Las primeras razas helénicas que ocuparon el Épiro llegaron entre los años 2500 – 2000 a.C. De acuerdo con Estrabón, en el Épiro había 14 razas y el territorio estaba organizado políticamente por razas. Thesprotía, habitada por los thesprotes, una de las primeras razas helénicas que se instalaron pacíficamente en el Épiro en torno al 2000 a.C., ocupaba una gran parte de la región que estuvo habitada desde el Paleolítico Medio (100000 a.C.). Las costas occidentales del Épiro con sus seguras radas atrajeron, desde el siglo XV a.C., el interés de los comerciantes micénicos quienes empezaron a instalar en ellas bases comerciales y colonias, principalmente con gentes del Peloponeso occidental. Desde esta época, y hasta la desaparición del mundo micénico, convivieron en el lugar dos culturas, la propia de los thesprotes y la de las colonias micénicas. Un antiguo lago, el lago Aquerusía, existió en la antigüedad en las proximidades de la ciudad de Éfira y el Nekromanteío, y en él desembocaba el Aqueronte. El lago se desbordaba por el oeste y de él nacía otro río, al que también llamaron Aqueronte, que desembocaba en el golfo de Amoudiá, como hoy en día. Con las migraciones de las razas helénicas del NO y la ocupación del este del Épiro por los molosos y otras razas en el siglo XII a.C., los thesprotes se desplazaron gradualmente (siglos XII a V a.C.) hacia el oeste, extendiéndose entre el golfo de Ambrakía y el río Kalamás, y entre las llanuras de Ioánina y el mar jonio. Los thesprotes vivían organizados en comunidades raciales autónomas. Es conocido el nombre de al menos 20 de estas razas. Desde el 800 a.C. empiezan a colonizar el Épiro los aqueos, los corintios y los eleos los cuales fundan y amurallan las primeras ciudades organizadas: Ambrakía y Bouchetio. A finales del siglo V a.C. o principios del siglo IV a.C., los molosos crearon un amplio estado llamado el Común de los molosos, formado por ramas étnicas más pequeñas en número sobre el cual reinaba el rey de los molosos y las “etnias miembro” participaban en la administración a través de representantes. En la misma época, en las playas, colonias corintias y eleas constituían ciudades independientes. De acuerdo con Tucídides, los thesprotes no tenían rey lo que quizás propició los ataques de los colonizadores y de los molosos a sus asentamientos. Durante la guerra del Peloponeso, los thesprotes colaboraron con los espartanos y los corintios en contra de los atenienses. Los eácidas, la dinastía real de los molosos, descendían, de acuerdo con la mitología, de Eaco, abuelo de Aquiles. Su hijo Neoptólemo después de la caída de Troya, se instaló en el Épiro. De su matrimonio con Andrómaca, hija de Eetión de Tebas de Cilicia, tuvo tres hijos: Moloso, Pielo y Pérgamo. El primero llegó a ser rey del Épiro. Le sucedió su sobrino Tharipas. Tharipas, que murió en el 395 a.C., realizó importantes cambios tanto a nivel social como político. Su sucesor, Alketas I, llevó a cabo una política de amistad con el pueblo ateniense. Después de la secesión de los kasopeos (400 a.C.), que ocuparon durante mucho tiempo el Aqueronte y la región del golfo de Ambrakía, Kosopea, Thesprotía quedó reducida a un territorio entre el Kalamás y el Aqueronte. Alketas I tuvo dos hijos: Neoptólemo I (rey entre 370 – 360 a.C.) y Aribas (rey entre 360 – 342 a.C.). Aribas tuvo dos hijos, Alketas II y Aiakes, y Neoptólemo una hija, Olimpíade, y un hijo, Alejandro I. Hasta Alketas, el Épiro estuvo bajo un solo rey, pero los hijos de Alketas compartieron el poder. El rey de los molosos Neoptólemo casó a su hija Olimpiada con el rey de Macedonia Filipo. De este matrimonio nacería en 356 a.C. Alejandro Magno. Aiakes tuvo a su vez un hijo, Pirro que, por lo tanto, era primo de Alejandro Magno. A mediados del siglo IV a.C., las razas del Épiro se agruparon en un nuevo estado, el “Apiron” (Épiro), o Liga de los epirotas, que reunía al Común de los molosos y al Común de los thesprotes (que tuvo por sedes Elea y Gítana, sucesivamente). Su fundación tuvo lugar durante el reinado del rey moloso Alejandro I (342 – 331 a.C.) o inmediatamente después de su muerte. Este rey quiso crear un reino análogo al que había creado Alejandro Magno, pero sufrió una dura derrota contra los romanos en Lucania, al sur de Italia. Al morir Alejandro Olimpíade regresa al Épiro por temor a Antípatro. A Alejandro le sucede su hijo Neoptólemo II que reina en el Épiro entre el 330 y el 323 a.C. Aiakes, hijo de Aribas, le sucedió en el trono entre 323 y 317 a.C. Continuó obediente en todo a Olimpíade y marchó a su lado a hacer la guerra contra Filipo Arrideo y los macedonios, aunque los epirotas no quisieron seguirle. Los epirotas no recibieron a Aiakes como rey, en un principio, por odio a Olimpíade, pero cuando con el tiempo halló el perdón, Casandro se opuso a que regresara al Épiro. Aiakes murió en el 313 a.C. en Acarnania en una batalla contra Filipo, hermano de Casandro. Los epirotas entonces acogieron como rey a Alketas II (rey entre 317 – 310 a.C.) y, hermano