“…hay un templo de Zeus Nemeo digno de ver, excepto que el techo se ha caído y no queda ya ninguna imagen.” (Pausanias. Descripción de Grecia. Libro II, 15, 2)
Para llegar hasta la Antigua Nemea, cogemos la autopista Corinto – Trípoli y salimos en el Enlace 4 “Antigua Nemea”. Un poco antes de llegar al pueblo, a la derecha, está el yacimiento.
La ciudad del valle de Nemea, que está situada entre las de Kleonai y Fliunte, era el centro de un conocido santuario dedicado a Zeus, en cuyo honor se celebraban, cada dos años, los Juegos Nemeos. Éstos fueron los cuartos y últimos de los Panhelénicos, y sus competiciones eran de tipo atlético y musical, con carreras de caballos y de carros. Los Juegos comenzaron en el 573 a.C. Fueron fundados y organizados durante bastante tiempo por Kleonás. Se celebraban entre el 20 de julio y el 18 de agosto. Los Juegos Nemeos se parecían mucho a los Olímpicos, pero mientras en Olimpia Zeus era advocado como rey de los dioses, aquí Zeus era advocado como dios de los pastores. Esto concuerda en parte con el nombre “Nemea” que proviene del verbo νέμω que significa pastorear, conducir un rebaño. Según otros, el nombre proviene de Nemea, hija del río Asopo o de Zeus y Selene. Sabemos que el lugar estaba activo en el siglo VII a.C. por la cerámica protocorintia allí encontrada, pero el culto se inició a mediados del IV a.C., con la construcción del templo. Después de un periodo de abandono tras el traslado de los Juegos Nemeos a Argos (487 a.C.), el santuario se sometió a otra fase de edificación en la segunda mitad del siglo IV a.C. (en la que se construyó la mayor parte de los edificios), cuando los juegos regresaron a Nemea (330 a.C.) Después de otro traslado a Argos en el 271 a.C., Áratos de Sición consiguió en 235 a.C. devolver los juegos de nuevo a Nemea por un corto periodo de tiempo, tras el cual tenían lugar alternativamente en Nemea y en Argos, hasta que, finalmente, se celebraron, ya de forma definitiva, en Argos. Después, el lugar quedó totalmente abandonado.
Según se cree, los Juegos Nemeos se fundaron en el 581 a.C., pero existe una tradición más antigua que sostiene que ya se celebraban en los tiempos de la expedición de los Siete contra Tebas. Durante el viaje, los siete héroes de Argos se detuvieron en el valle a beber y se cruzaron con Ofeltes, el hijo de Licurgo, rey de Nemea, acompañado de la criada que lo cuidaba. Para mostrar a los Siete donde había una fuente, la criada dejó al niño Ofeltes en el suelo, donde fue muerto por una serpiente. En su honor los Siete instituyeron los juegos funerarios en los que Ofeltes era honrado como Arjemoros (“tronco de olivo original”). Adrasto vence en la carrera de de caballos, Anfiarao en el salto y en el disco, Polinices en la lucha, Tideo en el pugilato, Eteoclo en la carrera pedestre, Laódoco en la jabalina y Partenopeo en el arco. Para recordar la muerte de Ofeltes, los jueces de las competiciones vestían de oscuro y los vencedores eran distinguidos con coronas de perejil. Según otra versión, los juegos fueron instituidos en honor de Zeus Sóter por Heracles después de haber matado al león de Nemea, que tenía su guarida en una cueva del monte Treto, cerca de la ciudad. El león era hijo de Orto y Equidna y había sido criado por la propia Hera. La muerte del león de Nemea será el primero de los trabajos que Heracles realice para el rey Euristeo. Primer trabajo de Heracles: El león de Nemea. El león era una fiera enorme con una piel a prueba del hierro, el bronce y la piedra. Cuando Heracles divisó al León le lanzó una andanada de flechas que rebotaron en la espesa piel. Luego utilizó la espada que se dobló como si hubiera sido de plomo. Finalmente utilizó la clava lo que sólo provocó un zumbido de oídos al león. Al darse cuenta que el león era inmune a todas las armas luchó con él a brazo partido y lo estranguló. Según Graves, el combate ritual del rey sagrado con fieras forma una parte corriente del ritual de la coronación en Grecia, en el que cada animal representaba una estación del año. Su número variaba según el calendario. En un año de tres estaciones consistían, como la Quimera, en el león, la cabra y la serpiente y de aquí la afirmación de que el león de Nemea era hijo de la Quimera. En un año de cuatro estaciones habrían sido el toro, el carnero, el león y la serpiente.
