DIAPOSITIVA 0: MAPA CON LAS REGIONES DE GRECIA MARCO GEOGRÁFICO El Peloponeso toma su nombre del mítico rey de la Élide Pélope. Está separado de Stereá Helada por el Canal de Corinto que tiene una longitud de 6.300 m, anchura 25 m y 8 m de profundidad. Está bañado por el Mar Jónico, el Mar Mediterráneo y el Mar de Mirtóo. Su topografía es montañosa con pequeñas llanuras, principalmente en el oeste. DIAPOSITIVA 1.1: MAPA AÉREO DEL PELOPONESO DIAPOSITIVA 1.2: GEOGRAFÍA FÍSICA DEL PELOPONESO El Peloponeso está dividido en siete Nomoí con sus correspondientes siete capitales: Nomós de Corintia con capital en Corinto. Nomós de Acaya con capital en Patra. Nomós de Elia con capital en Pirgo. Nomós de Mesenia con capital en Kalamata. Nomós de Lakonia con capital en Esparta. Nomós de Arcadia con capital en Trípoli. Nomós de Argólida con capital en Nauplio. MARCO HISTÓRICO EL PELOPONESO HASTA LAS INVASIONES DÓRICAS DIAPOSITIVA 2.1: PERIODOS HISTÓRICOS HASTA LAS INVASIONES DÓRICAS PERIODO PROTOHELÁDICO (2800 – 1900 a.C.) Por primera vez los habitantes del Peloponeso utilizan el bronce en armas e instrumentos. En este periodo empiezan a crearse las primeras ciudades. Esta revolución llegó con las migraciones de gentes procedentes del este que se mezclaron con la población local. Alrededor de 2300 a.C. empiezan a entrar procedentes del norte las primeras razas indoeuropeas: Son los llamados protohelenos. Entre estos estaban los Pelasgos, los Émones y los Káfkones. PERIODO MESOHELÁDICO (1900 – 1600 a.C.) Nuevo pueblos de origen desconocido y que arrasan todo a su paso entran en Grecia. Son los llamados prehelenos. Eran del orden de 35 pueblos diferentes que se asimilaron rápidamente con los pueblos locales y derivaron en las razas helénicas que dominarían Grecia en los siguientes 800 años. Al Peloponeso llegaron los jonios, los arkades, los azanos, los lapitas, flegios, epios, minios, eolios y aqueos. Homero los denomina a todos ellos aqueos. Su economía era fundamentalmente agrícola. A su cerámica la denominó Schliemann minia, de Minios, rey mítico de Orjomenós. Vivían en poblados que en ocasiones eran tan grandes que merecerían tener el nombre de ciudades, pero sin el grado de organización propio de aquéllas. No eran habituales las fortificaciones, y grandes muros que parecen de carácter defensivo, en algunos casos parece que eran más bien obras de aterrazamiento. Las tumbas suelen consistir en simples fosas en el suelo, o cistas realizadas con piedras, adobes o talladas en la roca. Se sigue el rito de la inhumación. Se conocen también enterramientos bajo túmulo, particularmente en torno a Pilos. Antes de acabar este periodo aparecen en Mesenia las primeras tumbas de tholo. De todos estos pueblos proviene la cultura micénica. La historia mítica de los aqueos es la siguiente: Juto, hijo de Helen, mítico rey de Tesalia, fue expulsado por sus hermanos acusado de haberse apoderado de bienes paternos. Se casó con la hija de Erecteo con la que tuvo dos hijos: Aqueo e Ión. Expulsado de Atenas por los hijos de Erecteo llegó a Acaya (Egíalo) y llamó a sus habitantes jonios por su hijo Ión, que había sido rey de Atenas. Los hijos de Aqueo llegaron a Argos y se convirtieron en yernos de Dánao. Cuando alcanzaron el poder en Argos y Lacedemonia impusieron el nombre de aqueos a sus habitantes. PERIODO PROTOMICÉNICO (1650 – 1500 a.C.) La cultura micénica se desarrolló en el Peloponeso y en Grecia central teniendo como cultura antecedente la cultura minoica de Creta. PERIODO MICÉNICO MEDIO (1500 – 1425 a.C.) Los micénicos abandonan su carácter agrícola y reproducen totalmente la cultura minoica. Los aqueos se convirtieron enseguida en experimentados navegantes y entraron en contacto con la civilización minoica, de la que resultaron fuertemente influidos. Acabaron por dominar a los minoicos y dieron origen a la brillante civilización micénica. PERIODO MICÉNICO TARDÍO (1425 – 1100 a.C.) Alrededor del 1450 se destruyen los palacios cretenses. Los barcos aqueos dominan el Mediterráneo y hacia el año 1300 a.C. su expansión llegaba hasta Creta, las islas del Egeo, las costas de Asia Menor, Chipre y las costas de Egipto. Los periodos protomicénico, micénico medio y micénico tardío se incluyen en los periodos del Bronce medio (hasta el 1550 a.C.) y del Bronce Reciente (1550 a.C. a 1050 a.C.) en el Peloponeso. En torno al 1200 a.C. una serie de destrucciones en cadena (¿Pueblos del Mar?) acaban con los grandes centros de la civilización micénica comenzando así su imparable declive. DIAPOSITIVA 2.2: REYES DE LA ARGÓLIDA 2.1.1. La Argólida En la Argólida los aqueos eran una tribu distinta, la más importante del periodo micénico. Se supone que bajaron hacia el sur desde Tesalia y se instalaron aquí y en Laconia. La historia fue la siguiente. Cuando murió Helen, rey de Tesalia, los demás hijos de éste exiliaron de Tesalia a Juto, acusándole de que se había apoderado de bienes paternos. Pero huyó a Atenas y se casó con la hija de Erecteo y tuvo dos hijos de ella: Aqueo y Ión. Al morir Erecteo, Juto fue el árbitro de los hijos de éste respecto al poder, y como decidió que fuese rey el mayor, Cécrope, los restantes hijos de Erecteo expulsaron del país a Juto. Fue a Egíalo y se estableció allí, donde le llegó la muerte. En cuanto a sus hijos, Aqueo regresó a Tesalia y recuperó el trono paterno, mientras que Ión se quedó en Egíalo y obtuvo el reino de los egialeos a la muerte de su rey Selinunte, y fundó allí la ciudad de Hélice. Fue en el reinado de Ión cuando los eleusinos hicieron la guerra a los atenienses y los atenienses trajeron a Ión para mandarlos, perdiendo Ión la vida en batalla. Sus descendientes mantuvieron el poder sobre los jonios hasta que ellos y su pueblo fueron expulsados por los aqueos. Según la leyenda existieron tres dinastías periódicas, la de Ίναχο, la de Dánao y la de Atreo, y veinte soberanos. La primera dinastía. Ίναχος, un dios fluvial hijo de Océano, decidió fundar en la Argólida una ciudad que aún no tenía el nombre de Argos. Cometió el error de actuar como árbitro en la disputa entre Hera y Posidón por el dominio de la Argólida y, como árbitro, atribuyó dicho dominio a Hera. En revancha, Poseidón secó todos los ríos de la región. Con Foroneo, hijo de Ίναχος, la ciudad pasó a llamarse “Φορωνικόν Άστυ” (ciudad de Foroneo). Los descendientes de Foroneo continuaron reinando en Argos durante muchos años. Cuando Gelánor, descendiente de Foroneo, gobernaba Argos, vino desde Egipto Dánao (1600 a.C.), lejano pariente de de la familia real, con sus hijas las Danáides huyendo de su hermano Egipto que pretendía casarlas con sus hijos. Llegados también a la Argólida los hijos de Egipto consiguen casarse con las Danaides, pero todas menos Hipermnestra dan muerte a sus maridos en la noche de bodas. Dánao sucedió a Gelánor dando lugar a la segunda dinastía. La segunda dinastía. Dánao era descendiente del rey Έπαφος de Egipto que nació de la unión de Zeus con Ío, hija de Ίναχος. Ío era sacerdotisa en el Heraeon de Argos. Requerida de amores por Zeus, Ío despierta los celos de Hera, por lo que el dios para ocultarla decide transformarla en vaca. La leyenda de Dánao, fundador de la segunda dinastía de Argos, posiblemente hace eco de una invasión victoriosa de un grupo de gentes de Egipto que se estableció después en la llanura de la Argólida asimilándose con los indígenas de Argos. Por eso, en la Ilíada, los gentilicios argivos y dánaos son sinónimos y se refieren a los que vienen de la Argólida. La espectacular riqueza de la dinastía de las tumbas de fosa en Micenas quizás podamos ver también la llegada de los dánaos cuyo más famoso miembro, como luego veremos, fue Perseo, nombre griego que significa “destructor”. Después de Dánao el reino pasó a Linceo, marido de la Danaide Hipermnestra, única que no había dado muerte a su marido. A Linceo sucedió su hijo Abante, que fue el rey de toda la Argólida. Los hijos de Abante, Acrisio y Preto, después de la muerte de su padre, dividieron entre sí el reino; Acrisio fue rey de Argos y Preto de Tirinto. Hija de Acrisio era Dánae, a la que se unió Zeus en forma de lluvia dorada, dando a luz después a Perseo. Perseo realiza un intercambio de tierras con su tío Megapentes: le da Argos a cambio de Tirinto. Funda Micenas para establecer en ella la capital de su reino. Así, Micenas, de las tres grandes ciudades de la Argólida, fue la última que se fundó. Después de Perseo, rey de Micenas fue su hijo Electrión al que sucedió su hermano Esténelo y a éste le sucedió su hijo Euristeo que reinó en Tirinto y en Micenas. La tercera dinastía: La Casa de Atreo. A la muerte de Euristeo fueron llamados a Micenas sus cuñados Atreo y Tiestes, hijos de Pélope, rey de la Élide. Ambos compiten por el trono, y Tiestes- que con la ayuda de la esposa de Atreo se había hecho con un vellón de oro que éste guardaba celosamente en un cofre- propone que sea investido rey aquél que posea el famoso vellocino. Atreo acepta y Tiestes es proclamado rey ante el estupor de su hermano. Zeus acude entonces en defensa de Atreo comunicándole que, para probar la impostura de Tiestes, le hará que consiga que el sol invierta su rumbo. Atreo, pues, hace jurar a su hermano que le cederá el trono si consigue obrar el prodigio de que el sol se ponga por Oriente. Tiestes acepta y Zeus invierte las leyes de la naturaleza: Helios, ya en la mitad de su carrera, invierte la dirección de sus caballos. El reino pasa así a manos de Atreo. Este, una vez en el trono, expulsa de Micenas a su hermano, iniciándose entre ambos una profunda enemistad que habrá de arruinar por completo sus casas. Enterado Atreo que su esposa Aérope había sido seducida por Tiestes para poder hacerse con el vellón de oro degüella a los hijos de éste e invita a Tiestes a volver del exilio ofreciéndole la mitad del reino y fingiendo una reconciliación y, a su llegada, le sirve en un banquete la carne de sus hijos, reservando las extremidades para mostrárselas cuando ya se hubiera saciado. Tras el macabro banquete, Atreo destierra de nuevo a su hermano. Tras una estancia en la corte del rey Tesproto, Tiestes acude a Sición con intención de poner en marcha los planes para vengarse de su hermano Atreo. Un oráculo le había señalado que sólo lograría su propósito engendrando un hijo con su propia hija. Así, llega a Sición, en donde su hija Pelopia participa en unos sacrificios en honor a Ártemis. Durante la danza ritual, Pelopia cae al suelo, se mancha la túnica con la sangre de las víctimas y acude después a lavarse al río. Allí la sorprende su padre Tiestes, que con el rostro cubierto con una máscara para evitar ser reconocido, consigue violarla. Durante el forcejeo, Pelopia le arrebata la espada. Entre tanto, otro oráculo revela a Atreo que sólo la restitución de Tiestes en el trono libraría a Micenas de las desgracias que sobrevendrían después de la matanza de sus hijos. Cuando llega a la corte del rey Tesproto, Tiestes ya se había marchado, pero su hija Pelopia se encontraba casualmente aquí. Atreo, ignorando su verdadera identidad, se enamora de ella y se la lleva consigo a Micenas, pues para entonces ya había ejecutado a Aérope, donde, al cabo de un tiempo, Pelopia da a luz al hijo que había engendrado sin saberlo con su propio padre. Tras el parto, Pelopia deja al niño expuesto en el monte. Atreo, que suponía que el hijo era suyo y que Pelopia había sido invadida por la locura pasajera que sobreviene a algunas mujeres después del parto, recuperó al niño y, como unos pastores le habían amamantado con leche de cabra, le da por nombre Egisto “fuerza de cabra”. Tiestes es apresado en Delfos por sus sobrinos Agamenón y Menelao quienes lo encontraron por casualidad cuando consultaba el oráculo sobre los planes de su venganza. Conducido a Micenas Atreo dispone que sea ejecutado por Egisto que tenía entonces siete años de edad. Cuando éste desenvaina su espada para cumplir con la orden Tiestes la reconoce y le hace saber a Egisto que es hijo suyo. Pelopia, tras confirmar con horror las palabras de Tiestes, se suicida con la funesta espada. Egisto extrae el arma del pecho de su madre y, obrando a favor de su verdadero padre, da muerte a Atreo y restituye a Tiestes en el trono de Micenas. Tindáreo, el rey de Esparta, marchó sobre Micenas y obligó a Tiestes, que se había refugiado en el altar de Hera, a legar el cetro a Agamenón y a partir hacia el destierro para no volver jamás. Agamenón se casa con Clitemnestra, hija de Leda y del rey Tindáreo de Esparta y Menelao se casa con la hermana de Clitemnestra Helena, abdicando Tindáreo en su favor. Hijos de Clitemnestra y