“Hay una tumba de atenienses en la llanura, y sobre ella estelas con los nombres de los que murieron por tribus.” (Pausanias. Descripción de Grecia. Libro I, 32,3)
Desde el enlace de Agios Stéfanos en la PATHE llegamos a la localidad de Maratón que atravesamos. Siguiendo la misma carretera en dirección Nea Makri, dos desvíos a izquierda y derecha nos llevan a las distintas partes del yacimiento.
La gran población conocida hoy en día como Maratón no ocupaba el mismo lugar en la antigüedad. Su territorio, entonces, se dividía en cuatro demos: Marathón, Oinoe, Trikórynthos y Probalinthos. Los tres primeros pertenecían a la tribu de los Aiantis y el cuarto a la de los Pandionis. Los cuatro formaban una unión local: la Tetrápolis, de la cual ni sus santuarios ni su centro político, el ágora, han sido descubiertos todavía. El nombre de Marathón deriva de la hierba marathos (“hinojo”) que hoy en día crece salvaje por toda la llanura de Maratón. Las principales características de la topografía de la llanura de Maratón son las dos zonas pantanosas: Μικρό έλος (el pequeño pantano) y Μεγάλο έλος (el gran pantano). La gran batalla de 490 a.C. tuvo lugar entre los dos pantanos, en la región de los túmulos. Los atenienses estaban en el lado oeste con el monte Agrieliki detrás de ellos, mientras que los persas se alineaban en la llanura actual, al este de los túmulos, rodeados por el mar, el gran pantano y el monte Stavrokoraki. Tras la captura y destrucción de Eretria en el 490 a.C., el ejército persa conducido por Datis navegó al sur del estrecho de Eubea en la flota mandada por Artafernes y desembarcó en la costa de Maratón, levantando un campamento en lo que hoy es la playa de Schoinia. De acuerdo con Herodoto, los persas decidieron desembarcar y acampar en ese lugar siguiendo el consejo de Hipias, el hijo de Pisístrato, que acompañaba a los invasores. Hipias creía que la población local les recibiría favorablemente porque los granjeros todavía tenían un buen recuerdo del régimen de Pisístrato. Además, la gran llanura se prestaba para el movimiento y maniobras de la caballería persa que se suponía iba a ser un factor decisivo en la batalla. Los persas tenían la intención de cruzar el Ática y cercar Atenas. Tan pronto como los generales atenienses descubrieron estos planes, enviaron un heraldo a Esparta para pedir ayuda: fue el corredor de larga distancia Filípides. Los espartanos no pudieron responder inmediatamente a la petición ateniense por razones religiosas: era el día noveno de la primera parte del mes y no podían hacer expediciones en ese día cuando la luna no estaba llena. Así que esperaron a la luna llena para partir, lo que les hizo llegar a Maratón una vez terminada la batalla. Mientras tanto, los persas fueron conducidos a Maratón por Hipias que la noche anterior había soñado que yacía con su propia madre, sueño que interpretó como que volvería a Atenas y recuperaría su poder. Los atenienses comandados por Miliciades actuaron rápidamente y se movilizaron contra los invasores. Acamparon cerca del Heracleion, el santuario de Heracles en Maratón. Sólo los platenses enviaron una ayuda consistente en 1.000 guerreros. Las fuerzas atenienses totalizaban unos 10.000 hombres y eran comandadas por diez generales, entre ellos Milciades. Sobre estos diez estaba el polemarca (comandante en jefe), Calímaco de Afidnes, a quien Milciades persuadió para que aceptase su plan de batalla. Calímaco, en cuanto polemarca y siguiendo la costumbre ateniense, comandaba el ala derecha de la formación. A continuación, se colocaron las tribus de acuerdo con el orden de sus números; los últimos fueron los platenses en el ala izquierda. Según Heródoto, los atenienses cargaron contra los persas. Cuando éstos vieron a los atenienses que llegaban a la carrera se prepararon para recibirlos creyendo que los destruirían pues eran muy pocos y cargaban sin caballos ni arqueros. Soldados y esclavos lucharon bajo el sol de septiembre envueltos en una nube de polvo. La batalla duró alrededor de una hora. La investigación histórica ha demostrado que, contrariamente a lo que cuenta Heródoto, fueron los persas los que cargaron contra los atenienses. La batalla se decidió a favor de los atenienses retirándose los persas que consiguieron embarcar. No obstante, siete de sus barcos fueron tomados por los atenienses. Según Heródoto los persas perdieron alrededor de 6.400 hombres y los atenienses 192. En la batalla murió Calímaco el polemarca, uno de los generales y otros famosos atenienses. La renombrada caballería persa no tomó parte en la batalla, o al menos no toda ella. Después de la batalla, los persas se dirigieron hacia Fáliro para tomar Atenas, movimiento del que, según Heródoto, era responsable, según decían algunos, la familia de los Alcmeónidas que había hecho un pacto con los persas. La historia del hoplita ateniense que, cuando terminó la batalla corrió completamente armado a Atenas para anunciar la victoria, fue narrada primeramente por Heracleides Póntico (siglo IV a.C.) y repetida después por Plutarco de Queronea (s. I-II d.C.). Según ellos, la hazaña se debía a un tal Θέρσιππος a quien otros llamaban Ευκλέα, que llegando a las puertas de Atenas grito: “Hemos vencido”, e inmediatamente cayó muerto. Luciano de Samósata (s. II d.C.) narra el mismo suceso atribuyendo la hazaña a Φιλιππίδης, el emisario (ημεροδρόμος) que los atenienses enviaron a Esparta antes de la batalla para pedir ayuda. Ello implica que tras regresar de Esparta, Φιλιππίδης estuvo presente en Maratón y, en virtud de su estatus como ημεροδρόμος recibió el privilegio de correr a Atenas a anunciar la victoria. Sin embargo, la versión de Plutarco se considera más fiable.