Las primeras excavaciones, a muy pequeña escala, tuvieron lugar en 1766 por la misión de los Diletantes, y en el 1884 – 1912 por la Escuela de Arqueología Francesa. En 1924 llegó al lugar la Escuela American de Estudios Clásicos al mando de H. Hill y Carl Blegen que realizó excavaciones en el santuario y en la colina Τσούγκιζα hasta el 1926. Después de un largo periodo de tiempo se retomaron las excavaciones en 1964 por C. William que trabajó en una parte de las casas y del Xenon. Entre 1973 y 1986 las excavaciones continuaron por la Escuela Americana de Estudios Clásicos de la Universidad de Berkeley de California bajo la dirección del profesor Stefan Miller. Desde 2004 las excavaciones se realizan bajo la dirección de Kim Selton y la reconstrucción del templo bajo la dirección de Nikos Makrís, que ha añadido tres columnas más al templo. Hoy el número de columnas levantadas es de nueve. El límite sur del santuario está marcado por un camino (a) a lo largo del cual se desarrollaban las casas de los hellanodikai (b), los sacerdotes que actuaban como jueces en las carreras. Se construyeron entre finales del siglo IV y mediados del siglo III a.C. Al otro lado de la calle se alzaba el Xenon (c), un edificio de la segunda mitad del siglo IV a.C. que ofrecía alojamiento a los visitantes. Tenía una longitud de 85 m. Edificados al mismo tiempo que el Xenon los baños (d) tenían dos grandes secciones cuadradas. La habitación este tenía cuatro grandes columnas para sujetar el tejado. La base de una de ellas puede verse todavía. Aquí dejaban sus ropas los atletas y se untaban de aceite antes de hacer los ejercicios. La parte norte de la habitación oeste del baño era donde los atletas se quitaban el aceite antes de bañarse. Se alimentaba por una tubería de terracota que traía el agua de un manantial cercano. Las cámaras este y oeste de la habitación del baño contenían cuatro pilas para los atletas. La habitación del medio, que es más grande, contenía una piscina para el enjuague y el baño final. Siguiendo en dirección al templo se llega a la base redonda para las ofrendas (e), erigida en la segunda mitad del siglo V a.C., con bloques de un monumento anterior. También pueden verse los cimientos de nueve oikoi (f) (primera mitad del siglo V a.C., reconstruidos a finales del IV), con una fachada de columnas, cocina y sala de banquetes. Probablemente tenían una función similar a las salas del tesoro encontradas en santuarios helénicos. El área sagrada (Epipola, “zona plana”) estaba caracterizada por un conjunto de cipos (g) (piedras de tumbas). El templo de Zeus (h) (20 x 42,5 m) se levantaba en el centro del bosque sagrado (i) de cipreses en el que, según la tradición, Ofeltes fue muerto por la serpiente. Se han encontrado restos del bosque en la zona del sudeste del edificio, y el estudio de los vestigios de las raíces lleva a datarlo hacia el siglo V-IV a.C. si bien se sabe que allí hubo un bosque anterior registrado por Píndaro. El edificio períptero (330-320 a.C.) tenía 6 x 12 columnas dóricas y se accedía a él por una rampa. No tenía opistodomos. Era necesario cruzar una pronaos de dos columnas para alcanzar la naos, que estaba provista de una columnata interior de dos pisos en forma de Π: las columnas inferiores de estilo corintio y las semicolumnas superiores de estilo jónico. En la parte posterior de la nave cuatro columnas paralelas al muro señalaban una especie de ádyton con una cripta de 2m de profundidad a la que se accedía por una escalera probablemente usada para el oráculo, aunque no existe referencia a oráculo alguno en Nemea. El templo fue construido en el lugar ocupado por otro templo arcaico del siglo VI a.C., destruido en el siglo V a.C. y cuyos cimientos del lado sur pueden verse en el lado oeste de la cripta. Un altar muy largo se alza frente al templo. La parte arcaica, al norte (siglo IV a.C.) se prolongaba en dirección sur y estaba cubierta por una especie de baldaquino para celebrar sacrificios en honor del héroe Ofeltes. Las