Agamenón fueron: Electra, Ifigenia, Crisótemis y Orestes. Hija de Menelao y Helena fue Hermione. Egisto, deseoso de vengarse de la casa de Atreo, seduce a Clitemnestra y planea junto a ella la muerte de Agamenón. Clitemnestra llegó incluso a tener una hija con Egisto llamada Erígone. Cuando Agamenón regresa de Troya es recibido por Clitemnestra quien ha organizado un banquete en su honor. El rey se baña con intención de preparase para la celebración. Cuando se dispone a salir del agua, Clitemnestra le cubre con una túnica sin abertura alguna y Agamenón, preso en el interior de dicha prenda es asesinado por Egisto a la vez que Clitemnestra le corta la cabeza con un hacha. A continuación, se desencadena una terrible matanza en la que pierden la vida la princesa troyana Casandra, concubina de Agamenón, y los dos hijos gemelos que había tenido con Agamenón. Electra, tras la muerte de su padre, y ayudada por el anciano preceptor de aquél, saca a Orestes a escondidas de la ciudad. Egisto recupera el trono de Micenas y reina durante siete años. En el octavo año Orestes llega en secreto a Micenas y mata a Egisto y a su madre Clitemnestra. Orestes parte para el destierro perseguido por las Erinias. Orestes, después de ser declarado inocente en su juicio en el Areópago, y una vez libre de la Erinias, se casa con Hermíone y engendra con ella a su hijo Tisámeno. A la muerte de Menelao, los lacedemonios le reclaman como legítimo heredero, anexando así Esparta a sus dominios. Más tarde, el fallecimiento sin sucesión del rey Cilarabes añade a sus predios las ricas tierras de Argos y esta ciudad pasa a ser la capital de su reino. A Orestes sucedió su hijo Tisámeno, el que combatió contra los dorios y perdió el reino. DIAPOSITIVA 2.3: REYES DE LACONIA 2.1.2. Laconia Lélege, que era aborigen, fue el primero que reinó en esta tierra. Descendiente suyo fue Eurotas quien hizo bajar al mar mediante un canal el agua estancada en la llanura, y cuando la vació –lo que quedaba ya era la corriente de un río- lo llamó Eurotas. Como no tenía hijos le dejó el reino a Lacedemón, cuya madre era Taigete, de la que recibió el nombre el monte, y de acuerdo con la fama, su padre fue Zeus. Lacedemón se casó con Esparta, hija de Eurotas. Amiclas, hijo de Lacedemón, queriendo dejar también algo que le recordase, fundó una ciudad en Laconia. En cuanto a Jacinto, que era el más joven y el más hermoso de sus hijos, quiso el destino que muriera antes que su padre, y su sepulcro está en Amiclas, debajo de la estatua de Apolo. Descendiente de Amiclas fue Tindáreo. Tindáreo era un perseida pues era hijo de Gorgófone, la hija de Perseo. Sucedió a su padre en el trono de Esparta en donde, también, su hermano Ícaro actuaba como co-rey. Pero Hipocoonte y sus doce hijos expulsaron a ambos. Tindáreo se refugió en el palacio del rey Testio en Etolia y se casó con su hija Leda, quien le dio como hijos a Castor y Clitemnestra, y al mismo tiempo dio a Helena y Pólux a Zeus. Posteriormente adoptó a Polux y recuperó el trono de Esparta. A Tindáreo le sucedió en el poder su yerno Menelao. A Menelao sucedió Orestes, que se casó con Hermione, la hija de Menelao. DIAPOSITIVA 2.4: REYES DE MESENIA 2.1.3. Mesenia Cuando la línea masculina de la Casa de Policaón desapareció tras cinco generaciones, los mesenios invitaron a Perieres, el hijo de Eolo, para que fuera su rey y él se casó con Gorgófone, la hija de Perseo. Ella le sobrevivió y se casó nuevamente con el espartano Ébalo. Afareo y Leucipo eran hijos de Gorgófone y Perieres en tanto que Tindáreo e Ícaro eran fruto de su matrimonio con Ébalo. Afareo sucedió a Perieres en el trono de Mesene, donde Leucipo actuaba como co-rey. Afareo se casó con su hermanastra Arene, con quien tuvo por hijos a Idas y Linceo; aunque Idas era, en verdad, hijo de Poseidón. Ahora bien, las hijas de Leucipo, las Leucípides, a saber, Febe, sacerdotisa de Atenea e Hilaíra, sacerdotisa de Ártemis, estaban comprometidas con sus primos Idas y Linceo, pero Cástor y Pólux, a los que se conoce comúnmente como los Dioscuros, las raptaron y tuvieron hijos con ellas, lo que ocasionó una enconada rivalidad entre los dos pares de mellizos que acabó con la muerte de Idas y Linceo. Al quedar la casa de Afareo sin heredero Néstor ocupó el trono de toda la región de Mesenia, con la excepción de la parte que gobernaban los hijos de Asclepio. Se dice que Néstor recibió el reino de manos de Heracles como compensación en la ayuda que le prestó en la toma de Pilos. Néstor era hijo de Neleo, príncipe tesalio que había ocupado toda la región de Pilos. DIAPOSITIVA 2.5: REYES DE ÉLIDE 2.1.4. Élide En Élide estaban el reino de Epeo y de Enómao. Enómao era hijo de Ares y señor del reino de Pisátide, cuya capital era Pisa, y fue destronado por Pélope que cruzó con sus naves desde Asia. Pélope, al morir Enómao, ocupó Pisa y Olimpia, que era limítrofe con ella, separándola de la región de Epeo. Etolo, que reinó después de Epeo, huyó del Peloponeso al ser declarado culpable de un homicidio involuntario y obtuvo el poder Eleo de cuyo nombre reciben los habitantes de la Élide su gentilicio. De Eleo era hijo Augías. Los que ensalzan su historia alteran el nombre de Eleo y dicen que Augias era hijo de Helio. Este Augías tuvo tantas vacas y rebaños de cabras que la mayor parte de su país quedó estéril a causa del estiércol de los rebaños. Heracles llevó a cabo la tarea de limpiar los campos desviando la corriente del Peneo. Sin embargo, Augías no quiere pagar a Heracles y es defendido ante aquél por Fileo, el mayor de los hijos de Augías. Después, como consecuencia de la disputa, tanto Fileo como Heracles fueron expulsados por Augías de la Élide. Algún tiempo después, Heracles reunió una fuerza de tirintos y arcadios, a la que se unieron voluntarios de algunas de las familias más nobles de Grecia, y marchó contra Augías. Augías previendo su ataque se había preparado para resistir, designando como generales a Éurito y Ctéato, hijos de su hermano Áctor. Heracles no se cubrió de gloria en esta guerra elea. Enfermó, su ejército fue derrotado y su hermano mellizo Ificles fue gravemente herido muriendo poco después. Estando Heracles en Nemea, da muerte en una emboscada a Éurito y a Cteato. Después de esta emboscada Heracles reúne un ejército de argivos, tebanos y arcadios y toma Elis, mata al rey Augías y restituye en el trono a Fileo. Habían acudido en defensa de los eleos los de Pilos de Élide y los de Pisa. Heracles castigó a los primeros, pero se contuvo de marchar contra los de Pisa debido a un oráculo. Sucesor de Fileo fue Dío. 2.2 LAS INVASIONES DÓRICAS Los antiguos atribuían el saqueo de estas ciudades a los Heraclidas, los descendientes de Heracles, que vinieron a instalarse en la región en que vivían sus antepasados y de donde fueron expulsados por Euristeo. La historia fue la siguiente: Euristeo, como hemos dicho, era hijo de Esténelo y nieto de Perseo. Su madre era Nicipe, hija de Pélope, por lo cual era sobrino de Atreo y Tiestes. Reinó en Micenas y Tirinto debido a una astucia de Hera, que logró que Euristeo naciera antes que Heracles, otro perseida, a quien Zeus destinaba el trono. Impuso los “trabajos” a Heracles, que se había puesto al servicio de Euristeo por mandato del oráculo. Siempre temeroso de Heracles, procuraba mantenerle alejado y, tras la muerte del héroe, persiguió a sus descendientes, los Heráclidas, que se refugiaron en el Ática. Finalmente marchó contra los atenienses y fue vencido y muerto por Hilo, que iba al frente de los Heráclidas. Sus dominios pasaron entonces a manos del pelópida Atreo, hermano de Nicipe, la madre de Euristeo. Después de vencer a Euristeo, los Heráclidas conducidos por Hilo se establecieron en el Peloponeso. Pero al cabo de un año sobrevino una peste, que el oráculo atribuyó a la cólera divina, provocada por el hecho de que los Heráclidas habían regresado al Pelopo neso antes del tiempo fijado. Entonces, los Heráclidas, obedientes al oráculo, abandonaron el Peloponeso y volvieron al Ática, donde esperaron el momento del regreso. Una vez que llegó el momento indicado por el oráculo (“a la tercera cosecha”), Hilo, al frente de los suyos, avanzó por el Istmo de Corinto, pero le salió al encuentro Équemo, rey de Tegea. Entre los dos jefes se acordó un combate singular. Si vencía Équemo, los Heráclidas renunciarían a todo intento de entrar en el Peloponeso durante 100 años. Hilo fue vencido y muerto, y los Heráclidas se retiraron. Su nieto Aristómaco fue de nuevo a consultar al oráculo que le prometió la victoria si atacaba por el “camino estrecho”. Entendió que se refería al Istmo y fue por allí. Encontró la muerte y los Heráclidas fueron vencidos otra vez. Finalmente, Témeno, hijo de Aristómaco, entendió que por la tercera cosecha debía entenderse el estrecho entre la costa de Grecia continental y la costa del Peloponeso (Río-Antírio). Prepararon una flota pero un desafortunado incidente fue causa de un nuevo fracaso. En Elis reinaba Dío cuando a Témeno y a Cresfontes (hijo también de Aristómaco), reyes de los dorios, les fue dado el siguiente oráculo: que hicieran guía del regreso al de tres ojos. No sabiendo que quería decir el oráculo se encontraron con Óxilo, un hombre tuerto que conducía un mulo. Comprendió Cresfontes que el oráculo se refería a ese hombre y los dorios se hicieron amigos suyos. Óxilo les guió desde Naupacto hasta Antírio. A cambio de esto, pidió la tierra de Élide y acordaron concedérsela. Así los dorios lograron apoderarse del Peloponeso, después de vencer a Tisámeno, el hijo de Orestes. La tradición ha solido identificar este relato de los Heráclidas con la invasión doria (siglo XII a.C.) DIAPO 2.6: LAS INVASIONES DÓRICAS Así pues, los dorios llegaron desde el norte, pasaron por Tesalia y no invadieron el Peloponeso por el istmo de Corinto sino por el estrecho de Río-Antirio desde donde avanzaron sin dificultad hacia la Élide y Arcadia. Saliendo de la Arcadia conquistaron la Argólida. Los dorios eran descendientes de los macedonios. El nombre lo atribuye Estrabón a Doro, hijo de Helen, rey de Tesalia. Doro reunió en un solo estado a los pueblos de la zona del Parnaso que por él tomaron el nombre de dorios después de su muerte. Ahora que el mundo micénico había desaparecido ven la ocupar el Peloponeso divididos en cuatro frentes. El primer frente tenía como jefe a Témeno y, tras una batalla cerca de Lerna, se instaló en la Argólida, concretamente en Argos pues consideraba inconvenientes los refugios de Micenas y Tirinto. El segundo frente tenía como jefe a Aristodemo (el tercer hijo de Aristómaco) y marchó hacia Laconia. No necesitó imponerse por la fuerza pues los aqueos huyeron precipitadamente. Se instaló en Esparta. Los primeros reyes fueron Eurístenes y Procles, sus hijos gemelos, que estrenaron así el doble reinado en Esparta. Dividieron el país en seis partes y fundaron ciudades; uno de los distritos, Amiclas, fue reservado para entregarlo al traidor que les había entregado Laconia (Filonomo) y había persuadido al señor aqueo que la ocupaba a aceptar un acuerdo y retirarse a Acaya con su pueblo. Utilizaron Las como base naval, Egis, cuyo territorio confinaba con todos los pueblos de alrededor, como plaza fuerte frente al enemigo, y Faris como depósito del tesoro público. Los descendientes de Eurístenes fueron los Agíadas, derivado de Ágis, hijo de Eurístenes, y los de Procles los Euripóntidas, de Euriponte, el hijo de Procles. El tercer frente tenía como jefe a Cresfonte y se dirigió a Mesenia. Tampoco tuvieron que combatir y se instalaron en el valle del río Pamiso. Era entonces rey de Mesenia Melanto el cual, expulsado de su país, se refugió en Atenas donde llegó a ser rey. Antes de la llegada de los Heráclidas, los mesenios habían sido súbditos de Menelao. El cuarto frente, al mando de Aletes, no se sabe porqué, tardó más en llegar al Peloponeso. Con toda probabilidad no cruzó por Río- Antirio como los otros tres, sino que llegó por el este y ocupó Corinto. Así acabó la Edad del Bronce y empezó la del Hierro. La mayoría de las leyendas se crearon después de mezclarse los dorios con las poblaciones indígenas lo que empezó a fines del periodo micénico tardío y se terminó en el periodo geométrico. 