El acceso a El Pireo se realiza a través de la estación de metro de Πειραιάς. El Museo Arqueológico se encuentra en la calle Χαρ. Τρικούπη.

El primer museo arqueológico de El Pireo se levantó el 1935 en el lado norte del teatro helenístico de Zea. Extensión suya es el nuevo museo que empezó a construirse en 1966. Sala 1. Vestíbulo. En ella está expuesto un espolón de bronce de una triere con forma de tridente de 0,8 m de longitud, datado en el siglo IV a.C. Se trata de una pieza única puesto que todos los demás espolones encontrados pertenecen a barcos más modernos. Sala 2. Cerámica y pequeños objetos desde la época minoica a la helenística (1500 – 300 a.C.). Destaca en esta sala un ritón micénico (s. XIV – s. XIII a.C.) de cabeza de cerdo, uno de los raros ritones zoomorfos de esa época, y un ánfora de enterramiento del periodo protogeométrico en la que se ha enrollado alrededor la espada del muerto. Sala 3. El Apolo de bronce de El Pireo. El Apolo de bronce de El Pireo, pertenece, junto con las otras tres estatuas también de bronce que se exponen en la sala 4, al restringido grupo de las 35 grandes estatuas de bronce griegas de todos los tiempos que se conservan en los museos de todo el mundo. El Apolo es la única estatua en bronce de un κούρος y, además, para algunos investigadores, es la estatua de broce griega más antigua que se conserva. La época en que debe datarse es incierta. Para algunos es una estatua que pertenece a la gran década de la plástica arcaica (530 – 520 a.C.), mientras que otros lo atribuyen al estilo arcaizante del final de la época helenística. Sala 4. Las estatuas de bronce del siglo IV a.C. La llamada gran Artemisa, la primera estatua de la sala, es atribuida por varios investigadores al escultor Eufranor, y por lo tanto dataría de la mitad del siglo IV a.C. La llamada pequeña Artemisa pertenece a la segunda mitad del siglo IV a.C. La Atenea parece a primera vista la más antigua de las tres obras, sin embargo, data de mediados del siglo IV a.C., o, quizás, de un poco antes. Las cuatro estatuas de bronce, que constituyen las joyas del Museo, salieron a la luz el 18 de julio de 1959 con motivo de las excavaciones que se estaban realizando en una obra de abastecimiento en las inmediaciones del Τινάνειος Κύπος. La excavación continuó a cargo del Director del Servicio de Arqueología, Γιάννης Παπαδημητρίου. Esa misma tarde se trasladaron al Museo el Apolo y la gran Artemisa. El sábado siguiente, el 25 de julio, salieron a la luz la llamada pequeña Artemisa y la Atenea. Permanece abierta la pregunta en torno a la razón y la fecha de ocultamiento de las estatuas que pudo ocurrir en cualquier momento entre el siglo I a.C. y el siglo III d.C. cuando la ciudad de Atenas fue destruida totalmente por los hérulos. Según una hipótesis las estatuas habrían sido guardadas en la antigüedad en una stoa del puerto, con la intención de trasladarlas a Italia después de la destrucción de los templos del Pireo por Sila en el 86 a.C. Las estatuas podrían proceder de alguno de los templos del Pireo o, según otros, de Delos del tesoro que Mitrídates, después de la destrucción de la isla en el 88 a.C., envió a Atenas. Sala 5. El santuario de la Madre de los dioses (Cibeles) en Μοσχάτο. Reconstrucción de un antiguo santuario. Frente a la entrada de la sala se encuentran dos Hermes que se usaban como hitos de delimitación de espacios privados, públicos o sagrados. Su cabeza pertenece al tipo arcaico llamado γενειοφόρος (“barbudo”) que fue creado por el discípulo de Fidias, Alkamenis. Datan del siglo I a.C. La sala se ha configurado como un antiguo santuario: el templo, el altar, los relieves votivos y el aspersorio proceden de diferentes templos de El Pireo y de sus alrededores. El núcleo lo constituye el templete con la estatua de culto de Cibeles, la Madre de los dioses que se encontró en Μοσχάτο. Data del siglo IV a.C. y la estatua es una copia de la escultura de Fidias del mismo nombre atribuida a Agorákrito, alumno suyo. Un león, del que sólo se conservan dos patas, se erguía a su lado en una columna independiente. Debajo de la ventana, se exponen algunos de los relieves votivos más bellos del museo: uno de ellos procede del Asclepio que había en El Pireo, de finales del siglo V a.C. Otro pertenece al grupo de los llamados “νεκρόδειπνα” en el cual, el difunto al que está dedicado parece que participa en un banquete divino sin fin. Aquí también se expone la única estatua que se encontró en el santuario de Atenea Mounichia que data del periodo de esplendor del santuario, el siglo II a.C. La reconstrucción del santuario se completa con un altar monolítico con una epigrafía dedicada a Mitra, el culto que conoció un particular esplendor en el siglo III d.C., y con un aspersorio, con el agua para la purificación, que se colocaba a la entrada de los templos que data de finales del siglo VI a.C. Sala 6. Estelas funerarias 420 – 350 a.C. De los tiempos de la guerra del Peloponeso data la estela de los jóvenes hoplitas Χαιδέρημος y Λύκεας, que se encontró en Salamina. Del mismo tiempo, y también encontrada en Salamina, es la estela del actor que sostiene una máscara. La estela de Ιππώμαχος y Καλλίας data del siglo IV a.C. al igual que la estela de Άνδρων en la que éste saluda a su hijo muerto antes que él que le recibe en el Hades. La estela de Glifada es una de las estelas más importantes de la primera década del siglo IV a.C., mientras que la estela de Αγήτορος, un atleta de Mégara, data de la tercera década. En medio de la sala está la estatuilla de un joven atleta, perteneciente a la primera década del siglo IV a.C. Salas 7 y 8. Estelas funerarias 350 – 307 a.C. En esta época aumenta el tamaño de las estelas, la profundidad de las representaciones, el volumen de las formas y su expresividad. Muchos de los más impresionantes monumentos funerarios de esta época adornaban la concurrida avenida que unía El Pireo con Atenas entre los Muros Largos. De uno de estos monumentos procedía el colosal león de Moschato. La sala 8 está conformada en tres niveles. En el nivel superior destaca la estela funeraria de Παγχάρους, única por su altura (3,5 m) y su decoración que, quizás lo mismo que el león, decorase la tumba de uno de los miles de atenienses que murieron en Queronea en el 338 a.C. A otro mundo nos conducen el resto de los relieves que ocupan la sala: La estela fúnebre de la calle Πειραίως y la llamada de la Despedida, cuyo motivo fue muy repetido en la época como lo demuestra otra estela igual que se expone en el Museo Arqueológico Nacional. La cumbre del desarrollo del arte de las estelas funerarias y de la riqueza de los monumentos funerarios la constituye el Monumento de Καλλιθέα de la segunda mitad del siglo IV a.C. que se encontró en 1968 al lado de los Largos Muros, cerca de la estación de Metro de Καλλιθέα. Es probable que en su construcción se utilizase como modelo el Mausoleo de Halicarnaso. Sobre un alto pedestal se desarrolla un friso con representaciones de una Amazonomaquia. Sobre éste tres escalones: el primero con los nombres de los difuntos, el segundo con un friso en que se representan monstruos y leones y toros en las esquinas. Sobre el tercero se alza el templete funerario con dos columnas jónicas. Frente al fondo, construido con mármol gris eleusino, se alzan tres estatuas independientes pertenecientes a una misma familia. La estatua central representa al hijo, a su derecha el padre y a su izquierda un pequeño esclavo con la túnica de su señor. En las figuras del hijo y del esclavo se reconoce la escuela de Lisipo. El monumento data de principios del último tercio del siglo IV a.C. Otra estela llamativa es la llamada del joven atleta que data, igualmente, del último tercio del siglo IV a.C. Sala 9. Esculturas del Periodo Helenístico. El Pireo vivió durante todo el siglo III a.C. bajo la ocupación macedónica y, consecuentemente, desgajado de Atenas por lo que decayó tanto el comercio como la producción artística. De ahí su escasa producción de objetos artísticos (helenísticos) en comparación con la correspondiente al siglo IV a.C. En el centro de la sala se encuentra la estatua de una divinidad femenina, una bella obra de finales del siglo IV a.C. Otra escultura digna de mención es la correspondiente a una muchachita de las que estaban en los santuarios. Sala 10. El arte en la época romana. La sala expone piezas representativas de los sectores básicos de la producción artesanal del Ática desde el siglo I a.C. al siglo III d.C.: copias de obras clásicas, relieves funerarios y retratos.

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