“El Cotilio dista de la ciudad unos cuarenta estadios. En él hay un lugar llamado Vases y el templo de Apolo Epicúreo, de mármol incluso el techo.” (Pausanias. La Descripción de Grecia. Libro VIII, 41,7).
El acceso al templo es complicado. Desde la localidad de Valira debemos seguir el itinerario Valira- Meligalás- Diabolitsi – Agriovouni – Stásimo – Petra y, desde aquí, seguir la carretera hasta el cruce con la carretera que lleva a Andritsena. En este cruce, hay que tomar el sentido contrario al que conduce a Andritsena. A unos 4,5 km tenemos el acceso al templo.
Cerca de Andritsaina, en el monte Κωτίλιον, a una altura de más de 1.131 m, quedan restos visibles de un antiguo culto que se remonta al siglo VII a.C. El lugar estaba relacionado con la ciudad de Figalia, a unos 13 km, y se reparte entre dos recintos a diferentes niveles en la montaña. El superior contiene los restos de un pequeño templo dedicado a Afrodita y de uno algo mayor, con pronaos y naos pero no perístasis, dedicado a Artemisa Orthia. El nivel inferior contiene un templo dedicado a Apolo que ha sido reconstruido en varias ocasiones hasta convertirse en uno de los más impresionantes y mejor conservados templos de Grecia. Pausanias manifiesta categóricamente que fue construido por los figalios de acuerdo con los planos del célebre Ictino debido a que el dios les salvó de la peste que azotó a los atenienses durante las guerras del Peloponeso. Ahora bien, es muy probable que en los tiempos antiguos Apolo fuese adorado como un dios guerrero debido a la gran cantidad de armas encontradas en las excavaciones del santuario y que posteriormente, en la época clásica, se transmutase su carácter al de un dios de paz, al igual que sucedió con otros dioses olímpicos de acuerdo con el nuevo espíritu del siglo V a.C. Pausanias refiere que cuando los lacedemonios ocuparon la ciudad de Figalia después de la segunda guerra mesénica (657 a.C.) algunos arcadios consiguieron llegar al oráculo de Delfos donde la Pitia les comunicó que no recuperarían nunca su patria sino movilizaban 100 elegidos mercenarios de Oreszasio que dieran su vida por la victoria. Y así sucedió: todos cayeron en la lucha y Figalia volvió a ser arcadia. En agradecimiento a los oreszasienses, los figalios edificaron un impresionante “πολυάνδριο” en el ágora de su ciudad. Probablemente, fue entonces cuando colocaron en lo alto del monte Κωτίλιον los cimientos del primer templo de Apolo Epicúreo. Como sucedió con otros monumentos griegos, parece que la destrucción del templo comenzó en época romana cuando Augusto llevó a Roma las estatuas del templo (si es que alguna existía) así como las metopas con relieves del mismo para adornar los edificios públicos de la capital de su imperio.
El asentamiento que había en el lugar en tiempos arcaicos y clásicos se llamaba Βάσσαι en razón a su morfología (pequeños valles βάσσες o βήσσες dentro de extensiones de roca.) Parece que el nuevo templo, es decir, el que podemos contemplar hoy en día, se edificó sobre los cimientos de otro más antiguo alguno de cuyos restos también han salido a la luz. Su descubrimiento y estudio fue obra del arquitecto francés J.Bocher en 1765, pero las excavaciones hubieron de aguardar hasta 1812 impulsadas por el interés de los británicos C.R. Cockerell y J.Foster y del arquitecto alemán K.Haller von Hallerstein. Resultado de estas excavaciones fue el que salieran a la luz las 23 placas del famoso friso de la naos (cella) del templo y el capitel corintio de la columna que cierra la parte posterior de la misma. En 1815 el friso fue adquirido por el Museo Británico en donde se encuentra hasta el día de hoy. La Sociedad Arqueológica Griega realizó obras de excavación y reconstrucción en Basses entre 1902 y 1908, dirigidas por Κ. Κουρουνιώτης. Otro pequeño lugar de culto salió a la luz en 1903. Se trata de un conjunto de dos templos encontradas a una altura 100 m sobre el templo de Apolo Epicúreo, a su NO y accesible por un camino muy abrupto. Se trata del templo de Afrodita Kotilio y del de Artemisa Orthia de acuerdo con las informaciones de Pausanias. Los dos pequeños templos están constituidos por pronaos y naos. Después de caer en el olvido el yacimiento durante un largo periodo de tiempo, en 1982 se acometieron ya de forma sistemática las tareas de restauración y conservación del monumento (entre las