2.3 DESDE LAS INVASIONES DÓRICAS AL PERIODO ARCAICO Desde el primer momento, estos cuatro grupos empezaron a luchar por la extensión de sus dominios. El primer grupo, que se había instalado en Argos, consiguió poco a poco ocupar todo el este del Peloponeso e incluso llegó hasta Kíthira. Los primeros nueve teménidas reyes de Argos pertenecen a la prehistoria. El grupo instalado en Esparta se aseguró sus espaldas ocupando el valle del Eurotas, al norte de Esparta, y, atacando a las ciudades aqueas del sur, ocupó también la parte más fértil de dicho valle. El grupo instalado en Mesene era el más pacífico de todos por lo que, en vez de luchar, convivieron pacíficamente con sus vecinos aqueos. El cuarto grupo era el que estaba más hacinado, pero no se dedicó a expansionarse mediante la guerra sino que se fortificó y controló el Istmo del Peloponeso. Rápidamente, los dorios argivos entraron en conflicto con sus hermanos de raza de Corinto y Esparta. Desde aquellos tiempos arranca la enemistad entre argivos y lacedemonios. Un grupo étnico, sin embargo, no sufrió la invasión dórica. Se trataba de los arcadios que vivían en las altas montañas del Peloponeso Central. Se decían descendientes de Pelasgo. Hijo de Pelasgo fue Licaón que a su vez tuvo muchísimos hijos. Uno de ellos fue Níctimo y otra Calisto. Calisto se unió con Zeus con quien tuvo a Arcade el héroe arcadio por antonomasia. Los arcadios lucharon junto a los mesenios frente a los lacedemonios y también participaron en la acción de Platea frente a los medos. Lucharon al lado de los lacedemonios contra los atenienses más bien a la fuerza que por simpatía. Pasaron a Asia con Agesilao y siguieron a los lacedemonios también en Leuctra pero mostrándoles recelo muchas veces. Después de la derrota de Leuctra se separaron inmediatamente de ellos y se pasaron al bando de los tebanos. En al Liga Aquea los arcadios tomaron parte con más entusiasmo que todos los demás griegos. Los aqueos, una vez que fueron vencidos por los dorios, conducidos por Tisámeno ocuparon la ciudad de Hélice, en Egíalo. Los jonios de Egíalo marcharon a Atenas donde fueron acogidos por los atenienses pues Ión, en otro tiempo, les había ayudado en su guerra contra los eleusinos. Luego los jonios colonizarían el Asia Menor. Los aqueos se repartieron las tierras de los jonios y se establecieron en sus ciudades que eran 12 en total. Se hicieron fuertes en esta parte del Peloponeso, aunque los Heráclidas lograron dominar el resto. Dieron al país el nombre de Acaya. En 850 a.C. Licourgo legisla en Esparta en tiempos del reinado de Agesilao. Era miembro de la casa de los Euripóntidas. Su legislación, no escrita y austera estuvo en vigor 500 años. Repartía la tierra a espartanos en trozos iguales para todos los ciudadanos y fundó la gerusía, un parlamento de 28 sabios ancianos que junto con los dos reyes constituían el más alto poder de la ciudad. En 776 a.C. el rey de Elis, Ifitos, organiza los primeros juegos olímpicos. Entre los acontecimientos más señalados en la historia del Peloponeso durante el periodo geométrico y la época más arcaica, cabe citar la primera guerra Mesenia (735-715 a.C.), que permitió a Esparta el establecimiento de su dominio sobre Mesenia ocupando todo el valle del río Pamiso, y la colonización de Corcira por los corintios, que fundaron, igualmente, la ciudad de Siracusa en Sicilia (734-733 a.C.) A finales del siglo VIII los espartanos, con sus dos reyes, no siguieron los pasos de los otros griegos y no se embarcaron en la empresa de establecer una serie de asentamientos en el extranjero, pero conquistaron tierras de Mesenia, el estado vecino independiente que estaba separado del oeste de Esparta por una cadena montañosa. Los reyes espartanos asignaron entonces las tierras conquistadas a sus ciudadanos-guerreros. Los reyes de Esparta buscaron en el oráculo de Delfos la aprobación de una reforma constitucional. Las treinta y ocho palabras de la respuesta oracular (que recogería posteriormente Aristóteles) reciben el nombre de “Gran Rhetra” (o “pronunciamiento”), pero son sumamente oscuras, y su interpretación es muy controvertida. 2.4 EL PERIODO ARCAICO. (700-500 a.C.) A principios de siglo VII a.C. Esparta era un estado opulento y aristocrático. En Esparta el cambio político tuvo lugar antes de que se produjera el cambio militar con la consiguiente adopción del estilo hoplita, y fue una consecuencia de su singularidad más característica: la existencia de dos reyes. Las reformas políticas exigían que las decisiones fueran sometidas a los ciudadanos de pleno derecho en asambleas públicas regulares. Así pues, un siglo antes de Solón, los espartanos habían inventado lo que hoy día llamaríamos derechos políticos para la ciudadanía. Pero lo que nunca se desarrolló en Esparta fue el gran jurado popular elegido por sorteo entre los ciudadanos corrientes, como en Atenas. Fue entre ca. 680 y 660 a.C. cuando el ejército espartano cambió al nuevo estilo hoplita de combate, sobre todo para hacer frente a sus vecinos hoplitas, los argivos. Entre 668 y 657 a.C. tiene lugar la segunda guerra mesenia. Los mesenios tuvieron como aliados a los argivos, eleos, pisatas y arcadios. Atacaron ferozmente a los espartanos, pero estos, al mando de Tirteo, se alzaron finalmente con la victoria. En 656 a.C., en Corinto un estratego muy popular Kipselo instituye la tiranía de los Kipsélidas que durará hasta el 583 a.C. Su hijo Períandro, conocido como uno de los siete sabios de Grecia, fue una de las personalidades más controvertidas de la antigüedad. Fue el primero que pensó en hacer un canal en el Istmo de Corinto. En Sición Orthagoras, perteneciente a una tribu predórica, instaura la dinastía de los Orthagóridas que permanecerá en el poder hasta 555 a.C. Uno de los Orthagóridas, Clístenes, ocupó las ciudades dóricas de Pellene y Kleonas y atacó Argos. Entre 600 y 590 a.C. dirigió, a expensas de Delfos, la primera guerra Sagrada. Tras la conquista de Mesenia a finales de la década de 640 se introdujeron en Esparta reformas sociales y políticas en el marco político del Gran Rhetra que fueron concebidas como la “alternativa espartana a la tiranía” que tan funestos resultados había ocasionado en Corinto y otros lugares del norte. Sus autores quedaron posteriormente fusionados en la figura del legendario legislador Licurgo. Estas leyes obligaban a todos los varones espartanos a someterse al entrenamiento que habría de formarlos como soldados y ciudadanos haciéndoles miembros de un colectivo que recibía el nombre de “grupo de iguales” (homoioi). Los mejores, se convertían en “caballeros” (hippeis) y entraban a formar parte de “los 300” encargados de proteger a los reyes y combatir como soldados de élite. El austero sistema de los espartanos fue adoptado para permitir que siguiera existiendo en Esparta una ciudadanía absolutamente “hoplita” sin correr el riesgo de que un aspirante a tirano diese un golpe de Estado. El sistema pretendía imponer coto al lujo, fuente siempre de divisiones. Durante siglos los espartanos marcharon en formación, ataviados con sus mantos púrpura, al son de los flautistas y de los versos marciales de Tirteo. En 575 a.C. Los espartanos atacan Tegea y son derrotados. Sin embargo, en 560 a.C. consiguen vencerles. Desde entonces y durante 200 años los tegeatas serán aliados de los espartanos por más que estos detestaran esta alianza. Se funda la Liga del Peloponeso. La causa de la victoria de Esparta sobre Tegea fue la siguiente: En la década de 560 a.C. se creyó que los enormes huesos de Orestes habían sido hallados en la Arcadia por un espartano muy prestigioso que los trasladó a la ciudad, trayendo así el poder del héroe a Esparta, aunque probablemente se tratara de los huesos de un enorme animal prehistórico que los espartanos como otros griegos pensaron pertenecientes a uno de sus héroes de raza sobrehumana. Pensaban que desde que tuvieran los huesos de Orestes en la ciudad Esparta sería invencible. La Liga del Peloponeso fue un elemento de estabilidad en Grecia y prestaría buenos servicios al peligro que pronto aparecería por el Este; pero era la estabilidad del conservadurismo y la reacción. El Peloponeso entero contribuyó relativamente poco al esplendor de la Grecia Clásica. En 570 a.C. existían otras cuatro grandes fiestas con sus correspondientes juegos atléticos que rivalizaban con las Olimpiadas. Los Juegos Píticos de Delfos fueron establecidos en 590. Los Juegos Ístmicos (iniciados en 582) probablemente celebraran el fin de la tiranía de Corinto. El tirano que seguía reinando por aquel entonces en la vecina Sición entró en liza fundando (también en 582) sus propios juegos Píticos locales; sus enemigos de una ciudad cercana, Cleonas, ayudados por los de Argos, fundaron entonces los Juegos Nemeos (en 573). Después de la derrota de Tegea, los espartanos atacan a sus mayores enemigos en el Peloponeso, los argivos. En la batalla de Tirea en 547 a.C. Consiguen ocupar Kíthira y una amplia región alrededor de la actual Astros. Fue la victoria que abrió a los espartanos el camino de la hegemonía en el Peloponeso En el 508 a.C., Cleómenes, rey de Esparta, invadió el Ática, después de la caída de los Pisitrátidas. Expulsa a Hipias a Persia e impone como arconte a Iságoras, el jefe del partido aristocrático. 2.5 EL PERIODO CLÁSICO (500-330 a.C.) En 494 a.C., en la famosa batalla de Sipea (cerca de Tirinto), Cleómenes nuevamente exterminó a casi todos los combatientes argivos y Esparta se convierte en la primera fuerza del Peloponeso. En 481 a.C. se constituye la primera Liga Helénica en la que los únicos que no participan son Argos, Córcira, Creta (que permanece neutral), y algunas ciudades de Tesalia y Beocia que se pasan a los persas. En 480 a.C. tienen lugar las batallas de las Termópilas, de Platea y de Salamina que acaban con las intenciones persas de invadir Grecia. El periodo desde el fin de las guerras persas hasta el inicio de la Guerra del Peloponeso (479- 431 a.C.) se conoce con el nombre de Pentecontecia. Esparta se dedica a solucionar sus problemas internos y fronterizos dejando el campo libre a Atenas para que se convierta en la fuerza dirigente de los griegos creando en 478 a.C. la Liga Ateniense. En el año 468 a.C. estalló una guerra entre los argivos y los micenios por no querer someterse éstos al poder de Argos. Los argivos pusieron sitio a Micenas y después la destruyeron junto con Tirinto. Entre el 464 y el 459 a.C. tiene lugar la tercera guerra mesénica con triunfo de los lacedemonios. Los mesenios que sobrevivieron abandonaron definitivamente el Peloponeso y se instalaron, con ayuda de los atenienses, en Naupacto. 2.5.1 La Guerra del Peloponeso (431-404 a.C.) La guerra del Peloponeso es el acontecimiento más importante de la historia de la Grecia Clásica. En ella se enfrentaron, por una parte, Atenas, a la cabeza de varios cientos de polis griegas que formaban parte de la liga marítima ateniense (arqué) y, por otra, Esparta, líder de la confederación peloponesia, integrada por la mayoría de los Estados del Peloponeso. Se extendió entre los años 431 y 404 a.C. y dio un gran viraje a la historia de la Hélade: si durante el periodo anterior la Grecia esclavista pasó por una etapa de desarrollo y otra de plenitud que es conocida como la época de Pericles, después de la guerra del Peloponeso Atenas perdió su anterior poderío y el sistema esclavista basado en la polis sufrió una profunda crisis de la que sólo pudo salir con la conquista de toda Grecia por Macedonia. Tras los brillantes triunfos en las guerras médicas, la marcha de los acontecimientos planteaba ante la Hélade la siguiente cuestión respecto al camino de desarrollo a seguir: o se imponía Atenas, lo cual significaba el crecimiento del comercio y de los oficios, la lucha por la hegemonía en el mar y el desarrollo democrático (desde luego, dentro de los marcos del antiguo régimen esclavista) o bien se imponía Esparta, lo cual significaba el triunfo de la aristocracia agraria terrateniente y, en consecuencia, la renuncia a todo lo que había proporcionado a la Hélade la victoria sobre Persia durante la primera mitad del siglo V a.C. El prolongado alejamiento de muchas decenas de miles de hombres, arrancados de sus pacíficas tareas, ejerció una acción destructora sobre la economía de toda Grecia. Las calamidades naturales -terremotos, sequías, hambre feroz y epidemias- hicieron más serias aún las perniciosas consecuencias de la guerra y agudizaron la crisis del sistema de la polis en su integridad. Durante la guerra tuvieron lugar por primera vez sublevaciones en masa de esclavos en ambos bandos. Las muchas salidas de los ilotas durante la operación de Pilos, al igual que la fuga de muchos miles de esclavos atenienses a Decelia, ejercieron gran influencia no sólo sobre la marcha de las operaciones bélicas, sino también sobre el resultado definitivo de la guerra. Precisamente, tal entrelazamiento de condiciones políticas y sociales predeterminó tanto el carácter prolongado y destructor de la guerra como sus consecuencias político-sociales. No fue en modo alguno un acontecimiento local, sino que asumió carácter internacional. En uno u otro lado, todos los países de la cuenca oriental del Mediterráneo tomaron parte en las operaciones bélicas. 