mayor de Aiakes, de carácter violento y por ello exiliado por su padre. Nada más llegar al poder comenzó a desahogar su furia contra los epirotas, hasta que una noche se rebelaron y le dieron muerte a él y a sus hijos. A Alketas II le sucedió nuevamente Neoptólemo II entre 310 – 307 a.C. y a éste le sucedió Pirro. Pirro nació el 319 a.C. Era hijo de de Fthía y del rey de los molosos Aiakes, el cual era primo carnal de Olimpiada, la madre de Alejandro Magno. Pirro hacía remontar su ascendencia hasta Píelo, uno de los hijos que Neoptólemo había tenido con Andrómaca. A la edad de dos años, cuando su padre no es aceptado por sus súbditos, se refugia en la corte del rey de los ilirios, Glaukías, el cual le ayudó a volver a conquistar el trono a la edad de 12 años, en 306 a.C. Tan pronto como llegó al trono Casandro le atacó, ya que era joven y no estaba firmemente establecido en el poder. El joven destronado tomó parte en la batalla de Ipso (301 a.C.) al lado de Antígono Monoftalmos y del hijo de éste, su cuñado Demetrio I de Macedonia, llamado Poliorcetes, quien con el tiempo se convertiría en su implacable enemigo por la posesión de Macedonia. A consecuencia de la derrota de Antígono, Pirro llega a Egipto en calidad de rehén de Ptolomeo, quien le dio por mujer a Antígona, una hermana por parte de su madre de sus propios hijos. Con el apoyo de Ptolomeo vuelve al Épiro y consigue su reino en 297 a.C. Entre tanto había estado reinando en el Épiro nuevamente Neoptólemo II (302 – 297 a.C.). Después de la muerte de Antígona, quien le dio un hijo, Ptolomeo, se casa primeramente con Lánasa, hija del rey de Siracusa, Agatocles, y después, y sucesivamente con Bircena, la hija del rey de los ilirios Bardilis, con la hija del rey de los peonios y con la hija de Ptolomeo Cerauno, cuando éste accede al trono de Macedonia, poco antes de que Pirro parta para Italia. Extiende así los límites de su reino ocupando Macedonia, Tesalia y las islas jónicas creando el llamado Gran Épiro con 500.000 habitantes y capital en Ambrakía. Sueña con un nuevo imperio en Occidente en la época en que los romanos habían empezado ya a crear el suyo. En 281 a.C. empieza sus campañas en Italia venciendo a los romanos en Heraclea (280 a.C.) y se dirige hacia Roma. Llega hasta el Lacio y ofrece la paz a los romanos que no la aceptan. Su segunda victoria en Áusculo en 279 a.C. ha pasado a la historia como “victoria pírrica” a causa de las grandes pérdidas que tuvo en su ejército. En 278 a.C. los siracusanos llaman en auxilio a Pirro para que les dirigiera en la lucha contra los mamertinos y los cartagineses. Sin embargo, dos años más tarde, después de ser expulsado por los sicilianos y la batalla contra los romanos en Venevento regresa al Épiro y vuelve a ocupar Macedonia y Tesalia que, entre tanto, había perdido, y que se encontraba enpoder de Antígono Gonatás. En el 272 a.C. irrumpe en el Peloponeso con 25.000 soldados de infantería, 2.000 jinetes y 24 elefantes. Durante esta campaña muere su hijo Ptolomeo y, un poco después, él mismo a causa de una teja que lanzó contra él una mujer durante el asedio de Argos (272 a.C.), y derribado en el suelo es degollado por un soldado de Antígono Gonatás. Pero los argivos dicen que no fue una mujer quien tiró la teja, sino Deméter disfrazada de mujer. A Pirro le sucede en el trono del Épiro Alejandro II (272 – 252 a.C.), hijo de Lánasa y a éste su hijo Pirro II (252 – 234 a.C.). A Pirro II le sucede su hermano Tolomeo II (234 – 232 a.C.). La última reina de los eácidas fue Deidamia, hija de Pirro II, que fue asesinada en Ambrakía en el 232 a.C. el mismo año en que subió al trono. En el 232 a.C. es abolida la monarquía y se funda una federación conocida como el Común de los epirotas, en el que se integraron los thesprotes incapaces de rivalizar con los molosos. El poder se ejerce por un presidente anual y un general electo mientras funciona una especie de parlamento, el συνέδριον. Se cultivan cereales sistemáticamente, se practica la ganadería bovina y se acuña moneda, cuyo número demuestra el gran desarrollo económico que experimentó la región. Las ciudades se amurallan y se levantan edificios públicos y teatros los cuales se adornan con espléndidas obras de arte. Se reconstruye y se amplía el oráculo de Dódona y se construye el Nekromantío de Éfira. El Común de los epirotas duraría hasta el final del siglo I a.C. Presionada por las dos grandes potencias de la época, Macedonia y Roma, el Épiro sufre las consecuencias de la derrota de Macedonia en Pidna (168 a.C.) a manos de L. Emilio Paulo: 150.000 habitantes fueron vendidos como esclavos y otros miles fueron asesinados, a la vez que fueron destruidas por L. Emilio Paulo 70 de sus ciudades. Todo el Épiro fue destruido por segunda vez el 88 a.C. por mercenarios tracios de Mitrídates, rey de El Ponto. El emperador romano Octavio Augusto funda la ciudad de Nikópolis en recuerdo de su victoria sobre Antonio y Cleopatra en el cabo de Actio el 31 a.C.

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