Es materia de discusión si Medea persuadió a Egeo para que enviara a Teseo contra el feroz toro blanco de Posidón, o si fue después de la expulsión de Medea de Atenas cuando Teseo emprendió la tarea de destruir a ese monstruo que respiraba fuego, con la esperanza de congraciarse más con los atenienses. Llevado por Heracles desde Creta, dejado en libertad en la llanura de Argos y arrojado desde allí a través del istmo hasta Maratón, el toro había matado a centenares de hombres entre las ciudades de Probalinto y Tricorinto, incluyendo, según dicen algunos a Androgeo, el hijo de Minos. Sin embargo, Teseo se asió a los cuernos mortíferos y arrastró al toro en triunfo a lo largo de las calles de Atenas, subiendo por la ladera empinada hasta la Acrópolis, donde lo sacrificó a Atenea o a Apolo Delfinio. Informes casi increíbles acerca de la fuerza y el valor de Teseo habían llegado a Pirítoo, quien gobernaba a los magnetes, en la desembocadura del río Peneo, y un día resolvió poner a prueba esas cualidades haciendo una incursión en el Ática y llevándose el ganado que pacía en Maratón. Teseo le persiguió inmediatamente y entonces, Pirítoo se volvió con audacia y le hizo frente, pero cada uno de ellos sintió tal admiración por la nobleza y el aspecto del otro que olvidaron el ganado y se juraron una amistad eterna.
Un gran túmulo de tierra en el área de Maratón, el Túmulo de los atenienses (12) cubre los cuerpos de los 192 soldados muertos en la batalla. Las dimensiones actuales del túmulo son 9 m de altura, 185 m de perímetro y 50 m de diámetro. Su forma no es exactamente la misma que la que tenía en la antigüedad debido a las erosiones y deposiciones de suelo. Según Pausanias, sobre el túmulo había estelas con los nombres de los muertos organizados por tribus. El túmulo ocupa el lugar donde los cuerpos de los guerreros fueron quemados y donde sus parientes depositaron vasos como ofrendas funerarias. Cada una de las víctimas fue incinerada por separado. Los parientes realizaron, también por separado, sus propios ritos funerarios después de la cremación. Los esclavos muertos y los platenses se enterraron en otro lugar del campo de batalla. Maratón fue la primera batalla en suelo griego en la que lucharon esclavos junto a sus amos. La primera excavación del túmulo de los atenienses fue dirigida por Schliemann en 1884, con el éforo Demetrios Philios como supervisor. Esta empresa fracasó porque el agua inundó el sector excavado y pronto se abandonó. De hecho, Schliemann sostenía que el túmulo era anterior a la batalla y no estaba relacionado con ella. La investigación final fue llevada a cabo por el éforo Valerios Stais en 1890 y 1891. Una estructura de ladrillo de 5 m de largo y 1 m de ancho salió a la luz. Era el bothros, lugar donde se depositaban los restos del banquete funerario y las vasijas que se utilizaban en las ceremonias de enterramiento. Las vasijas se rompían intencionadamente después del banquete. Sobre los restos de los difuntos los parientes depositaron numerosas vasijas baratas compradas en las tiendas de Maratón. Los muertos persas fueron enterrados en una fosa común cerca de donde hoy se encuentra la iglesia de Panagía Mesosporitissa. Tan pronto como terminó la batalla, los atenienses erigieron en el campo de Maratón un trofeo formado por un montón de armas y despojos de los medos vencidos. El trofeo monumental posterior, un monumento muy conocido en la antigüedad, es descrito brevemente por Pausanias: un trofeo de mármol blanco. Sus restos se conservan incorporados en los muros de una torre medieval cerca de la iglesia de Panagía Mesosporitissa. El resto más importante del trofeo es un capitel de una columna jónica con un hueco trapezoidal en su superficie superior sobre la que se situaba una estatua de mármol. Unos pocos “tambores” de columna sin tallar se conservan, así como un fragmento de mármol muy erosionado que se atribuye a la estatua. El capitel y los “tambores” datan del segundo cuarto del siglo V a.C. Se encuentran en el Museo Arqueológico de Maratón. Los mayores centros prehistóricos investigados sistemáticamente en Maratón son el cementario del Heládico antiguo de Tsepi y el cementerio del Heládico medio de Vranás. El sitio de Tsepi se