2.5.1.1.La alianza naval ateniense. Después de las guerras médicas sobreviene en la historia de Grecia un período conocido con el nombre de Pentecontecia, “período de cincuenta años”. Uno de los acontecimientos más importantes de la Pentecontecia fue la formación de la alianza o liga marítima de Delos. En el invierno del 479 a.C. un apreciable número de polis de las Cícladas, el Asia Menor, el Helesponto y la Propóntide cerraron con Atenas un pacto de alianza sobre el compromiso de continuar la lucha contra el persa hasta la completa liberación de las comunidades griegas en todas las márgenes del Egeo y los estrechos hasta el Bósforo. La hegemonía fue otorgada gustosamente a los atenienses, queridos y superiores por su flota, y se convino en que los coligados contribuyesen a esta guerra en el mar según sus posibilidades y preferencias. La isla de Delos fue escogida como asiento del consejo de los aliados, depósito del tesoro y emblema religioso de la nueva entente. Esto creó agudos conflictos internos en la alianza panhelénica: entre Esparta, apoyada por la antigua confederación peloponésica, y Atenas, junto con las ciudades que la respaldaban. Esparta, no quiso continuar la guerra contra Persia, y regresó al Peloponeso con todas sus naves y con las de sus aliados. Los aliados de los atenienses zarparon hacia el Helesponto para destruir el puente que había construido allí el rey Jerjes para el trasbordo de sus huestes hacia la costa europea del estrecho. En Abidos se puso en evidencia que tal puente ya no existía: una tormenta lo había destruido. Entonces los atenienses, apoyados por otras ciudades, empezaron a insistir en que ya mismo debían emprenderse las acciones bélicas contra las guarniciones persas que permanecían en los litorales del Helesponto y de la Propóntide y así emprendieron el asedio de la ciudad de Sestos. Y aún cuando dicho asedio se prolongó, hacia comienzos del año 478 a.C., los aliados se apoderaron de la ciudad, tras lo cual regresaron a sus respectivas patrias con un riquísimo botín de guerra. Pronto surgió otro nuevo conflicto entre Esparta y Atenas. De regreso al Ática, los atenienses por consejo de Temístocles empezaron a reconstruir sus murallas. Los espartanos les exigieron que suspendieran sus trabajos, pues en caso de una nueva invasión persa, éstos (los persas) podrían utilizarlas como propias contra los mismos griegos. En realidad, se trataba de una excusa para impedir el crecimiento del poder de Atenas. Atenas no hizo caso. En el año 478 a.C., Esparta, acompañada de todos sus aliados del Peloponeso, abandonó oficialmente la Liga Panhelénica. Un congreso en el año 477 a.C. en Delos adoptó la resolución de seguir manteniendo la liga, la cual, a partir de entonces, cobró la denominación de alianza o Liga de Delos. Cimón, hijo de Milcíades, fue el director de operaciones de la liga. En el año 469 a.C. se desencadenó una gran batalla en las costas de Asia Menor, junto a la desembocadura del río Eurimedonte. Los guerreros griegos derrotaron completamente a los persas. Después de esta derrota, el rey Jerjes y su hijo mayor Darío, fueron asesinados por un complot de cortesanos y el trono pasó a su hijo menor Artajerjes. Toda la costa del Helesponto fue reconquistada por los griegos y la liga de Delos acabó por transformarse en potencia ateniense gracias a la supremacía que acabó teniendo Atenas sobre las demás ciudades. Todos los intentos de separación de alguno de los miembros fueron reprimidos de inmediato por Atenas. Todos los aliados de Atenas debían pagar los llamados “foros” para tener derecho a la defensa por parte de la flota ateniense. Atenas utilizaba este dinero como parte del presupuesto nacional. Después de la llamada Paz de Calías, en el año 449 a.C., cuando cesó la guerra contra los persas por el tratado firmado por los atenienses con el rey persa Artajerjes, los atenienses, no sólo no disminuyeron, sino que aumentaron las exigencias a sus aliados. Además del foro, las ciudades aliadas tenían que tomar parte en todas las guerras que hacía Atenas, prestarle toda clase de ayuda y obedecer resignadamente al control político por ella ejercido. La totalidad del mundo helénico quedó escindida en dos campos hostiles, y en toda ciudad griega, y al margen de la unión de que formara parte, los demócratas se orientaban hacia Atenas, al tiempo que los oligarcas lo hacían hacia Esparta. Consolidación del régimen de la democracia esclavista en Atenas. Con la derrota de Jerjes, la facción oligárquica volvió a tener poder e influencia en Atenas. Contra Temístocles y sus partidarios se fue formando en Atenas una fuerte agrupación opositora oligárquica encabezada por Arístides y Cimón, y en la que también tomaron parte las influyentes familias de los Filiadas y de los Alcmeónicas. Al mismo tiempo, esta agrupación obtuvo un fuerte apoyo desde el exterior, por parte de Esparta. En la época de que estamos hablando, en Esparta se entabló una aguda lucha entre los reyes y el eforado. Pausanias, aprovechando esta ocasión se dedicó a preparar la revuelta política. Mediante esfuerzos comunes de Esparta y de los oligarcas atenienses, Temístocles fue desterrado de Atenas (472-471 a.C.). Temístocles no depuso las armas ni con el ostracismo, preparando en varias ciudades del Peloponeso revueltas democráticas. Al mismo tiempo, se acercó a Pausanias que preparaba una revuelta de los ilotas. Pausanias fue acusado de mantener correspondencia con el rey de Persia, lo que le costó la vida. Los espartanos se dieron prisa en comunicar a Atenas que al desenmascarar a Pausanias habían descubierto que en sus relaciones con los persas también se hallaba mezclado Temístocles. Perseguido en todas partes no encontró otra salida que dirigirse al rey persa Artajerjes, por quien fue bien recibido. Obtuvo de él el gobierno de 3 ciudades del Asia Menor. Su actividad como dirigente democrático llegó de este modo a su fin, unos 7 u 8 años antes de su muerte. Después de la expulsión de Temístocles, el poder en Atenas pasó totalmente a manos de la agrupación oligárquica. Cimón fue su líder. Se erigió entonces en dirigente de los demócratas atenienses Efialtes. En el año 465 a.C. un fuerte terremoto en el Peloponeso destruyó Esparta. Los ilotas aprovecharon la confusión y se levantaron en armas. Había estallado la Tercera Guerra Mesénica. Cimón prestó ayuda a los espartanos en contra de Efialtes. Pero Esparta sospechó que entre los soldados atenienses se establecía connivencia con los ilotas que se habían hecho fuertes en el monte Itome, y decidió la retirada de los atenienses. De regreso a Atenas, los adversarios políticos de Cimón levantaron cabeza y una profunda indignación se apoderó de los ciudadanos atenienses. Entonces, los atenienses rompieron la alianza hecha con los lacedemonios, estableciendo otra con los enemigos de aquéllos. Los enemigos de la democracia asesinaron a Efialtes, pero ello no pudo modificar la marcha de los acontecimientos. Cimón, que mientras tanto estaba en Chipre, no se enteró del asunto, y cuando regresó se vio impotente para emprender nada y al poco tiempo fue condenado al ostracismo. Después de la muerte de Efialtes, la triunfante democracia ateniense encontró a un nuevo conductor en la persona de Pericles. DIAPOSITIVA 2.7: PERICLES En este período, Pericles apenas sí tenía algo más de 30 años. Hijo de Jantipo, el vencedor de Micala, estaba vinculado por la parte materna con la familia de los Alcmeónidas; su madre era sobrina del gran reformador Clístenes. Se divorció de su esposa, de la que tenía dos hijos, y se casó con Aspasia de Mileto, persona de amplia instrucción y de la que Plutarco dice que “vivía de mantener esclavas para mal tráfico”. En su hogar se reunían los representantes más importantes de la intelectualidad de aquel entonces. Los poetas áticos le llamaban esquino céfalo “cabeza de escila”, porque a esta especie de cebolla algunos la llamaban esquino. En su tiempo, el partido aristocrático estaba representado en Atenas por Tucídides (general del mismo nombre que el famoso historiador) al que consiguió enviar al ostracismo y disipar la facción que le apoyaba. A partir de entonces, Atenas se le entregó y el la dirigió con rectitud y buen gobierno evitando la demagogia. En su conjunto, el orden estatal establecido en Atenas durante la vida de Pericles se caracterizó, en primer lugar, por el hecho de que la plenitud del poder superior legislativo, ejecutivo y judicial pertenecía a los ciudadanos que se reunían en la asamblea popular, la ekklesia. El tesoro de la Liga de Delos se trasladó a la Acrópolis en el 454 a.C. Las reuniones del consejo de aliados dejaron de convocarse y la asamblea popular comenzó a administrar los pagos a su albedrío. Las causas próximas de la guerra. DIAPOSITIVA 2.8: GRECIA EN VÍSPERAS DE LA GUERRA DEL PELOPONESO El repentino y tumultuoso crecimiento del poderío de Atenas en el transcurso de la pentecontecia, amenazaba la hegemonía de Esparta. La consolidación y aumento del poder de Atenas determinaba en todas partes el triunfo de la democracia, al tiempo que el principio básico de la política espartana era la implantación de regímenes oligárquicos. De esta manera, la rivalidad entre Esparta y Atenas por la hegemonía de la Hélade, (Esparta que la tuvo antes de las Guerras médicas la había perdido, pero no renunció a ella) es decir, por la implantación en las restantes polis de regímenes aristocráticos o democráticos fue la causa fundamental de la guerra. A ello hay que añadir la rivalidad comercial de Mégara, de Égina y de Corinto con Atenas y, también, las intrigas de Persia. Sin embargo, apenas puede considerarse a Atenas como parte agresora. La iniciativa en el desencadenamiento de la tormenta bélica fue, sin duda alguna, de Esparta, de la liga peloponesíaca. Entre los años 435 a.C. y 431 a.C. la arqué ateniense fue la más grande unión política de la mitad oriental de la cuenca del Mediterráneo. Además de la propia metrópolis, formaban parte de ella todas las polis griegas, sin excepción, de la costa occidental del Asia Menor, desde la costa del mar Negro hasta Rodas, casi todas las islas de la cuenca del mar Egeo (salvo Melos, Tera y Creta), la mayoría de las polis del litoral de la Propóntide, Tracia, la Calcídica y muchas otras polis situadas en las costas del mar Negro. En el norte y en el oeste, Tesalia, Corcira, Epidamne y Zacinto eran aliadas de Atenas. En la Grecia central los atenienses tenían el apoyo de Platea, de los mesenios de Naupactos y de la mayoría de los acarnanios. También simpatizaban con ellos, en mayor o menor grado, las poblaciones de muchas ciudades jonias de la Magna Grecia y de Sicilia. Las fuerzas armadas de Atenas se componían de la flota de guerra, que alcanzaba a 300 trieres (las trieres eran naves de guerra con tres filas de remeros. Tenían entre 40 y 50 metros de largo por 5 o 6 de ancho y una capacidad de 250 toneladas. La tripulación se componía de 170 remeros y 20 marineros. La velocidad máxima era de 10 millas a la hora y su arma principal era un ariete forrado de hierro por encima mismo de la línea de flotación), y de un ejército que contaba con 27.000 hoplitas. Si bien este ejército terrestre era inferior al espartano en número y, sobre todo, en calidad bélica, la armada naval, en cambio, era inigualable. Además, disponían de enormes recursos pecuniarios. El adversario de Atenas fue la Liga del Peloponeso, de la cual formaban parte casi todas las polis del Peoloponeso, salvo Argos y, en parte, Acaya. Era de importancia especial el hecho de que Mégara, situada en el mismo istmo de Corinto, se orientara en aquel tiempo hacia Esparta. Esta última circunstancia proporcionaba a los espartanos la posibilidad de invadir libremente el Ática, y también vincularse con sus muchos aliados en la Grecia central. Entre los mismos se hallaban la unión de los beocios, la Locrida oriental, la Fócida, Ambracia, Leucada y Anactorión. Además, contaban con el apoyo de las colonias dorias en Sicilia, particularmente con Siracusa. La fuerza principal de la Liga del Peloponeso residía en su ejército de 60.000 hoplitas. La armada peloponesia estaba compuesta principalmente de naves corintias y megarienses. Si a estas se añaden las escuadras auxiliares de Sición, Pelea, Hielea, Ambracía y Leucada, el total de barcos peloponesios llegaba a la imponente cifra