bases de dos estatuas, tal vez dedicadas a Zeus y Ofeltes, siguen en pie al sur del altar. Al mismo templo llegaba una tubería de abastecimiento de agua de terracota que partía de tres depósitos que estaban al suroeste del mismo y que formaban parte del mismo sistema de abastecimiento de agua que servía a los baños. También se abastecía con estas cisternas a los caballos que competían en el hipódromo cercano. Desde finales de 2007 están en proceso de reconstrucción varias columnas más del templo. Pasando el río hay un recinto trapezoidal construido a principios del periodo helenístico sobre un edificio anterior (segunda mitad del siglo IV a.C.). Dentro del recinto se encontraron pequeños altares de piedra y numerosos exvotos (hoy en el museo local), lo que sugiere que pudo haber sido el lugar del Heroon de Ofeltes, donde Pausanias vio las tumbas del héroe y de su padre Licurgo. Volviendo al museo por el camino pavimentado al este encontramos el estadio, construido a finales del siglo IV a.C. dentro del programa de renovación del santuario. Es probable que el estadio arcaico original se edificara cerca del templo de Zeus. Tenía 600 pies griegos de longitud (178 m) y una pista recubierta con arcilla. Pueden observarse todavía restos del sistema de drenaje del estadio. El estadio fue excavado entre 1974 y 1981 por la Escuela Americana de Estudios Clásicos de la Universidad de Berkeley de California bajo la dirección del profesor St. Miller. Su capacidad era de 40.000 espectadores aproximadamente. En los lados aún se distinguen los hitos que marcaban la distancia cada 100 pies entre la αφετηρία (línea de salida) y la meta. Todavía pueden verse los huecos para los pies de los atletas en la salida y los reservados a las estacas que dividían la pista en 13 calles. Los atletas y los jueces se preparaban en el vestuario. Este era un simple edificio cuadrangular constituido por un patio rodeado de columnas dóricas en tres de sus lados que sujetaban un tejado de tejas cerámicas de tipo laconio, muchas de las cuales llevaban un sello con el nombre de Σωσικλής, un famoso arquitecto de Argos. Después, entraban en el estadio por el lado oeste, a través de una galería abovedada erigida en el 320 a.C. que unía la Vía Sacra con el estadio. El túnel, con una longitud de 36,35 m, una anchura de 2,06 m y una altura de 2,48 m, está marcado con muchos ejemplos de grafitos dejados por los atletas según pasaban camino del estadio. Uno de ellos es de un tal Telestas campeón de boxeo. Otro es del rey de Esparta, Akróstatos (“ΑΚΡΟΣΤΑΤΟΣ ΚΑΛΟΣ ΤΟΥ ΓΡΑΨΑΝΤΟΣ”) (“Akrostatos es bueno para el que lo escribió”) El texto en bastardilla había sido escrito por otro y el rey aprovechó lo escrito. La plataforma para los jueces se alzaba en el lado oriental. En este estadio, como en el de Olimpia, no existían gradas construidas con materiales pétreos y conglomerados y los espectadores se colocaban como podían en los niveles escalonados excavados en la ladera de la colina. Algunos asientos de piedra se encontraban en dos o tres filas entre el túnel y la línea de salida.
El museo se fundó en el marco del programa de excavaciones de la Universidad de California de Berkeley, gracias a la generosidad de Rudolph A. Peterson. Se regaló al Estado Griego y se inauguró en 1984. Exhibe hallazgos realizados durante la excavación del Santuario y del estadio, así como sendas maquetas de los mismos. Las colecciones que comprende son: Colección de puntos de vista sobre Nemea de viajeros y visitantes del siglo XVIII a XX. Colección de monedas. Colección de objetos en relación con las actividades de Nemea. Colección de objetos prehistóricos de los yacimientos del mismo tipo de la región de Nemea Una colección de vasos y joyas del cementerio micénico de Andonia y del asentamiento de Agía Irini. Son muy interesantes las colecciones de restos arquitectónicos del santuario y de epigrafías. Pieza importante es una estatuilla de bronce de Ofeltes.
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