, un ágora, un teatro, varios gimnasios, pórticos y 64 templos. Apenas quedan restos hoy de la antigua Esparta. Los que han salido a la luz desde 1905 por la iniciativa de la Escuela Británica de Atenas son sólo un pálido reflejo de la que fuera una de las ciudades más célebres de la antigüedad. Entre 1960 y 1965 tuvieron lugar excavaciones a cargo del profesor Χρ. Χρίστου. En 1992 la Escuela Británica retomó otra vez las excavaciones del lugar, principalmente en el teatro y en el ágora. La urbanización de la ciudad fue producto de la renovación helenística y, aún más, romana. De ello quedan restos en la zona de la acrópolis y la ciudad baja, en forma de “abanico”, según la describe Polibio, justo al norte de la ciudad moderna. En el lado norte de la Acrópolis estaba el santuario de Atenea Calcieco (literalmente “de la morada de bronce”) ubicado en el lugar más elevado, es uno de los más importantes de la acrópolis. Se remonta al año 1100 a.C. Durante el siglo VI a.C. fue destruido debido a las inundaciones, y un nuevo santuario, de mayor tamaño, se edificó ese mismo siglo cerca del emplazamiento original. El templo se realizó según los planes del arquitecto Vathykles de Magnesia. En el santuario, los antiguos espartanos solían realizar danzas utilizando máscaras. Además, fue centro del Agogi, el sistema educativo para los jóvenes espartanos. Era el templo más importante de la antigua Esparta y estaba decorado con hojas de bronce que tenían representaciones en relieve (los trabajos de Heracles, el rapto de las hijas de Leucipo, Hefesto quitando las ataduras a su madre, las ninfas regalando a Perseo el casco y las sandalias, el nacimiento de Atenea, Anfitrite y Poseidón, etc.) Aquí se escondió el rey Pausanias con la intención de evitar la furia de sus conciudadanos al igual que, más tarde, Licurgo y, más tarde aún, Agis. La estatua de la diosa era de bronce y fue realizada por el escultor local Gitiadas (broncista de finales del siglo VI a.C.) quien también compuso un himno a la diosa. En este templo se refugió el general Pausanias, tras ser acusado de connivencia con los persas, y de él que fue sacado por los espartanos para darle muerte. En el siglo III d.C. se realizó la última renovación, al combinarse el santuario y su altar en el interior de un templo-anfiteatro, utilizado hasta la destrucción de Esparta, en 396 d.C. A continuación del santuario de Atenea Calciecos, han salido a la luz restos del templo de Atenea Ergani. En las pendientes del sudoeste de la acrópolis se ha desenterrado un edificio teatral que, a juzgar por su apariencia hoy, parece datar del siglo II a.C. Fue restaurado en tiempos de Augusto. Del antiguo teatro (a) no se ha salvado nada, pero durante las excavaciones salió a la luz un pequeño trozo del teatro romano. Es una gran estructura pública, sostenida por dos grandes muros. Se presume que 16.000 era el número de espectadores que podía albergar. La cávea estaba dividida en dos zonas con 48 gradas en total. La escena original estaba hecha de madera. En época romana, el centro del escenario estaba compuesto por mármol blanco, mientras que las paredes eran de piedra caliza. La entrada se localizaba sobre el lado este del teatro. En el muro de sostenimiento de la cávea que estaba más al este estaban grabados los nombres de las personas importantes de la ciudad con indicación del año, lo que constituye un auténtico archivo de piedra de la ciudad de Esparta. Más al este han salido a la luz los restos del templo de Ártemis Knagía. A continuación, hay una estructura semicircular de más de 40 m de diámetro. Está hecha con bloques de piedra sin argamasa, sobre una plataforma de tres escalones y era el llamado Χορός (b), una especie de exedra en la que durante las fiestas de las Γυμνοπαίδια los efebos bailaban alrededor de las estatuas de Apolo, Artemisa y Letó. Según Pausanias, aquí estaba el heroon de Brásidas, el más destacado general espartano en la guerra del Peloponeso. Frente al antiguo teatro y al oeste del ágora se ha salvado un pequeño edificio (12,5 x 8,30 m) con forma de templo que lleva por nombre Leonidio. Se trata de un monumento funerario del siglo V a.C. con dos tálamos construidos con grandes bloques de piedra donde, según la tradición, habían sido trasladados los huesos del mayor héroe de la antigua Esparta, Leónidas. Sus huesos, según Pausanias, los recogió de las Termópilas cuarenta años después Pausanias. Aquí los espartanos celebraban juegos cada año. Las excavaciones realizadas por el Servicio Arqueológico Griego entre 1970 y 1971 condujeron al descubrimiento de los restos de una stoa romana (c) al este de la acrópolis, fechada en el 125-150 d.C. Dicha stoa podría haberse erigido en el lugar de la célebre “stoa persa” construida con el botín conseguido de los persas. En el Λίμναι (de limne, “pantano”) en el margen derecho del río Eurota, se erigió el santuario de Artemisa Orthia (d), lugar que parece haber sido frecuentado desde el siglo IX a.C., y en el que los espartanos decían conservar la estatua de la diosa traída por Ifigenia, Orestes y Pílades desde el país de los Tauros. En época antigua, los lacedemonios realizaban en este lugar sacrificios humanos ante la estatua de Ártemis Taurópola, pues el oráculo les había ordenado manchar el altar de sangre humana como penitencia por las cruentas luchas intestinas que a punto estuvieron de acabar con su pueblo. Más tarde, Licurgo sustituyó los sacrificios por el azote de los efebos. En el IX a.C. se erigió un altar en el santuario y a mediados del VIII a.C. se levantó un pequeño sacellum. De éste quedan restos de las basas en el eje E – W de los soportes que soportaban el techo. En el siglo VI a.C. este templo se destruyó, probablemente a causa de una inundación, y sólo quedó de él una de sus esquinas que se utilizó en la construcción del nuevo templo. El recinto entonces se amplió hacia el sur, y este segundo templo se conservó hasta el siglo II a.C. cuando se reconstruyó sobre sus mismos cimientos. De este segundo templo son visibles los cimientos. Sobre un krepídoma de 17 x 6,6 m se levantaba un templo dístilo con dos columnas dóricas en la fachada. Los bloques de adobe con que estaba construida la cella no se han conservado. De los restos hallados en las excavaciones parece deducirse que su frontón estaba decorado con relieves de leones. No obstante, la mayor intervención en el templo se realizó durante el siglo III d.C. cuando al este del mismo se levantó un anfiteatro y un nuevo y mayor altar más cerca del templo. Sólo quedan de él los cimientos del templo-teatro. En él se realizaban durante la época romana concursos de latigazos (diamastógosis) entre jóvenes bajo la mirada de sus padres. Sufrían hasta la extenuación antes que rendirse. El vencedor era el que quedaba en pie cuando todos los demás habían caído o incluso muerto. El premio era una estela votiva en el templo. Hallazgo célebre en el lugar es la copa del Pintor de Arquésilas (por el nombre del rey de Cirene representado), con una escena que muestra la pesada de silfio (una planta medicinal muy apreciada) (Paris, Biblioteca Nacional.)