de 300 unidades, lo cual equivalía a la flota de Atenas. Sin embargo, la capacidad combativa de las naves peloponesias era insignificante. En las batallas navales de aquel tiempo, el triunfo se decidía por la instrucción que tenían los tripulantes y residía en la capacidad de manejar el ariete. En este aspecto, las trieres atenienses no tenían igual. Además, la flota ateniense, que se componía de 300 trieres fue reforzada, al principio de la guerra, por 120 trieres corcirias. En el período inmediatamente anterior a la guerra, los adversarios de Pericles no se atrevieron a declararse abiertamente en su contra, prefiriendo socavar y minar su autoridad en forma indirecta, atacando y comprometiendo a sus allegados. Como blanco de sus dardos eligieron a Fidias, Aspasia y Anaxágoras. Al primero se le acusó de haberse apropiado de diferentes valores durante la erección de la estatua de la diosa Atenea. Fue encarcelado y murió en la prisión. Los otros dos fueron acusados de blasfemia. La primera fue absuelta debido “a las humildes súplicas” de su marido. La acusación del segundo no llegó al tribunal. Pero estos tres golpes a Pericles probaban la oposición en Atenas, aun antes de la declaración oficial de la guerra. Los aliados espartanos estaban interesados en mayor grado que la propia Esparta en el aplastamiento de Atenas. Tanto la oligarquía corintia como la tebana, empujaban permanentemente a los lacedemonios a acciones decisivas. Los primeros asumieron la pesada tarea de financiar la Liga peloponesíaca; los segundos, al atacar a Platea, dieron comienzo a las operaciones bélicas. La Liga del Peloponeso no cobraba tributo a sus aliados. Era más sólida, pues en toda la guerra no se registró ningún caso de defección por parte de los aliados de Esparta. Mediante la represión y el terror de los espartanos, consiguieron conjurar el peligro de una total sublevación de los ilotas durante la guerra. El primer nudo de contradicciones que condujo directamente a la guerra surgió en el mar Adriático, a propósito de Corcira (la actual Corfú). Era el punto más importante en el camino hacia la Magna Grecia. La ciudad había sido fundada por Corinto y sus habitantes estaban vinculados por lazos de parentesco con los miembros de la Liga del Peloponeso. Los corcirios poseían la segunda flota en magnitud de toda la Hélade. En el año 434 a.C., en la colonia corciria de Epidamno (hoy Durrës, puerto de Albania cercano a Tirana), los demócratas expulsaron a los oligarcas y estos se dedicaron a saquear la ciudad. Los de Epidamno piden socorro a Corcira que no les ayuda por estar gobernada por la oligarquía por lo que deciden acudir a Corinto quien envía naves y hoplitas para su auxilio, a causa del odio a los naturales de Corcira, quienes no le tributaban los honores acostumbrados, mirando con desdén a su metrópoli. Enterada Corcira, pone cerco a Epidamno y lucha contra los de Corinto a quienes vence (433 a.C.). Durante dos años, los corintios se dedicaron a construir naves y preparar una gran expedición naval contra Corcira. Corcira se entera y acude a Atenas para ofrecérsele como aliado para que los defienda. Corinto enterada manda también embajadores a Atenas para evitar que ésta se alíe con los corcirios, pero los atenienses, finalmente, acogen en su alianza a los corcirios. Corinto, acabados sus preparativos, manda a sus naves contra Corcira que esta vez es ayudada por naves atenienses. La batalla se decanta del lado de los corintios el primer día, pero al día siguiente, al ver éstos a las naves atenienses se vuelven a su tierra sin presentar batalla para evitar romper el tratado de paz de los 30 años que tenían firmado con Atenas. Un segundo incidente fue el de Potidea, colonia corintia de la Calcídica ubicada en el Itsmo de Palene (la más meridional de las tres puntas de la Calcídica). Potidea, que, aun siendo colonia de los corintios, era aliada tributaria de Atenas, vio elevados sus foros al doble en el año 435 a.C. y, además, se vio obligada a sufrir la presión de Atenas por la fundación que los atenienses hicieron allí de la colonia de Anfípolis, con la intención de apoderarse de los yacimientos auríferos de Tracia y de los bosques de Macedonia, ricos en madera apta para la industria naval. Potidea se pasó a la Liga del Peloponeso en el 432 a.C. Las huestes atenienses cercaron a Potidea, forzando a los peloponesíacos que habían ido a ayudarla a encerrarse en el interior de la ciudad. Finalmente, el tercer pretexto que determinó la decisión peloponesíaca de declarar la guerra fue el llamado psefisma. (Psefisma = decreto, resolución popular). En el invierno de 432 a.C., la ekklesia de Atenas emitió un decreto especial sobre Mégara, de acuerdo con el cual “contrariamente al convenio… fueron cerrados a los megarienses los puertos en el dominio de Atenas y el mercado ático”, por haber acogido Mégara a esclavos fugitivos de Atenas. Esta resolución de la ekklesia supuso una auténtica catástrofe para Mégara. DIAPOSITIVA 2.9: LOS LARGOS MUROS Otra causa que siempre estuvo presente y que no puede caer en el olvido fue que después de la retirada de Atenas de los medos, los atenienses, por consejo de Temístocles, habían amurallado la ciudad, el Pireo y Fálero con todas las piedras que encontraron, empleando incluso estelas funerarias, etc., con gran disgusto de los lacedemonios. Fue la llamada construcción de los Largos Muros. Estos muros cerraban una zona fortificada entre los dos puertos y la ciudad. Así se garantizaba el acceso al mar, el campo de batalla que Atenas prefería, y el abastecimiento de la ciudad. Esparta declara la guerra a Atenas aprovechando que la mayoría de los helenos estaba indignada contra los atenienses, unos porque querían librarse de su dominio y otros por el temor a ser sometidos al mismo. El comienzo de las acciones bélicas fue dado por los tebanos. Durante los trabajos agrícolas primaverales del año 431 a.C., un destacamento de 300 tebanos cayó inesperadamente sobre Platea, lindante con el Ática, mas hacia la madrugada, los plateos organizaron un contragolpe y tomaron prisioneros a 180 tebanos. Con este motivo fueron apresados en Atenas todos los beocios que se hallaban en el Ática y ejecutados después. Los plateos, indignados por aquella violación impía del derecho de gentes, inmolaron a los 180 prisioneros. Esta manifiesta violación del tratado de los 30 años señaló el principio de la guerra del Peloponeso. La guerra de Arquidamo. El primer período de la guerra lleva la denominación de guerra de Arquídamo, por el nombre del rey espartano Arquídamo II, quien mandaba los ejércitos de la liga peloponésica en el comienzo de la guerra. Este período de guerra se prolongó desde principios de abril del año 431 a.C. hasta la paz celebrada entre Atenas y Esparta el 421 a.C. Esparta contaba con un ejército de tierra muchísimo más numeroso que Atenas. La fuerza de los atenienses era su flota y, por tanto, su estrategia era el bloqueo de las costas del Peloponeso. DIAPOSITIVA 2.10: PRIMERA FASE DE LA GUERRA DEL PELOPONESO A mediados de junio del año 431 a.C., los ejércitos peloponésicos invaden el Ática y la devastan sin que los atenienses presenten batalla. Éstos se encierran tras las murallas de Atenas y envían sus rebaños y bestias de carga a Eubea. Al año siguiente la invasión se repitió, pero tampoco salieron los hoplitas atenienses al encuentro de sus enemigos. La estrategia de Pericles de no presentar batalla a los peloponesíacos por tierra se debía a la enorme superioridad de aquellos en este terreno. Pretendía enfrentarlos a una guerra de desgaste en la que el papel decisivo sería desempeñado finalmente por la flota y por el poderío financiero de Atenas. El prolongado bloqueo de las costas del Peloponeso y el embotellamiento del comercio corintio, obligarían al enemigo – de acuerdo con el plan de Pericles – a pedir la paz tarde o temprano. En este plan, el papel principal debían desempeñarlo las fuerzas atenienses en el mar Jónico por donde pasaban los caminos fundamentales del comercio corintio. El aspecto más vulnerable del plan era que sacrificaba los intereses de los campesinos atenienses, cuyas propiedades en su totalidad eran despiadadamente destruidas y asoladas. Esta circunstancia determinó el crecimiento de la oposición al curso tomado por Pericles en la Atenas asediada. El segundo gran defecto del plan ateniense fue el de encomendar a la armada un papel meramente pasivo: el bloqueo del Peloponeso, sin desembarco y sin plaza de armas en territorio enemigo. Solamente Cleón y Demóstenes después completaron el plan de Pericles, incluyendo en el mismo operaciones activas de la flota, lo cual fue precisamente lo que determinó la paz de Nicias favorable a Atenas. Durante los dos primeros años de la guerra, las operaciones activas de los atenienses, de acuerdo con el plan de Pericles, tuvieron lugar principalmente en el mar. En el verano del año 431 a.C., una poderosa escuadra asoló el litoral del Peloponeso. También en las aguas jónicas tuvo un éxito rotundo la escuadra ateniense: fue tomada la colonia corintia de Solios, en la Acarnania, con lo cual se interrumpían las comunicaciones por tierra firme entre Corinto y la región noroeste. DIAPOSITIVAS 2.11 Y 2.12: EL NAVÍO OLIMPIA: RECONSTRUCCIÓN DE UNA TRIERE DE GUERRA ATENIENSE DEL SIGLO V a.C. Durante los dos primeros años de la guerra, ninguna de las partes logró éxitos decisivos y, en general, la guerra se desarrollaba de acuerdo con las previsiones de Pericles. Aún así, dos hechos vinculados entre sí empeoraron en grado considerable la situación de Atenas y la de Pericles. El primero fue la afluencia a Atenas de los fugitivos de todo el Ática. El segundo hecho era que la situación interna de Atenas se complicó en el segundo año de la guerra (430 a.C.) por una terrible epidemia de peste bubónica que se prolongó durante dos años y, tras una breve interrupción, durante un año más. Murieron 4.400 hoplitas. En medio de tantas calamidades, Pericles, conservando la firmeza de su espíritu, condujo por mar ese mismo año una expedición contra Epídauro, Trecén y Hermione. Los campesinos del Ática, privados de la totalidad de sus bienes, culpaban a Pericles de las desgracias. Por otra parte, los oligarcas no habían perdido las esperanzas de llegar a un acuerdo con Esparta. Como consecuencia de ello, Pericles no fue reelegido como estratega. Aunque, al año siguiente, en el año 429 a.C. el demos, arrepintiéndose de la ingratitud, lo eligió de nuevo como estratega. Habiendo perdido las esperanzas de derrotar a los atenienses con un solo golpe decisivo, los espartanos fijaron su atención en teatros secundarios de operaciones bélicas. Uno de ellos era Platea. Su importancia consistía en que era un puesto avanzado ateniense en Beocia, que constituía una amenaza constante en las vías de comunicación entre Tebas y el ejército peloponésico invasor. Contra esta diminuta polis avanzó en el año 429 a.C. el ejército de Arquídamo. Sería tomada en pleno verano del quinto año de la guerra tras dos años de asedio. En septiembre de ese mismo año murió Pericles atacado por la peste, y en el invierno fue tomada, finalmente, Potidea, tras grandes dificultades. En la campaña murieron 1.050 hoplitas atenienses. Tras la muerte de Pericles la democracia degeneraría en una demagogia intrigante, suspicaz y feroz, que lo invadiría todo, usurpando las atribuciones de la ekklesia para deliberar y las de los magistrados para ejecutar. Sus guías políticos serán Cleón el curtidor, que ordenará la matanza de todo un pueblo; Alcibiades, el ambicioso sin escrúpulos, el hombre de noble estirpe reducido a la condición de aventurero, y sus consejeros habituales, chusma de la peor especie. Durante el 4ª y 5ª año de la guerra, los oligarcas de las polis sometidas a Atenas, persuadidos ya de la inexpugnabilidad militar de ésta, comenzaron a intervenir abiertamente, armas en mano, a favor de la Liga del Peloponeso. Escogieron como primer punto donde alzarse contra el poder soberano de la ekklesia ateniense, Lesbos. Sin embargo, la guerra civil se resolvió a favor de los demócratas. A instancias de Cleón, se dio muerte a toda la población de Lesbos que se hallaba en estado de llevar armas (más de 1000 personas). Acontecimientos parecidos se dieron en Corcira en donde la lucha terminó también con victoria de los demócratas. El demos, con cuyo apoyo gobernó Pericles, se dividió. La cúspide del demos, que pertenecía a los grandes terratenientes y a los potentados usureros, quería la paz con Esparta para luego, contando con su ayuda, aplastar a la democracia radical. El dirigente reconocido de