“Entonces los afictiones decidieron hacer la guerra contra los de Kira, y nombraron jefe a Clístenes, tirano de Sición, y se atrajeron como consejero a Solón de Atenas” (Pausanias. Descripción de Grecia. Libro X, 37, 6).
Cogemos la carretera de Delfos a Ámfisa y, pasado el pueblo de Chriso, un desvío nos lleva primero a Itea y luego a Kira.
La antigua Kira se encuentra en el golfo de Itea, en la salida del valle del río Plistos hacia el golfo de Corinto. La ciudad es referida en la Ilíada como Krisa y por el poeta Alceo como Kirsa. Sin embargo, es más conocida por el nombre de Kira y podemos verlo tanto en Pausanias como en Estrabón. La más antigua ocupación en su territorio se remonta al periodo protoheládico (2800 – 2100 a.C.), cuando se construyó un extenso asentamiento que evolucionó a un gran centro comercial en el periodo mesoheládico (2100 – 1550 a.C.) y durante el periodo micénico (1550 – 1400 a.C.) que decayó a finales del heládico reciente (1400 – 1100 a.C.) cuando sus habitantes abandonaron, quizás debido a un fuerte terremoto, la costa y se instalaron en las acrópolis micénicas del interior. En la antigüedad, la competencia entre Kira y Delfos por el control del valle del Plistos y sus caminos condujo a una guerra de diez años que terminó en el 590 a.C. con la destrucción de Kira por la anfictionía délfica. Poco a poco la ciudad se fue recuperando la actividad y a finales del siglo VI a.C. fundó un gran santuario, mientras que más tarde la ciudad se fortificó convirtiéndose en un importante puerto del golfo de Corinto, que servía a Delfos y Ámfisa.
Las primeras excavaciones en Kira se realizaron por la Escuela Francesa de Arqueología durante el periodo 1936 – 1938 a las que siguieron excavaciones de refuerzo a cargo del Servicio griego de Antigüedades Prehistóricas y Clásicas. En el extenso sitio arqueológico de Kira se conservan muy pocos monumentos. Una fuerte muralla con torres ortogonales construida a mediados del siglo IV a.C. rodeaba a la ciudad. Durante el siglo V a.C. se construyeron las instalaciones portuarias para el atraque de los barcos, constituidas por al menos 5 espacios abiertos hacia el mar. A pequeña distancia, en la plaza Εμποροπανήγυρης al lado del colegio público, se encuentran sus cimientos. Las dos habitaciones de la parte trasera, accesibles a través de puertas, se utilizaban para el descanso de los marineros o para almacenamiento de mercancías. Al este se extiende otro espacio que albergaba un callejón que unía el puerto con el centro de la población. Después del siglo I d.C., los embarcaderos se transformaron en un edificio que se utilizó como vivienda particular. El trozo de piedra circular que se encuentra enfrente de los embarcaderos había sido transportado desde el Peloponeso con destino al santuario de Delfos. Concretamente, se trataba de un “tambor” para una de las columnas del templo de Apolo. Dentro del mar se conservan trozos de muros correspondientes a la entrada del antiguo puerto. El santuario de la ciudad se encontraba en los alrededores de la actual iglesia της Κοιμήσεως της Θεοτόκου. Estaba dedicado a Apolo, Ártemis y Letó. El templo del santuario estaba rodeado de stoas a lo largo de su perímetro. Pocos o casi ningún resto del mismo son visibles hoy en día. Los hallazgos de las excavaciones de la antigua ciudad se encuentran expuestos en el Museo Arqueológico de Ámfisa.
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