que se encuentra la construcción de la gran carpa que le protege hoy en día) por el Ministerio de Cultura al ser catalogado como de importancia histórica, arquitectónica y artística única. En 1986 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La orientación norte-sur del templo de Apolo Epicúreo, en vez de la habitual este-oeste, parece que se debió a motivos de mejor aprovechamiento del espacio disponible para la construcción del monumento; aunque según Ν. Γιαλούρη las razones son estrictamente religiosas al relacionarse el dios Apolo con el Norte (Βορράς), y especialmente con las regiones Hiperbóreas, ya que de acuerdo con el mito el dios viene cada verano desde las regiones Hiperbóreas trayendo las cosechas y el florecimiento a la tierra para después marcharse en otoño. La planta parece imitar a la del templo de Apolo en Delfos, con una perístasis de 6 x 15 columnas dóricas (novedad que contrasta con la disposición usual en la época de 6 x 13), libres de correcciones ópticas, y una relación longitud/anchura de 2,5. (Las dimensiones del templo son aproximadamente de 40 x 16 m.) La naos contiene también un adyton, sala donde se consultaba el oráculo. Pausanias atribuye su construcción al famoso arquitecto ateniense Ictino durante el periodo 420 – 400 a. C. Las metopas de los frisos exteriores del templo parece que estaban decoradas con relieves que tenían como modelo las del templo de Zeus en Olimpia. Las diferencias importantes con los cánones arquitectónicos de la época se encuentran en la naos: allí los elementos decorativos parecen haber recibido más importancia que la arquitectura. Los pequeños muros transversales interiores están conformados con semicolumnas jónicas creando nichos verticales. El famoso friso de la cella tiene una longitud de 31 m y una altura de 63 cm y está constituido por 23 placas de mármol: 11 tienen como tema la Centauromaquia y 12 la Amazonomaquia. La primera estaba representada en los frisos de la mitad sur de la nave mientras que la segunda en los de la mitad norte. Cada placa contiene una escena completa. Gran innovación en este templo supone el usar un orden corintio para cerrar la parte posterior de la naos desde el ádyton con una columna cromática. El capitel corintio de la columna de cierre de la naos es el más antiguo de los capiteles corintios que se conocen en la historia de Grecia. Según algunos especialistas también eran corintios los capiteles de las dos semicolumnas últimas de la cella. De acuerdo con algunos estudios, o bien un altar, o bien la estatua del dios se encontraba en el adyton, enfrente de la puerta lateral de acceso al mismo, y se iluminaba cuando la luz del sol al amanecer entraba por dicha puerta. Aunque, según otra teoría, no habría escultura alguna del dios sino que la columna corintia sería considerada como la representación de la divinidad. De acuerdo con antiquísimos cultos que parece que pudieron pervivir en los lugares alejados de los grandes centros culturales de la Arcadia, una columna (κίονας) era adorada frecuentemente tomando el lugar del dios (kionolatría.) En cualquier caso, cuenta Pausanias que en el ágora de Megalópolis sobre un impresionante pedestal, se levantaba la estatua de Apolo de 12 pies de altura que había sido llevada allí desde Basses para ornamentar la nueva ciudad, fundada en torna al 369 a.C. Ahora bien, no sabemos si esta estatua era la que estaba dentro del templo o correspondía a otro lugar de la población de Basses. El museo Los hallazgos procedentes de las primeras excavaciones se encuentran en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas (a excepción del friso de la cella que está en el Museo Británico como ya se ha dicho), mientras que los procedentes de las excavaciones más recientes están en el Museo de Olimpia. Entre las piezas más importantes encontradas en las excavaciones están: Vaso de alabastro de estilo protocorintio (s.VI a.C.) con figura de esfinge grabada. (Museo Arqueológico Nacional.) Vaso con forma de cabeza de carnero (s.VI a.C.) (Museo Arqueológico Nacional.) Caballo de bronce de la época geométrica (segunda mitad del s. VIII a.C.) (Museo de Olimpia.) Dos estatuillas de bronce que representan al dios Apolo, de mediados del siglo VI a.C. (Una en el Museo Arqueológico Nacional y la otra en el Museo de Olimpia.)
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