tal agrupación era Nicias. Sin embargo, el demos urbano, dirigido por los ricos artesanos y encabezado por Cleón, quería la victoria final. Nicias pertenecía a la flor de la nobleza ateniense. Era uno de los hombres más ricos de la Hélade. Cleón, sin embargo, era odiado por la nobleza ateniense. Era hombre de fuerte carácter y aceptable como orador. Su idea básica era que Atenas podía vencer a Esparta a condición de no limitarse a la defensa, sino a desarrollar operaciones agresivas en el propio territorio del Peloponeso. Durante dos años, hasta la misma campaña del verano del año 425 a.C., la dirección general de los ejércitos estuvo en manos de Nicias y Demóstenes. Fue un período de relativa calma. En el año 426 a.C. los atenienses, al mando de Demóstenes (joven estratega ateniense y posteriormente célebre conductor de ejércitos), obtuvieron su primera victoria en tierra sobre los lacedemonios en la batalla de Olpea (cerca de Argos). Esto hizo afianzarse la influencia del partido radical en Atenas, partido que, junto a su dirigente político Cleón, había adquirido un jefe militar, Demóstenes. Demóstenes, después, desembarcó en Pilos. Desde aquí pensaba atraerse el apoyo de los mesenios y poder sublevar en masa a los ilotas en Mesenia. En tan solo seis días puso a la ciudad en completa capacidad defensiva. Enterados los espartanos, acudieron a la lucha por la plaza. Los ataques de dos días consecutivos efectuados por los espartanos desde el mar terminaron con la derrota de los atacantes, quienes resolvieron entonces pasar al asedio prolongado de Pilos. Pero al tercer día, la flota ateniense destruyó casi por completo las naves peloponésicas y los espartanos quedaron aislados en el islote de Esfacteria. Y dado que se trataba de los espartanos de más abolengo, Esparta ofreció la firma de un armisticio bajo duras condiciones para ella a cambio de que se le devolvieran los prisioneros del islote. Cleón, contrario a cualquier negociación con Esparta, invade Esfacteria en agosto del año 425 a.C., haciendo gran cantidad de prisioneros que llevó a Atenas. La toma de Pilos tuvo enorme repercusión política en toda la Hélade, especialmente en Atenas y Esparta. La autoridad de Cleón resultaba ahora inapelable. Nicias perdió toda su influencia entre la masa popular. De esta manera, la victoria de Pilos no sólo obligó a Esparta a pedir la paz, sino que colocó en el poder en Atenas al partido que ansiaba la guerra. En el verano de 424 a.C., se emprendió una triunfante operación, de resultas de la cual se ocupó la ciudad doria de Kíthira. Éste fue el punto culminante de los éxitos atenienses a partir del cual Esparta empezó a pensar en una paz con Atenas. En ese año se urde también un plan en Beocia para cambiar el orden oligárquico establecido por el de una democracia al modo de Atenas. Los atenienses, por supuesto, estaban en la intriga. Pero un error de coordinación impide que se lleve a cabo el plan de Beocia y los beocios derrotan a los atenienses en la batalla de Delio (noviembre de 424 a.C.), siendo Pagondas general en jefe de los beocios e Hipócrates de los atenienses que murió en la batalla. Fue la más grande derrota de los atenienses durante toda la guerra de Arquídamo. Entre tanto, el joven Brásidas, el más enérgico de todos los jefes militares espartanos, había ideado una medida arriesgada, insólita para los lacedemonios. Comprendiendo que la fuerza de los atenienses se basaba en su potencial naval, y viendo la incapacidad de los peloponesíacos para las operaciones en el mar, Brásidas pretendía abrirse camino hacia la retaguardia ateniense por vía terrestre y, tras cruzar toda la Grecia continental, salir a través de la Macedonia hacia las ciudades del litoral tracio. Se trataba de un plan de evidente gran riesgo, puesto que había que marchar a través del territorio de Tesalia, que mantenía amistad con Atenas, y, en el caso de surgir complicaciones, no quedaría camino alguno para la retirada. Los dirigentes de la política espartana autorizaron a Brásidas a llevar a cabo la expedición. La aparición de Brásidas en la Calcídica provocó intervenciones masivas contra Atenas. Entre las polis helenas del norte era muy fuerte la tendencia a separarse de Atenas y recuperar la libertad. Brásidas se acercó, sin menor impedimento a la principal posesión de Atenas en Tracia: Anfípolis. Tucídides, que en ese año era estratega, se encontraba en aquel momento con siete trieres junto a la isla de Thasos, a una distancia de medio día de camino de Anfípolis. Llamado en ayuda de ésta, se dirigió a la ciudad, pero llegó tarde. Brásidas había ofrecido a los habitantes de Anfípolis condiciones de capitulación muy ventajosas y la ciudad se entregó sin combatir. Tucídides alcanzó a apoderarse solamente de Eión, suburbio de Anfípolis. Por su supuesta pasividad, y a propuesta de Cleón, fue expulsado de Atenas y desde entonces vivió en tierras extrañas. El paso de Anfípolis al bando de Esparta fue un síntoma sumamente alarmante para Atenas. Perdía su fuente básica de aprovisionamiento de maderas para la construcción de buques. Además, como Brásidas se mostraba moderado con todos y por todas partes declaraba que había sido enviado para libertar a Grecia, las ciudades súbditas de Atenas comenzaron a hacerle propuestas en secreto invitándole a venir a ellas y queriendo cada una ser la primera en sublevarse. Así, en el transcurso de unos 3 meses, Brásidas logró apoderarse de las dos terceras partes de la Calcídica. En la primavera del año 423 a.C., entre Esparta y Atenas se acordó una tregua por el término de un año. Pero mientras se concluía este tratado en Atenas, Brásidas entraba en Escioné, en la península de Palena. Pero esta conquista se había hecho dos días después de concluirse la tregua y, por lo tanto, se debía restituir; más como Esparta renunciase, la guerra volvió a a comenzar. Al año siguiente, Cleón se apoderó de Toroné y después se dirigió a Anfípolis. En la batalla de Anfípolis, en la que fueron derrotados los atenienses, perdieron la vida Cleón y Brásidas. La muerte de estos dos hombres facilitaba la paz y, los jefes de los dos Estados, Nicías y el rey espartano Plistoanax, acordaron las condiciones de paz al acabar el invierno del año 422 a.C. El tratado se firmó por cincuenta años. Aparte de esto, los espartanos y los atenienses firmaron una alianza por temer los espartanos ser atacados por los argivos. Ello incluía la entrega a los espartanos de los prisioneros de Esfacteria, algo de la máxima importancia para ellos debido a la categoría de los prisioneros que habían hecho los atenienses en la batalla de Pilos. Y así acabó el periodo de la llamada guerra arquidámica. Desde la paz de Nicias hasta la expedición a Sicilia. Durante seis años y nueve meses, ambas partes se abstuvieron de incursionar cada una en las tierras de la otra; pero más allá de sus fronteras, y en medio de aquella tregua insegura, inferíanse mutuamente grandes daños. En efecto, ninguna de las condiciones del tratado de paz fueron cumplidas por los firmantes. De hecho, lo único que se llevó a cabo fue el intercambio de prisioneros de guerra entre Atenas y Esparta. Los artículos del tratado relativos a la devolución de los territorios que habían sido ocupados por las partes beligerantes no fueron cumplidos. Prácticamente se trataba de la devolución a los atenienses de Anfípolis y de Panactón, fortificación en la frontera con Beocia de la que Esparta se había apoderado al final de la guerra de Arquídamo. A su vez, Atenas debía devolver a Esparta, en primer lugar, Pilos y también Kíthira. En cuanto a Platea y Nisaia debían quedar, por sorteo, en manos de Tebas y Atenas. El mayor obstáculo a la estabilización de la paz fue la oposición de los principales aliados de los espartanos: Beocia, Corinto, Megara y Elis. La primera se sentía capaz de sostener una lucha frente a frente contra Atenas. Megara y Corinto también prefería orientarse con Beocia antes que a una alianza con Esparta que había traicionado sus intereses en el tratado de Nicias. Otro obstáculo fue la alianza que se estableció entre Argos-Elis-Mantinea, que mantenían disputas territoriales con Esparta. Dicha alianza aislaba completamente a Esparta del Peloponeso septentrional y, en consecuencia, de sus aliados. La consecuencia de todos estos acontecimientos fue un pacto de alianza entre las cuatro polis democráticas de la Hélade: Atenas, Argos, Mantinea y Elis. Tal alianza fue, efectivamente, acordada a mediados del verano del año 420 a.C. Esta coalición democrática tenía como adversarios a la liga oligárquica de Esparta, Beocia y Mégara, apoyada por el principal enemigo de Atenas: Corinto. Este desarrollo de los acontecimientos no dejaba piedra sobre piedra de toda la política laconófila de Nicias. DIAPOSITIVA 2.13: ALCIBÍADES A la cabeza de los democráticos radicales de Atenas estaba el joven Alcibíades, uno de los hombres más ricos de Grecia, representante prototípico de la generación de aristócratas atenienses habituada a suministrar líderes políticos al demos. En este sentido, Alcibíades podía haberse convertido en un segundo Pericles pues como aquél estaba educado en la idea de que el Gobierno popular era formal mientras que, de facto, existía el poder casi autocrático de aquel que lograse utilizar el demos para su triunfo personal. Sócrates, que peleó a su lado en Potidea, había ejercido gran influencia sobre él: el carácter antidemocrático de su doctrina agradaba sumamente al joven discípulo. Era Alcmeónida por parte de madre. Era guapo y a su oratoria le daba cierto atractivo el ser ceceoso y algo tartamudo. Su linaje, su riqueza y su valor en los combates le abrieron la puerta para entrar en el gobierno. Además, otorgaba a la ciudad grandísimos obsequios. Contaba con grandes amigos entre los espartanos y estaba en relaciones amistosas con los prisioneros lacedemonios. No obstante, su amor propio vulnerado por el hecho de haber preferido los embajadores espartanos, durante la celebración de la paz, a Nicias y no a él, le predispusieron contra los espartanos y se vio obligado a adherirse al partido demócrático en la asamblea popular ateniense. En ella, y actuando contra Nicias, Alcibiades hizo fracasar las negociaciones entre Esparta y Atenas, consiguiendo en cambio formar la alianza antes mencionada entre la democracia ateniense y la peloponesíaca (Atenas, Argos, Mantinea y Elis). En el verano de 419 a.C. Alcibiades fue elegido estratega y en seguida persuadió a los habitantes de Patras de que unieran su ciudad al mar mediante un largo muro, lo que proporcionaba a Atenas un nuevo punto de apoyo en el Peloponeso. Además, estimulados por la presencia de un destacamento ateniense, los argivos emprendieron acciones bélicas contra Epidauro con la esperanza de poder obtener, en caso de éxito, una comunicación directa con Atenas por la vía más breve, a través de Égina. El ataque contra Epidauro obligó a Esparta a proceder activamente. En efecto, los lacedemonios enviaron por mar a esta ciudad trescientos hoplitas que pudieron rechazar todos los ataques, con lo cual, los atenienses entendieron que se había violado el tratado y comenzó otra vez la guerra (419 a.C.). En verano de 418 a.C. se reunió en Fliunte “el mejor ejército heleno que hasta entonces se hubiera formado”. Estaban allí los lacedemonios con todo su ejército, como también los arcadios, los beocios, los corintios, los sicionios, fliuntios y megarios. Los beocios por sí solos suministraron 5.000 hoplitas, 5.500 guerreros de infantería ligera y 500 de caballería. Los argivos, contra los cuales se había congregado toda esa masa armada, reunieron su propia milicia con la de Mantinea y con 3.000 hoplitas eleatas. Los ejércitos atenienses (1.000 hoplitas y 300 caballeros) se retrasaron. Sin embargo, cuando los ejércitos estaban ya en línea de batalla, los aristócratas de Argos acordaron una tregua con el rey espartano Agis, hijo de Arquídamo, y los ejércitos se separaron sin haber luchado. Los atenienses aprovecharon para ocupar Orchomenós en la Arcadia, lo que causó una profunda indignación entre los lacedemonios, quienes, al regresar a su patria, fueron nuevamente enviados a la región de Mantinea, esta vez sin aliados, que no se les pudieron unir porque para ello tenían que cruzar por territorio enemigo. En agosto de 418 a.C. tuvo lugar la batalla de Mantinea, donde los espartanos obtuvieron una victoria completa sobre el aliado ejército argivo-mantineo-ateniense. Como resultado, Argos rompió el tratado celebrado con Atenas; los ricos suprimieron la junta popular, mataron a sus jefes e inmediatamente hicieron la paz y