encuentra en el límite de la llanura, en la base del pequeño monte Kotroni, cuya cima se ha convertido en un helipuerto militar. Allí fue donde Sp. Marinatos excavó un gran cementerio del Heládico antiguo (5) cuyas tumbas se organizan en filas ordenadas. Las tumbas circulares o rectangulares se construyeron con losas o paredes de cantos rodados y tenían una entrada en la parte frontal bloqueada por piedras. Grandes losas se usaban como techo y luego se cubrían con tierra. El cadáver era inhumado en posición encogida. Cuando se volvía a usar la tumba, los huesos del antiguo enterramiento se agrupaban para hacer sitio al nuevo cadáver. El cementerio fue usado por habitantes de las Cícladas que se habían establecido en la costa este del Ática, probablemente para comerciar. A poca distancia del sitio de Tsepi, hacia el suroeste, se encuentra el Museo de Maratón, construido en las cercanías del cementerio del Heládico medio (6) de Vranás en las estribaciones del monte Agrieliki. Comprende siete túmulos, cuatro de los cuales fueron investigados por Marinatos. Es uno de los cementerios más importantes del Ática. Estos túmulos fueron descubiertos en el siglo XIX y descritos brevemente por Leake y Fraser. Rodeados por losas de piedra en una organización circular, tienen forma de escudo y alcanzan una altura máxima de 1,5 m sobre el terreno circundante. En el exterior de los túmulos hay un segundo recinto circular y una o más cistas o tumbas de pozo cubiertas por losas. El cadáver se enterraba en posición encogida. El cementerio se usó desde el Heládico Medio hasta el 1200 a.C. Los túmulos se usaron durante un largo periodo de tiempo. El Túmulo I contiene siete tumbas de pozo, una en el círculo interior y el resto entre el círculo interior y el exterior. El Túmulo II tiene forma circular irregular con una tumba en el centro rodeada por tres cerramientos internos. El Túmulo III, más pequeño, contiene dos tumbas de pozo. El Túmulo IV, grande y prácticamente circular de 15 m de diámetro, fue destruido por las instalaciones de la artillería italiana durante la segunda guerra mundial. La principal característica de su interior es el largo y estrecho espacio dividido por pequeños muros en cuatro secciones llenas de huesos mezclados y unas pocas vasijas pequeñas. El Túmulo I data del periodo Heládico medio (2000 – 1600 a.C.), el II es de una generación posterior y, según Marinatos, data de después del 1550 a.C. Los hallazgos de los otros túmulos son posteriores y datan de los siglos XIV y XIII a.C. Cuatrocientos metros al sureste del cementerio de túmulos se levanta una tumba de tholos micénica (9) completa, con una altura interna de 7,20 m, restaurada y techada. Fue investigada entre 1933 y 1935 por Georgios Sotiriadis. Data del 1450 – 1380 a.C. El interior de la tumba de siete metros de diámetro contenía dos tumbas de pozo. En cada una de ellas se ha encontrado una vasija de oro. Al principio del dromos, de 25 m en pendiente, se encontraron los esqueletos de dos caballos tendidos de costado y uno enfrente del otro. Según I. Papadimitriou, que investigo la tumba en 1958, los caballos fueron ofrecidos al difunto. El tholos y la boca de la tumba son de buena construcción y la entrada está coronada por un gran dintel monolítico sobre el que hay un triángulo de descarga. Este monumento fue restaurado en 1958. No lejos, y al este del cementerio prehistórico de Vranás, Marinatos exploró parcialmente un montículo de 3 m de altura y 30 m de diámetro. Se encontraron 11 enterramientos, dos de los cuales eran incineraciones. Todos los muertos eran varones, incluido un niño de unos 10 años. Sobre los enterramientos, que Marinatos consideraba contemporáneos, se había encendido una gran pira, se habían ofrecido sacrificios y se habían depositado vasijas como ofrendas funerarias. Una gran laja de piedra se había colocado en pie sobre cada inhumación como una estela funeraria. Algo más tarde, según Marinatos, un túmulo formado principalmente por cantos rodados se erigió sobre las tumbas. Las ofrendas funerarias eran vasijas de figuras negras áticas datadas entre el 500 y el 490 a.C.: lekythoi, platos, copas sin asa, etc. El hecho de que todos los muertos eran hombres, unido a la fecha y simultaneidad