En Igoumenitsa cogemos la carretera que nos lleva Ampelia y la seguimos hasta Parapótamos y Agios Georgios. Atravesamos este último pueblo y seguimos en dirección Kato Koritiani. A la izquierda nos sale un desvío que nos lleva a Geroplátanos. Cruzamos el puente sobre el río Kalamás y a mano izquierda tenemos la colina sobre la que se encuentra el yacimiento.
Las primeras huellas de ocupación de la colina de Dóliani se remontan a la época arcaica (siglo VII a.C.). Su privilegiada situación lleva aparejado el control de la llanura de alrededor, tanto hacia el norte como hacia el sur. Sus lados sur y oeste están protegidos por un barranco que recorre el río Kalamás. El asentamiento helenístico (siglo IV a.C.) posiblemente se identifica con la antigua Fanotís, centro de la antigua raza Thesprotia de los fanoteos. Referencias a esta ciudad las encontramos en el historiador romano Tito Livio según el cual, la ciudad rechazó el cerco de los romanos al mando de Apio Claudio en el 169 a.C., entregándose, no obstante, al año siguiente al general romano L. Anicios, y siendo la primera de todas las ciudades epirotas en entregarse a Roma.
En 1995 se llevó a cabo una pequeña excavación en el sector NE de la acrópolis durante la cual se descubrió parte de un edificio, posiblemente una gran casa de la época helenística, que volvió a utilizarse en época romana y postbizantina. En 2001 se localizó una cista helenística. El asentamiento era una fortaleza natural, principalmente por sus lados oeste y sur, pues estaba instalado en la cumbre de una colina calcárea de fuertes pendientes. Para la protección de los lados practicables, en el norte y en el este, se construyó una fuerte muralla doble contemporánea de la fundación de la ciudad (segunda parte del siglo IV a.C.) que se conserva en una gran parte de su longitud y altura. El recinto interior que protegía la acrópolis sufrió muchas reparaciones por lo que se encuentra en un muy buen estado de conservación. El resto del asentamiento, que se extendía por las laderas más llanas de la colina está protegido por el segundo recinto que contaba con bastiones de descuidada construcción en su lado oeste. Una extensión de la muralla de la acrópolis hacia el NO aseguraba a los habitantes el acceso sin impedimentos al río Kalamás. La construcción de esta doble muralla estaba reforzada por torres. Tanto el recinto interior como el exterior estaban construidos con caliza local según el sistema pseudoisodómico y su anchura variaba entre 3,50 y 4,50 m. Cada uno estaba construido a su vez por dos paredes rellenas de piedras de pequeño tamaño. La muralla disponía de una puerta con arco protegida por dos torres cuadrangulares en el lado NE del recinto interior. En la construcción de la torre oeste se empleó el sistema isodómico, mientras que en la de la torre oriental el trapezoidal. La puerta tenía un dintel en arco que apoyaba en dos hastiales que convergían ligeramente. En los extremos de los hastiales se distingue la configuración de los anclajes de las dos hojas, mientras que en el exterior se conservan los agujeros donde se encastraba el madero de seguridad. El arco estaba constituido por cinco dovelas, cuatro de las cuales se encontraron casi superficialmente en el mismo sitio en donde cayeron. El espacio de la entrada detrás del arco estaba recubierto probablemente por un suelo de madera. Allí podía conducir la escalera de piedra que existe en el exterior de la muralla, al oeste de la abertura de la puerta. En el mismo recinto había con seguridad otras tres puertas más y la posibilidad de una quinta. Las viviendas se concentraban en la cumbre de la colina sobre una malla de calles que se ha descubierto en el sector NE. A salido a la luz una pequeña sección del antiguo planeamiento urbanístico: Dos viviendas consecutivas del periodo clásico – helenístico (siglos IV – III a.C.), a la vez que pequeñas secciones de otras casas a lo largo de una calle central. Estas viviendas continuaron utilizándose después de la conquista romana del 168 a.C. y, ocasionalmente, durante los periodos bizantino y otomano. En el interior de la acrópolis, debido a su uso continuado, los modernos rellenos han cubierto totalmente los antiguos edificios de los cuales ha salido a la luz la gran vivienda antes comentada de época helenística, al norte de la cual había otra del mismo periodo con añadidos y reformas posteriores. La necrópolis principal de la época helenística se encontraba en las laderas de una colina vecina, en un lugar que había sido ya utilizado en la época arcaica. Varios grupos de cistas helenísticas se han encontrado también en una amplia zona alrededor de la antigua ciudad.
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