una alianza con Esparta. El triunfo de los lacedemonios repercutió en el distante norte. El rey macedonio, Pérdicas, volvió a traicionar a los atenienses y, recordando el origen argivo de los reyes macedonios, estableció una alianza con Esparta y Argos. Esta circunstancia reforzó más aún las tendencias de las polis de la Calcídica a una independencia total. En el año 417 a.C., simultáneamente Alcibíades y Nicías fueron elegidos nuevamente estrategas. El triunfo de los aristócratas de Argos fue de corta duración. Medio año después, en el mismo año 417 a.C., los demócratas argivos, aprovechando un momento propicio, atacaron a los oligarcas y los expulsaron de la ciudad. El partido demócrata, con la ayuda de Atenas, emprendió la construcción de los Largos Muros lo que impidió que fuera tomada por los espartanos. En el año 416 a.C. las relaciones entre Atenas y Esparta empeoraron más aún debido a que los atenienses habían puesto sitio a la colonia laconia de Melos, en la isla del mismo nombre. Esta colonia había observado la más estricta neutralidad y el ataque de los atenienses carecía de fundamento. Tras un sitio de siete meses de duración, Melos se rindió. Los hombres fueron pasados por las armas y las mujeres y los niños llevados como esclavos. La expedición a Sicilia. En las polis jonias de Sicilia imperaba generalmente un régimen democrático. Y a pesar de que en la propia Siracusa el poder también estaba en manos de los demócratas, esta ciudad, por lo general, apoyaba a los oligarcas jonios, lo cual le daba siempre la posibilidad de inmiscuirse en los asuntos internos de sus adversarios, sin llegar con ello a una intervención abierta. La lucha entre demócratas y oligarcas en el interior de Sicilia forzó a Atenas a enviar una gran expedición bélica a la isla con el fin de no perder influencia en Occidente. Alcibíades, después de la derrota de la coalición democrática en el Peloponeso en la batalla de Mantinea, promovió un nuevo plan consistente en crear en Sicilia una potencia ateniense. La intención de los atenienses de invadir Sicilia formaba parte de un plan de mayor envergadura consistente en dominar después la parte sur de Italia y Cartago. Si estas tres tentativas tenían éxito reunirían un ejército enorme para atacar finalmente el Peloponeso y dominar toda Grecia. No obstante, las ásperas réplicas de Nicias, que acusaba a Alcibiades (veinte años más joven que aquél) de perseguir la satisfacción de sus intereses personales al precio del bienestar de la polis, la ekklesia resolvió apoyar a las fuerzas democráticas. A finales de mayo de 415 a.C. partió la expedición encabezada por Alcibiades, Nicias y Lámaco al mando de 136 trieres, 5.100 hoplitas, 1.200 infantes ligeros y cerca de 26.000 remeros. A esta enorme flota bélica seguían más de 130 naves de carga. Por este motivo, Tucídides anota con orgullo: “Esta fue la más costosa y bella de las expediciones equipadas hasta entonces “. En el ínterin, la ausencia de Alcibíades fue aprovechada en Atenas para incoar un proceso contra él. Unos días antes de la partida de la expedición, en la noche del 8 al 9 de junio, fueron mutilados un gran número de Hermas, estatuas pétreas del dios Hermes, protector de los viajes y del comercio. El suceso fue considerado en Atenas como un funesto presagio sobre los resultados de la expedición. Hay quien dice que la mutilación de los Hermes fue obra de los corintios, puesto que Siracusa era una colonia suya, para hacer desistir a los atenienses de la expedición. Este proceso fue promovido por los oligarcas que acusaron a Alcibíades de sacrílego y de dirigir una conjuración con objeto de establecer una tiranía en Atenas a cuyo mando se colocaría el mismo. Se envió una nave del Estado – la Salaminia – en su busca para ordenarle comparecer a juicio. Al enterarse de que era llamado a juicio, Alcibíades huyó al Peloponeso y luego a Esparta, donde se convirtió en el alma de todos los planes antiatenienses. Y, en efecto, ocasionó grandes daños a los atenienses en Sicilia, Jonia y hasta en la propia Ática. Ya en Esparta, Alcibiades comunicó a los espartanos que la expedición a Sicilia estaba dirigida, en primer lugar, contra los lacedemonios. Aconsejó insistentemente enviar a un autorizado jefe militar, Gilipo, en ayuda de los siracusanos y, al mismo tiempo, reanudar las acciones bélicas en el Ática con la ocupación de Decelia. Se convirtió a la vida y costumbres espartanas, lo que atraía al pueblo, pues como dice Plutarco “era en mudar formas más pronto que el camaleón.” Así en Esparta era dado a los ejercicios del gimnasio, sobrio y severo; en la Jonia, voluptuoso, jovial y sosegado; en la Tracia, bebedor y buen jinete y al lado del sátrapa Tisafernes excedía su lujo y opulencia a la pompa persa. Dejó embarazada a Timea, la mujer de Agis, mientras éste estaba ausente en el ejército. Enterado Agis, le tomó una gran inquina. DIAPOSITIVA 2.14: EL SITIO DE SIRACUSA Sólo en la primavera del año 414 a.C., después de haber pasado un año en Sicilia, los atenienses emprendieron el sitio de Siracusa. Lámaco pereció en el comienzo mismo de este asedio, y todo el ejército expedicionario pasó a ser mandado por Nicias, quien dedicó todas sus fuerzas a la construcción de una muralla sitiadora alrededor de Siracusa. La mayor parte de esa muralla fue terminada en junio del mismo año, pero los atenienses, a pesar de todo, no tuvieron suficiente tiempo para impedir entrar en Siracusa al jefe militar espartano Gilipo, enviado a raíz del consejo de Alcibíades. Gilipo llevó consigo hasta 3.000 hoplitas, y lo que es más, convenció a los sitiados de que en su ayuda estaban marchando desde el Peloponeso considerables tropas. La situación de los atenienses empeoró bruscamente. Por iniciativa de Gilipo, los sitiados comenzaron con energía a erigir un muro perpendicular al de los atenienses. De esta forma, el principal objetivo táctico de los atenienses durante el sitio, aislar por completo a Siracusa por tierra firme, sufrió un rotundo fracaso. Los sitiados extendieron su muro mucho más allá de la línea de las construcciones atenienses y, de esta manera, se aseguraron el aprovisionamiento de víveres y la llegada de ayuda proveniente de sus aliados por vía terrestre. Además, los atenienses también perdieron su preponderancia en el mar lo que les cortaba el camino de regreso a la patria. DIAPOSITIVA 2.15: BATALLAS EN SIRACUSA En tal emergencia, Nicias pidió ayuda a Atenas, quien envió a Demóstenes y a Eurimedonte, como segundo estratega, al frente de un gran ejército compuesto por 65 navíos, 1.200 hoplitas atenienses y cierto número de aliados. No obstante, los combates navales del 3 y del 7 de septiembre de 413 a.C. terminaron con la completa derrota de la flota ateniense. El ejército ateniense estaba aislado en Sicilia. DIAPOSITIVA 2.16: LA RETIRADA DE SIRACUSA Nicias y Demóstenes intentaron retirarse al interior de la isla, pero sin éxito, y, rodeados por todas partes por el enemigo, los atenienses capitularon el 10 de septiembre del 413 a.C. Nicias y Demóstenes fueron ejecutados y todos los prisioneros de guerra, en número de 7.000, tras permanecer siete meses en las canteras, fueron vendidos como esclavos. Únicamente la poesía venció a la fortuna adversa. Plutarco cuenta que algunos prisioneros atenienses debieron su salvación a Eurípides: unos obtuvieron la libertad por haber enseñado a sus amos los fragmentos que conocían de las producciones del poeta; otros se salvaron porque, vagando en la campiña después del combate, recibieron alimento de aquellos a quienes cantaban sus versos. De regreso a Atenas, estos cautivos fueron a manifestar su agradecimiento al poeta, a cuyo genio debían su rescate. Fue la derrota militar más importantes que sufrió nunca Atenas. Fue la ruina total de su ejército de tierra y de la flota. La expedición a Sicilia constituyó un punto de viraje en toda la guerra del Peloponeso. Atenas perdió 50.000 hombres y más de 200 barcos. Una de las primeras consecuencias de la derrota en el Occidente fue la sublevación de los aliados en el Oriente. Además, en Atenas, el descenso de la autoridad del demos fue rápidamente aprovechado por la oligarquía que pasó a más abiertas agresiones contra la odiada democracia. El último periodo de la guerra. Después del desastre de Sicilia, Alcibíades aconsejó a los espartanos ocupar Decelia, uno de los demos áticos situados al noroeste de Atenas y a una distancia de 24 km, que dominaba el camino hacia Oropos y hacia Eubea. DIAPOSITIVA 2.17: LA GUERRA DEL PELOPONESO LLEGA A ÁTICA Al comenzar la primavera del año 413 a.C., Agis invadió el Ática, y habiendo fortificado a Decelia permaneció en la misma con una fuerte guarnición, lo cual hizo empeorar bruscamente la posición de Atenas. Más de 20.000 esclavos adultos que constituían la cuarta parte de todos los esclavos de Atenas (de los cuales la mayoría eran artesanos), se pasaron al enemigo. Este hecho desorganizó bruscamente toda la producción artesanal. Al fin, en vista de la amenaza de un ataque directo a la ciudad de Atenas, todos los atenienses estaban permanentemente bajo las armas. Atenas se hallaba al borde del abismo. Por si esto fuera poco, las cúspides oligárquicas de las polis que formaban parte de la arqué ateniense, consideraron adecuado el momento para sublevarse contra el odioso dominio de Atenas. Así lo hicieron Quíos, Rodas y toda la Jonia. DIAPOSITIVA 2.18: FIN DE LA LIGA DE DELOS Entre los años 412-411 a.C. tiene lugar el fin de la Liga de Delos. En estas circunstancias, en ayuda de Esparta acudieron por primera vez los sátrapas persas Tisafernes y Farnabazo. La alianza con Esparta tenía por objetivo pagar con dinero persa la flota peloponesíaca a cambio de que Esparta entregara a los sátrapas toda Jonia, lo cual era una traición lisa y llanamente a la causa común de la Hélade. Alcibíades entabló estrechas relaciones con Tisafernes, lo que hizo sospechar a Esparta, que acabó ordenando su muerte. Alcibíades huye a Persia y promete la ayuda persa a los atenienses con tal de que le acogieran y suprimieran la democracia, el régimen que lo había expulsado. En enero de 411 a.C., Pisandro, acompañado de otros embajadores, llegó de Samos a Atenas con las citadas proposiciones. Pero las negociaciones, al final, se frustraron. A finales de mayo Pisandro volvió a Atenas en donde ya reinaba el terror impuesto por la oligarquía (Régimen de los Cuatrocientos). Se alió con Frínico, jefe de los oligarcas extremistas. Entretanto, Eubea se sublevó y los beocios se apoderaron de Oropos, situada frente a Eubea. Cunde el pánico entre los atenienses cuando reciben la noticia de la defección de Eubea, pues sacaban más provecho de ésta que de la propia Ática. Convocan una asamblea en el Pnix en donde destituyen a los Cuatrocientos y decretan confiar el poder a los Cinco Mil, lo que suponía la restauración del régimen democrático. En esa misma asamblea decretaron también que volviera Alcibíades. Pisandro y todos los que habían desempeñado un papel importante en la oligarquía se retiraron secretamente a Decelia. Durante la dictadura de los oligarcas extremistas, Samos se había convertido en el centro del movimiento democrático y los aristócratas locales habían sido privados de los derechos políticos. Alcibíades, llamado por los demócratas de la isla, se puso al frente de la flota democrática de Samos en agosto de 411 a.C. DIAPOSITIVA 2.19: FINAL DE LA GUERRA DEL PELOPONESO La situación en los estrechos del Helesponto y el Bósforo, de un valor económico y estratégico excepcional para Atenas, había empeorado. En octubre de 411 a.C. tuvo lugar la batalla de Abidos. Los atenienses obtuvieron una brillante victoria contra las fuerzas peloponesíacas ayudadas por las del sátrapa Farnabazo, enemigo de Tisafernes que había caído en desgracia ante el Gran Rey. Los atenienses triunfaron otra vez en Cícica a principios del 410 a.C., y, al igual que en el caso anterior, con la ayuda de Alcibíades. A partir de aquí, Alcibíades tuvo una serie de brillantes triunfos y la flota enemiga fue completamente destruida por él. El camino a través de los estrechos fue nuevamente ocupado por los atenienses. Entretanto, la relación de fuerzas dentro de la misma ciudad de Atenas también había variado a favor de los demócratas radicales, a cuyo frente se hallaba Cleofón. Para proporcionar trabajo a la masa de la población, en el año 409 a.C. se renovó en gran escala la edificación del célebre Erecteon, terminado, al parecer, en el año 406 a.C. Simultáneamente se emprendieron otras grandes obras en la Acrópolis. Para evitar el peligro de una nueva revuelta oligárquica, en