en el enterramiento, llevó a Marinatos a proponer este túmulo como el Túmulo de los Platenses (7). El niño sería, posiblemente, un mensajero que transmitiría las órdenes de los generales a los guerreros durante la batalla. En la antigüedad Μικρό έλος estaba en la parte más al sur del demos de Maratón. Se desecó en 1933 con la construcción de un canal que llevaba el agua hacia el mar. El proyecto fue financiado por el millonario Rockefeller y el pueblo de Nea Makri trabajó en él. El antiguo aspecto del paisaje, hoy totalmente desfigurado por los edificios, era conocido por los topógrafos y los viajeros antiguos. La ciénaga, alimentada por las aguas de la colina de Monte Agrieliki, se extiende hasta el mar. Una pequeña área de aproximadamente 100 x 150 m formaba un islote conocido como Nisí, isla, por los locales alrededor del cual corría un canal lleno de agua que se vaciaba en el mar. Cuando el canal se anegó por la arena depositada por las olas, el nivel del agua subió y Μικρό έλος se inundó. En tiempos más antiguos, caminos más elevados que el terreno circundante daban acceso a Nisí desde el interior, como describe Fauvel (1753 – 1838). Aquí se encontraban las ruinas del Santuario de los dioses egipcios (10) y del Balneum (11) construidos ambos por Herodes Ático (s. II d.C.) Los atenienses honraban al dios arcadio Pan por la ayuda que les prestó en la batalla de Maratón. Los habitantes de Tetrápolis establecieron el culto al dios en una cueva en el área de Oinoe y que Pausanias describe brevemente. La cueva de Pan (1), conocida evidentemente en el siglo XIX, fue redescubierta en 1958 por I. Papadimitriou a unos 3 km al oeste de la actual villa de Maratón, en la ladera de la acrópolis de Oinoe. La cueva tiene dos entradas. El suelo es plano y hay nichos en la roca para ofrendas votivas. Como ya decía Pausanias, dentro había unas habitaciones, baños y lo que llaman “el rebaño de Pan”, rocas muy semejantes a cabras. Una estela encontrada a la entrada está inscrita con una ley sagrada. La cueva se utilizó desde la época Neolítica y fue abandonada después del Heladico III Reciente. Sólo se volvió a utilizar después de la batalla de Maratón. La cueva ha proporcionado numerosas figuritas de terracota con representaciones de Pan, diosas y ninfas, joyería y cerámica. En la región de Oinoe también se han encontrado las ruinas del Santuario de Apolo Pitio (2). Un santuario a Apolo Pitio en Maratón es referido ya en la tragedia de Edipo en Colono de Sófocles. En 1972, cerca de la torre medieval de Oinoe, Marinatos investigó las ruinas de un edificio rectangular, al parecer un enkoimitirion, que pertenece, no obstante, a la época de Herodes Ático.
El museo está situado en el sitio de las excavaciones de Vranás en Maratón, cerca del cementerio del Heládico Medio. Fue construido a expensas de un amante de la arqueología, Evgenios Panagopoulos. Se inauguró en julio de 1975 para exponer los objetos encontrados en toda la región. La exposición está organizada por lugares arqueológicos y dentro de cada lugar, cronológicamente. En la Sala I se exponen los hallazgos del Neolítico correspondientes, principalmente, a la Cueva de Pan. En las Salas II y III se expone cerámica y pequeños objetos encontrados en las tumbas del Cicládico temprano (3200 – 2000 a.C.) excavadas en Tsepi, a unos cientos de metros al norte del Museo, y de las tumbas del cementerio del Heládico Medio (2000 – 1600 a.C.), que se encuentra al lado del museo, y vasos de los periodos geométrico y arcaico pertenecientes a tumbas encontradas en la región. La Sala IV está dedicada a antigüedades pertenecientes al periodo romano. Destacan dos estatuas del santuario de los dioses egipcios. En la Sala V se expone un monumento importante para la historia de los atenienses: dos “tambores” y el capitel jónico de la columna que los atenienses levantaron para conmemorar la victoria de Maratón. Esta columna es conocida como el Trofeo de Maratón y sobre ella se levantaba la estatua de una Nike. El capitel estaba pintado de vivos colores. Plutarco menciona este trofeo en el relato de la Vida de Temístocles. El trofeo se encuentra hoy reconstruido en el sitio arqueológico.
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