El Museo Arqueológico de Esparta expone materiales correspondientes al periodo que se desarrolla entre el Neolítico y los finales de la Época romana. Lugar importante ocupan los hallazgos provenientes de los grandes santuarios de Esparta. Se encuentra situado en la calle Λυκούργου muy cerca de la calle Κωνσταντίνου Παλαιολόγου El museo comenzó a edificarse el 1874 con proyecto del arquitecto Γ. Κατσαρού y se terminó el 23 de enero de 1876. El resultado de las excavaciones realizadas en Esparta a finales del siglo XIX obligó a ampliar el museo con la construcción de nuevas salas entre los años 1905 – 1908. Dos nuevas salas, por los mismos motivos, se añadieron el año 1936. El gran número de hallazgos que se produjeron durante las décadas 1970 – 1990 han obligado a plantearse la construcción de un nuevo edificio en la entrada norte de la ciudad, actualmente en trámites administrativos. El Museo cuenta con un total de 7 salas con un espacio expositivo total de 500 m2. En la entrada (SALA I) se encuentran estelas de los tiempos romanos a las cuales se han incorporado hoces de hierro, ofrendas de los vencederos en los concursos que tenían lugar en el templo de Artemisa Orthia. El ala norte tiene tres salas: En la SALA II, en vitrinas de madera, se exponen restos del templo de Artemisa Orthia, principalmente máscaras monstruosas de uso religioso (siglos VII a VI a.C.) y dos metopas de arcilla que aún conservan trazas de policromía. También hay una muestra interesante de pequeños bronces de la segunda mitad del siglo VI a.C. En la misma sala se exponen también hallazgos del santuario de Atenea Calcieco, del Amiklés y del Menelaio. Entre estos destacan: Empuñadura de espejo elaborada en bronce con representación de una muchacha desnuda. Siglo V a.C. Estatuilla de bronce de Atenea, procedente del templo de Atenea Calcieco. Hacia el 450 a.C. Estatuilla de bronce de una figura sentada procedente del santuario de Artemisa Orthia. Finales del siglo VIII a.C. Se expone también una gran crátera funeraria datada del 600 – 575 a.C., con decoraciones en relieve de escenas de caza, batallas y desfiles de carros, encontrada en Esparta. En la SALA III sala se exponen esculturas principalmente del periodo romano. En el centro de la sala se expone la cabeza de la estatua de la Fortuna de la ciudad. Se exponen también partes de algunos mosaicos de los periodos helenístico y romano (destaca el retrato de Alcibíades) y un modelo de arcilla de un barco romano del cabo Malea (finales del siglo I a.C. a principios del siglo I d.C.). En la SALA IV se exponen joyas, ídolos y armas encontradas en tumbas micénicas en Πελλάνα, Αμυκλές y otros lugares de Laconia (1350 – 1150 a.C.) El ala sur del museo tiene también tres salas: En la SALA V se exponen mosaicos romanos. En la SALA VI se exponen restos arquitectónicos del Amiklés (siglo VI a.C.) y esculturas de la época arcaica como la figura sentada de principios del siglo VI a.C. encontrada en Esparta. Digna de mención es una estela piramidal del siglo VI a.C. decorada con las parejas de Helena y Paris y Menéalo y Helena, y relieves con parejas de divinidades como las dos que se exponen de los Dióscuros (575 – 550 a.C. y finales del siglo VI – principios del siglo V a.C.). Se expone también una pequeña parte de las ofrendas del santuario de Agamenón y Casandra. Otra pieza interesante es la cabeza femenina de arcilla procedente de la acrópolis de Esparta del siglo VII a.C. En la SALA VII, en el centro, se expone el busto de mármol de un guerrero espartano en estilo severo, presumiblemente Leónidas, descubierta cerca del santuario de Atenea Calcieco y que data del 490 a.C., aproximadamente. Pueden verse también una estatua de Ilitía (550 – 525 a.C.), la diosa del parto y una gigantesca cabeza de Hera del siglo III a.C.
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