la primera asamblea celebrada inmediatamente después de haberse restablecido la democracia, se aprobó que sería ejecutado aquél que la derrocase o desempeñase cualquier función después de haber sido derrocada. Tales medidas resultaron suficientes como para que no obstante, todas las dificultades, se conservara en Atenas el orden democrático hasta el establecimiento de la tiranía de los Treinta por Lisandro. En el verano del año 407 a.C. Alcibíades creyó llegado el momento de regresar a Atenas volviendo a ser la flota ateniense otra vez dueña del mar Egeo. Para coordinar la política persa en occidente, fue enviado hacia allá el hijo menor de Darío II, Ciro, al que se nombró koirán (dueño y señor) del Asia Menor quien contando con poder aprovechar ulteriormente a los peloponesíacos para disputar la corona a su hermano, puso incontables recursos a disposición de Esparta, lo que resultó ser el golpe final determinante del triunfo de los peloponesíacos. Simultáneamente con Ciro llegó al Asia Menor el nuevo navarca espartano, Lisandro, digno adversario de Alcibíades. Su padre fue Aristócrito que pertenecía al linaje de los Heráclidas. Se crió en la pobreza y se mostró dócil como el que más a las instituciones de Esparata. Fijó sus reales en Éfeso. Noticioso de que Ciro venía a Sardis, subió a tratar con él y a acusar a Tisafernes de que, aparentando dar auxilio a los lacedemonios parecía que, ganado por Alcibíades, había cambiado de actitud, y que proveyendo a los gastos de la escuadra con escasez, se proponía destruirla. Ciro, enemigo de Tisafernes, se ofreció a complacerle en todo y añadió un óbolo al estipendio de los marineros que pasaron de ganar tres a ganar cuatro, Con esta medida, aventajando en un óbolo a los marineros enemigos, pronto quedaron vacías las naves atenienses. En el ínterin, Alcibíades, investido de una plenitud de poder que ni siquiera poseía Pericles, se mantuvo inactivo y pasó todo el verano del 407 a.C. en Atenas. En marzo de 406 a.C., y aprovechando la ausencia temporal de Alcibíades, que se había trasladado al norte con el fin de reunir dinero para la flota, Lisandro derrotó en la batalla naval de Notión a la flota ateniense. En la ekklesia toda la culpa recayó sobre Alcibiades. Ello fue provocado por los grupos demócratas radicales, con Cleofón al frente, que consideraron llegado el momento propicio para desprenderse de él. Los atenienses eligieron a diez nuevos estrategas encabezados por Conón. Al enterarse Alcibiades de que no había sido elegido volvió a abandonara Atenas y se radicó en sus posesiones de Tracia. Poco después, Lisandro, despertó el descontento de los éforos con sus procedimientos individualistas y fue llamado de vuelta a Laconia, reemplazándolo como navarca Calicrátidas, quien sitió a la armada ateniense en la rada de Mitilene. DIAPOSITIVAS 2.20 Y 2.21: LA BATALLA DE LAS ISLAS ARGINUSAS. Una potente flota fue armada en Atenas, y en septiembre de 406 a.C., en las islas Arginusas, junto a Lesbos, los atenienses hicieron frente a Calicrátidas, obteniendo un brillante triunfo. Esta batalla volvió a restablecer la hegemonía de Atenas en el mar. Pero a la vuelta de la batalla, una fuerte tempestad hizo zozobrar a 25 naves atenienses y sus ocupantes no pudieron ser enterrados. En Atenas se abrió proceso contra los ocho estrategas atenienses que dirigían la flota (todos ellos pertenecientes a las filas de la democracia) y fueron condenados a muerte. Entre los ejecutados (dos consiguieron huir) se hallaba Pericles, hijo de Pericles y Aspasia. Sin embargo, poco después de la ejecución de los condenados, los atenienses se arrepintieron y la ekklesia adoptó una resolución, de acuerdo con la cual los acusadores inmediatos de los estrategas (Terámenes, jefe de los oligarcas, y su grupo de simpatizantes) fueron considerados como conjurados contra la seguridad del Estado, por lo cual se los detuvo. Después de la batalla de las Arginusas, Esparta nombró a Lisandro ayudante de navarca (epistoleus) y lo envió al Asia Menor. Allí recibió de Ciro mucho dinero. La flota ateniense, que le perseguía, ancló junto a la localidad de Egospótamos. Alcibíades, que estaba en los alrededores, viendo el peligro, corrió a caballo al campamento de los atenienses y demostrándoles cual imprudente era permanecer en una playa descubierta, sin refugio ni víveres asegurados les exhortó a que avanzaran hasta Sesto. Pero nadie quiso escucharle. Un día de agosto de 405 a.C. Lisandro encabezó la batalla, destrozó a la armada ateniense, hizo 3.000 prisioneros, a los que dio muerte, y se apoderó de toda la flota ateniense a excepción de la galera Paraliana y ocho naves que Conón pudo llevarse. Después se dirigió a Atenas, estableciendo por doquier el orden oligárquico pues ninguna ciudad trató ya de resistir. En cada una de ellas dejaba un gobernador lacedemonio y diez magistrados (decenviros). La galera Paraliana llegó por la noche al Ática y la noticia de la derrota corrió desde el Pireo a la ciudad. Aquella noche nadie durmió. Atenas fue sitiada durante cuatro meses por mar por Lisandro y por tierra simultáneamente por los dos reyes espartanos: Agis y Pausanias. El hambre y la miseria se enseñorearon de la ciudad. Terámenes quería la paz con Esparta inclinándose por una capitulación incondicional, cosa que consiguió después de que Cleofón fuese enjuiciado por los partidarios de los oligarcas y condenado a la pena capital. Atenas tuvo que liquidar la arqué, demoler los Largos Muros y las fortificaciones del Pireo y entregar su flota. Además, fue obligada a entrar en la liga de los lacedemonios. Se dice que como Cleómedes, uno de los demagogos jóvenes, preguntase a Terámenes como se atrevía a obrar contrariamente a Temístocles destruyendo los Largos Muros que éste había construido, aquél le contesto: “Yo no obro en oposición a Temístocles pues él para la seguridad de los ciudadanos levantó estas murallas y por la misma seguridad los derribamos ahora nosotros. Y si los muros hicieran felices a las ciudades, Esparta sería la más desdichada de todas pues no está amurallada.” Lisandro tomó posesión de las murallas en junio de 404 a.C. el mismo día en que los atenienses habían vencido a los persas en la batalla de Salamina. De esta manera, tras 27 años de intensa lucha, fue aplastada la democracia esclavista ateniense y destruida la arqué. Todo el territorio fue recorrido por una ola de ejecuciones masivas de demócratas. Especialmente triste fue la suerte que tuvieron los helenos del Asia Menor: cayeron directa e inmediatamente bajo el dominio de los sátrapas, de manera que el yugo ateniense quedó sustituido por el yugo persa. Alcibiades se trasladó a Bitina llevando consigo inmensas riquezas. Allí perdió gran parte de sus bienes por lo que determinó ponerse en manos de Artajerjes, visitando primero a Farnabaces para hacer el viaje en su compañía. Lisandro, bien fuera para complacer a Agis, bien por temor a que los atenienses se le rebelasen mientras viviese Alcibiades, envió a Farnabaces la orden para su ejecución. Dos sicarios prendieron fuego a su casa y cuando salió lo mataron a flechazos. Tanto miedo le tenían que no se atrevieron a combatir con él cara a cara. Destruye todas sus murallas e instaura en ella el régimen oligárquico de los 30 tiranos. Gracias a los saqueos y las victorias finales del siglo V, llegaron a Esparta cientos de talentos de plata, cuyos ideales seguían siendo profundamente contrarios a su incorporación. Otros tesoros fueron retenidos y controlados por el propio Lisandro. Éste no sucumbió personalmente víctima del lujo: más bien fue todo un maestro en el arte del soborno y la corrupción de otros. Desde 406 a.C. diseñó sus peculiares versiones de “libertad” y “justicia” para las demás comunidades griegas. Sus planes comportaban el sometimiento de ciudades enteras a decarquías o camarillas de diez hombres descaradamente pro espartanos y antidemocráticos. Consecuencia de todo ello fue una “incontable matanza de demócratas populistas en las ciudades”: Si esto ocurrió en otras localidades, ¿qué no haría Lisandro a una Atenas derrotada? Se dice que propuso la esclavización de toda la población de la ciudad, mientras que un tebano, el odioso Erianto, llegó a exigir incluso que Atenas fuese arrasada y que el Ática fuese convertida en terreno de pasto para las ovejas. Durante los últimos años de la guerra del Peloponeso, Esparta había contado con la ayuda –desde 407 a.C. en adelante – de Ciro, un joven príncipe persa. Y en cuanto acabó la guerra tuvo que ayudarle en un intento de fratricidio, pues Ciro quería asesinar a su hermano Artajerjes, el legítimo heredero al trono de Persia. El intento fracasó y Artajerjes pasó a considerar a Esparta su principal enemigo en Grecia. Los espartanos no tardaron en tener problemas también en Grecia. En 403 a.C., finalmente, pactaron con los demócratas atenienses que habían logrado sobrevivir, pero su hegemonía incontestable les alienó rápidamente el apoyo de corintios y tebanos. Y así estos últimos iniciaron una guerra contra Esparta aliándose precisamente con los atenienses, a los que poco antes habían querido aniquilar; los aliados contaron con la asistencia de barcos y dinero del rey de Persia, decididamente antiespartano. Esta guerra supuso el fin de Lisandro que murió en 395 a.C. en la Grecia central. Entre 395 y 387 a.C. Tiene lugar la Guerra Corintia. Los atenienses, Tebas, Corinto y sus aliados con la ayuda de los persas luchan contra Esparta a la que derrotan. Sin embargo, entre 382 y 379 a.C. Esparta destruye la Liga Calcídica y domina Tebas. Este fue el punto culminante del poder de Esparta. Pero una facción tebana con sede en territorio ateniense, liberó, después de tres años de intento, su ciudad. Y en la guerra que siguió se vio con claridad que Esparta con un movimiento demográfico decreciente y con el hundimiento de su aristocracia no quería arriesgarse a sufrir las pérdidas de una batalla campal. Entre 371 y 362 a.C. tiene lugar la hegemonía de Tebas después de la batalla de Leuctra. Tras esta batalla sufrió cuatro invasiones tebanas: la primera en 370 a.C., en la que Epaminondas estuvo a punto de tomar la ciudad, pero resistió debido a la resistencia encarnizada de los espartiatas. La segunda en el verano de 369 a.C., en donde el estratego ateniense Cabrias, aliado de los lacedemonios, acaba por imponer a los beocios la retirada tras un terrible asalto de éstos contra Corinto. La tercera en el 367 a.C. y la cuarta en 362 a.C. En 359 a.C. sube al trono de Macedonia Felipe II y comienza la hegemonía de Macedonia Junto con su hijo Alejandro Magno consigue, por una parte, una Grecia unida y, por otra, la derrota final de los persas. 2.6. EL PERIODO HELENÍSTICO. (338-146 a.C.) En el 336 a.C. tiene lugar en Corinto un congreso panhelénico en el cual Alejandro Magno es proclamado Emperador Jefe de los griegos en la campaña contra los persas. Los espartanos, sin embargo, se niegan a participar en este congreso. En 331 a.C. el estratega de los macedonios Antípatros vence a los espartanos en la batalla de Megalópolis. Después de la muerte de Alejandro, Demetrio, uno de los sucesores, reina sobre Grecia Central y el Peloponeso. En su honor, los sicionios cambiaron el nombre de su ciudad por el de Demetríada. En 280 a.C. las ciudades de Acaya fundan la Liga Aquea en la cual se integrarán más tarde otras ciudades del Peloponeso. En 272 a.C. el rey del Épico, Pirro, ocupa Esparta y ataca Argos en donde muere en la lucha dentro de la ciudad. En 227 a.C. la mitad del Peloponeso estaba integrada en la Liga Aquea y la otra mitad en la Liga Etolia. Esparta, sin participar en ninguna de ellas permanece como la mayor fuerza del Peloponeso. Su rey Cleómenes, vence a los aqueos en el monte Liceo y vuelve después a Esparta en donde realiza una revolución social. Empieza matando a los cinco éforos, expulsa a los ricos, reparte su riqueza entre los pobres y concede los derechos civiles a 4000 periecos. Ofrece la paz a la Liga Aquea a condición de que le reconozcan como jefe. En 222 a.C., en la batalla de Selasia, la Liga Aquea, junto con los macedonios, vence a las fuerzas espartanas y ocupan Esparta pero no la destruyen. Fue la primera vez que un ejército extranjero entró en Esparta. Entre el 215 y el 167 a.C. tienen lugar las Tres Guerras entre Macedonia y Roma, resultando vencedores los romanos después de las victorias de Cinocéfalos y Pidnas. Entre 167 y 146 a.C. los romanos completan la ocupación de la península helénica venciendo a los aqueos en Corinto y destruyendo totalmente la ciudad.

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