“El santuario de Helena se halla en un lugar llamado Therapne, más arriba del santuario de Febo.” (Heródoto. Historia. Libro VI, 61).

Desde Esparta se toma la carretera general que nos lleva a Trípoli y, a la salida de la ciudad, un desvío a la derecha nos lleva al pueblo de Afisio. No entramos en el pueblo y tras rebasarlo, unos kilómetros más adelante, un desvío a la izquierda nos lleva hasta el yacimiento.

El sitio arqueológico del Menelaion se encuentra en la orilla izquierda del Eurotas, 5 km al SE de la actual ciudad de Esparta. El antiguo topónimo del lugar era Θεράπνη. Los objetos hallados en las excavaciones demuestran la importancia del lugar ya desde el periodo mesoheládico y la construcción sobre la misma colina Menelaion de un gran edificio, que se utilizaba probablemente como centro administrativo, nos demuestra que se trata de unos de los lugares más importantes de la primitiva Laconia micénica. Este hecho lo refuerza la antigua tradición laconia que hablaba de la existencia de la tumba de Menelao y de Helena en lo alto de la colina y su culto en un particular santuario. El lugar conoció un particular florecimiento en el siglo V a.C.

Al Palacio de Menelao y Helena, que hay quien dice que estaba en Therapne, acude Paris, príncipe troyano en busca de Helena para hacerla su esposa. Aquí es agasajado durante nueve días en los que, con la ayuda de Afrodita, conquista por completo el corazón de Helena. Aprovechando la ausencia de Menelao en Creta, los dos amantes emprenden la fuga. A Therapne llega Telémaco, hijo de Ulises, acompañado desde Pilos por Pisístrato, dispuesto a preguntar a Menelao por el paradero de su padre Odiseo. En los dos días que permanece aquí, Menelao le relata cuanto pudo conocer en la isla de Faro por boca del viejo Proteo acerca de la suerte de los que salieron con vida de Troya, revelándose así que Odiseo se hallaba solo y sin su nave, retenido por la fuerza en la isla de la ninfa Calipso.

El grupo de colinas (Colina Norte, Menelaion, Profeta Elías y Aetós) se habitó ya en el periodo mesoheládico como han demostrado las recientes excavaciones de la Escuela Británica de Arqueología, bajo la supervisión de H.W. Catling. Las ruinas del monumento fueron reconocidas por Ludwig Ross en 1853 e inmediatamente llamaron la atención de Schliemann quien consideró, sin embargo, que no había ruinas micénicas en la colina. Las primeras excavaciones que proporcionaron resultados se llevaron a cabo por el arqueólogo Χ. Τσούντας en 1889 quien localizó ruinas micénicas en la zona. Una parte del santuario de Menelao y Helena fue investigada por Π. Καστριώτης en 1889. Sin embargo, la excavación más importante fue llevada a cabo por la Escuela Inglesa de Arqueología durante los años 1909 – 1910 cuando se descubrió un trozo de una edificación micénica al NE del santuario. Esta misma Escuela consolidó y reconstruyó los muros de los edificios conservados utilizando hormigón. En las excavaciones realizadas en el año 1975 por H.W. Catling se sacaron a la luz epigrafías en trozos de cerámica de los siglos VII y VI a.C., epigrafías en objetos de bronce y epigrafías en estelas, dedicadas unas a Menelao y otras a Helena. En la ladera oeste de la colina Menelaion se encontraba el santuario de Menelao y Helena quienes, de acuerdo con Pausanias, estaban enterrados en el NE del santuario. Los restos micénicos proporcionaron la base para el culto, que se estableció a finales del siglo VIII a.C. Primero había un simple temenos con un altar; a principios del VI a.C. se construyó un sacellum, pero se desmanteló a principios del siglo V a.C. y se sustituyó por el edificio que puede verse hoy y que es el santuario que visitó Pausanias. En efecto, a principios del siglo V a.C. el santuario se reorganizó con la construcción de un imponente krepídoma de bloques de piedra. La construcción de este krepídoma, el cual termina en un parapeto de caliza revestido de mármol blanco, tenía como objetivo la creación de una impresionante exedra de al menos 8 m de altura. Una rampa se construyó en la cara oeste del krepídoma que conducía a la exedra donde se cobijarían las estatuas de Menelao y Helena. En poco tiempo el krepídoma se extendió hacia el sur y el este. En su nivel superior se conserva hoy un pequeño templete de 5,45 m de anchura construido con caliza. En esta colina no se han localizado restos arquitectónicos del periodo mesoheládico. Sin embargo, a menos de 100 m al noroeste del santuario se ha descubierto el principal edificio micénico de la zona. Fue construido en la segunda mitad del siglo XV a.C. (HR II B) y se caracteriza como un palacio cuya estructura de tres cuerpos sucesivos a lo largo de un eje se anticipa a los palacios de Pilos, Tirinto y Micenas. Estas tres unidades arquitectónicas estaban divididas en habitaciones y separadas entre sí por dos pasillos. El llamado Mégaro I tenía dos pisos con entrada por el sur. Algunas de sus habitaciones estaban enyesadas y tenían un piso de guijarros que aún puede verse hoy en día. Fue destruido por un terremoto. A mayor distancia del sur y el este de la llanura se construyó, a principios del siglo XIV a.C. (HR III A1), el Mégaro II, también con dos pisos, que reemplazó al anterior, pero esta vez con entrada por el oeste. Se desocupó durante un periodo de unos cien años (durante parte de los siglos XIV y XIII a.C.) siendo reparado durante el siglo XIII a.C. (HR III B) y convertido en el Mégaro III. Todo el complejo fue destruido por un incendio en el siglo XIII a.C. al mismo tiempo que el Palacio de Néstor también se consumía. Tres esqueletos humanos encontrados en 1974 pertenecen posiblemente a esta última época. Ruinas de un edificio monumental del siglo XV a.C. y del siglo XIII a.C. aparecieron también en la colina más al sur del grupo, la llamada Aetós. El primero con orientación E – W y el segundo, con entrada por el norte, con muros decorados con frescos.

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