“Megalópolis es la ciudad más moderna no sólo de los arcadios sino también de los griegos, excepto aquellas cuyos habitantes cambiaron de lugar cuando sobrevino la dominación de los romanos.” (Pausanias. La Descripción de Grecia. Libro VIII, 27,1.)
Megalópolis, “la gran ciudad”, junto con Mesene y Mantinea fue fundada por Epaminondas como parte de una maniobra política contra los espartanos después de la batalla de Leuctra (371 a.C.). Se unieron 40 aldeas para constituir un grupo de resistencia fuerte contra Esparta y en sólo cuatro años se creó una planificación urbana dispuesta, lógicamente, como una ciudad independiente y capital federal del koinon arcadio. A finales del siglo IV a.C., Aristodemo se erigió en tirano de Megalópolis, y era llamado el Bueno. En tiempos de su tiranía invadieron Megalópolis con un ejército los lacedemonios y Acrótato, el mayor de los hijos de Cleómenes. Tuvo lugar una dura batalla, murieron muchos de uno y otro bando y vencieron los de Megalópolis en el encuentro. Entre otros espartanos murió Acrótato, que no consiguió heredar el trono paterno. El territorio estaba confinado por enormes murallas y dividido por el río Helisón, con la ciudad situada en el sector norte, y el centro federal, conocido como Oresteia, en la parte sur. La utopía urbana duró poco. Tras unirse a la Liga Aquea en el 235 a.C., fue saqueada poco después (223 a. C.) por Esparta. La llegada de Roma acabó con el sueño utópico. Ciudadano ilustre de Megalópolis fue el historiador Polibio. Cuando Pausanias visitó Megalópolis muchos de sus monumentos, como la ciudad en sí, estaban ya en ruinas.
En Megolópolis se adoraba a Hermes de distintas formas. El pequeño santuario de Hermes Acacesio, al lado del Philippeion, se debía al interés de esta ciudad por conservar y reforzar entre sus habitantes el contacto con las divinidades agrarias de sus antepasados. Según Pausanias, cuando él lo vio solo quedaba una tortuga de piedra, atributo frecuente del dios. Al lado del teatro, Hermes compartía su santuario con Apolo y las Musas, y en el relieve que lo representaba en el santuario de Deméter y Core, el dios aparecía con su lira tocando al lado de Pan con su siringa. Al lado del estadio se le adoraba, junto con Heracles, como protector de los atletas; a las orillas del río se le honra junto con otras divinidades beneficiosas; y, finalmente, en el santuario de las Grandes Diosas tiene su estatua como “conductor”, es decir, como dios de los caminos y del arbitraje. En la ciudad de Megalópolis era recordada especialmente la presencia de Orestes, hallándose en este lugar el más importante de los numerosos santuarios que conmemoraban su curación. Aquí se le mostraron a Orestes las Erinias totalmente negras y agitando sus cabellos de serpientes, sus alas de murciélago y sus dedos de látigo. Ante la horrenda visión, el atormentado héroe se arranca un dedo de un mordisco, tras lo cual las perseguidoras se vuelven blancas. Habiendo recuperado momentáneamente el juicio, Orestes realiza sacrificios expiatorios a las diosas negras para aplacar su cólera y ofrendas propiciatorias a las blancas a fin de obtener su favor. Según Graves, las Erinias eran la personificación de los remordimientos de conciencia. El método griego común para purificarse de un homicidio ordinario consistía en que el homicida sacrificase un cerdo, y mientras el espíritu de la víctima bebía vorazmente su sangre, se lavase con agua corriente, se afeitase la cabeza para cambiar de aspecto y fuese al destierro durante un año, despistando así al ánima vengativa.
De las ruinas de Megalópolis quedan poco más que los cimientos, descubiertos por la Escuela Británica de Atenas entre 1890 y 1893. Las excavaciones se retomaron en 1990 por los profesores Lauter y Σπυρόπουλος en el ágora antigua y se han realizado algunas reconstrucciones y excavaciones complementarias en el teatro. Hoy, el sitio arqueológico provoca tristeza por su total abandono. La principal estructura de la sección sur era un gran teatro, uno de los mayores de Grecia, que se asociaba con una sala de reuniones igualmente impresionante (Thersilion) reservada a la “Asamblea de los Diez Mil”, el cuerpo responsable de elegir al gobierno de la Liga. Su fachada monumental, con un pórtico dórico delante, añadido más tarde, se usaba también como escenario. Se llamaba Thersilion por el que lo ofrendó. El techo del Thersilion estaba sujeto por una serie de columnas dispuestas radialmente desde su centro. Hacia la mitad del siglo II a.C. se construyó un escenario de piedra, mucho después de que el Thersilion cayera en ruinas. El teatro del siglo IV a.C. tenía cabida para 21.000 espectadores y, según Pausanias, era el más grande de Grecia. Había una fuente en el medio de su cávea que proporcionaba agua por gravedad a pequeños depósitos instalados entre los asientos para refrescar a los espectadores. Una habitación cerrada llamada scanoteca se encontraba en el lado oeste de la orquesta. Cerca del teatro había un estadio. En esta parte estaban expuestos, también, unos huesos de mamut que se encontraron en las orillas del río Helisón y que los habitantes de Megalóplis creían que pertenecían a alguno de los gigantes que reunió el gigante Hoplodomo para socorrer a Rea cuando creía que iba a morir a manos de Crono en el tiempo en que estaba embarazada de Zeus. Además del teatro, las secciones mejor conservadas son los edificios del ágora situada en el sector norte de la ciudad: el Philippeion, así llamado en honor de Filipo II de Macedonia, un gran pórtico dórico con tres naves situado en el lado norte de la plaza; la stoa, bautizada como Myrópolis porque en ella se vendían perfumes, en el lado este; y el santuario de Zeus Sóter, en el extremo sur, erosionado por el río. El santuario estaba formado por un patio cuadrado rodeado de una doble columnata. En el lado oeste había un pequeño templo mientras que en el este se encontraba la entrada formada por una rampa con propileo. En medio del patio había un pedestal de un grupo escultórico: Junto a Zeus, sentado en un trono, estaba Megalópolis, y a la izquierda, una imagen de Ártemis Soteira de mármol pentélico. Pausanias nos refiere que había también un santuario de Zeus Liceo frente al cual estaba una imagen de Apolo de bronce de una altura de 12 pies que fue traída de Figalia como contribución para la ornamentación de la ciudad. A su derecha había una imagen no muy grande de la Madre de los dioses, pero del templo ya no quedaba nada a excepción de las columnas. En el ágora estaba también el recinto sagrado de las Grandes Diosas, esto es, Deméter y Core.
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