“Más allá del monte Lafistio está Orcómeno ciudad famosa como ninguna otra en Grecia.” (Pausanias. Descripción de Grecia. Libro IX, 34,6) .
Se toma la PATHE en dirección Lamía y nos salimos en el enlace de Kastro, en el km 114, en dirección Livadiá. Entramos en la ciudad de Orcómeno y en la zona oeste se encuentra el yacimiento.
Construida, primeramente, en el extremo NO de la llanura del lago Kopaída, se trasladó más tarde, debido a los peligros de inundación, a las laderas de la colina Ifantios en las estribaciones orientales del Akontio, al norte del antiguo lago Kopaídas. La desecación del lago y la subsiguiente puesta en cultivo de grandes extensiones de tierra fértil tuvieron como consecuencia un periodo de esplendor de la ciudad. Fundador mítico de la ciudad fue Orcómeno, hijo de Zeus y de Isonoe. Había sido ocupada desde el periodo Neolítico, al que pertenecen los restos encontrados de cabañas circulares de 2 a 6 m de diámetro y continuó siéndolo durante toda la Edad del Bronce. Al Bronce Antiguo (2800 – 1900 a.C.) pertenecen los restos de las casas absidales encontrados. Orcómeno es referida por Homero en el Catálogo de las Naves como participante en la guerra de Troya con 30 naves. De las excavaciones realizadas entre 1906 y 1912 por una misión alemana se confirmó que Orcómeno tenía colonias en las costas del sur del Egeo y en Asia Menor desde el siglo XIV a.C. Orcómeno fue el fundador en torno al 1400 a.C. de la más antigua liga náutica, la Liga de Kalabria (Poros) en la cual participaban Epidauro, Hermione, Égina, Atenas, Prasiés, Nauplio y Kalavria. La lista de sus primeros reyes míticos es: Andreo (1450 – 1350 a.C.), primer oikistís y rey de la ciudad, hijo del río Peneo. Se casó con la hija del río Kifisós y tuvieron a Eteocles. Eteocles (1350 – 1320 a.C.) levantó un templo dedicado a las Cárites y fue el primero que hizo sacrificios en su honor. Flegias (1320 – 1310). Sucedió a Eteocles que murió sin descendencia. Fue muerto por Apolo en una campaña que realizó el dios contra los delfios. Krisis (1310 -1300 a.C.). Hijo de Poseidón. Minías (1300 – 1275 a.C.). Hijo de Krisis y rey durante el periodo de máximo esplendor de Orcómeno. Orcómenos (1275 – 1255). Hijo de Minías que murió sin descendencia. Klímenos (1255 – 1250 a.C.). Nieto de Frixo. Murió a causa de una pedrada lanzado por el conductor del carro del tebano Menikos en el estival de Poseidón en Onquesto. Erginos (1250 – 1225 a.C.). Hijo de Klímenos que combatió contra los tebanos para vengar la muerte de su padre. Obligó a los tebanos a firmar un tratado según el cual tenían que entregar a Orcómeno 100 bueyes durante 20 años. Esta situación la recondujo Heracles al ayudar a los tebanos contra los orcomenios, y tras vencerlos, obligarles a pagar una deuda del doble de la que éstos habían impuesto a los tebanos. Trofonio y Agamedes (1225 – 1214 a.C.). Hijos de Erginos, arquitectos, levantaron el templo de Apolo en Delfos y fundaron el oráculo de Libadiá. Ascálafos y Iálmenos (1214 -1194 a.C.). Hijos de Ares que condujeron a los guerreros orcomenios a Troya en donde murieron. Después de la guerra de Troya, la migración beocia (c. 1150 – 950 a.C.) desde Tesalia y la marcha de la mayoría de los aristócratas de Orcómeno, empezó la decadencia de los minias. Orcómeno siguió entonces la suerte de toda la región Beocia y fue la segunda ciudad, después de Tebas, en integrarse en la Liga Beocia, donde participaba con dos beotarcas y 120 representantes hasta el 510 a.C. En el 480 a.C. los orcomenios participaron con Leónidas en la lucha contra Jerjes. Después de la derrota de Leónidas, Jerjes ocupó Orcómeno. Entre el 457 y el 447 a.C., Orcómeno permanece bajo el yugo ateniense, librándose de él tras la batalla de Coronea. En la guerra del Peloponeso Orcómeno, junto con el resto de las ciudades beocias, participó del lado de los lacedemonios. Sin embargo, tras la victoria espartana, Esparta se olvidó de su colaboración lo que decidió en 395 a.C. a la Liga Beocia al mando de Tebas a mudar de bando y combatir junto a los atenienses. Los orcomenios, tradicionales enemigos de los tebanos, apoyaron, sin embargo, a los espartanos que derrotaron a aquéllos en el 378 a.C. Así, entre el 395 y el 378 a.C. Orcómeno y Tespia fueron las dos únicas ciudades beocias que fueron independientes al haber apoyado a los espartanos. Aunque Orcómeno no tenía relaciones amistosas con Tebas, no luchó contra ella en la batalla de Leuctra (371 a.C.), por lo que se la permitió integrarse de nuevo en la Liga Beocia tras la derrota de Esparta. Sin embargo, en el 364 a.C. los orcomenios fueron traicionados por los tebanos y su ciudad fue arrasada, permaneciendo desierta hasta el 354 a.C. cuando, tras salirse de la Liga, fue reconstruida por los atenienses y los focídeos al iniciarse la tercera guerra Sagrada entre focídeos y tebanos. En 346 a.C. Orcómeno vuelve a ser destruida por Tebas. En 335 a.C., Alejandro Magno vuelve a reconstruir Orcómeno y la torre en la cima del Akontio, pone en funcionamiento el sistema de saneamiento, destruido por los tebanos, y extiende las murallas de la ciudad. Orcómeno vuelve a vivir, entonces, un nuevo periodo de esplendor, reemplazando a Tebas en la hegemonía de Beocia y convirtiéndose en la sede de la Liga Beocia. En el 317 a.C. es vuelta a reconstruir por Casandro. Durante el periodo helenístico, Orcómeno continúa siendo una grande y rica ciudad, pero sin detentar su antigua gloria. Entre 293 y 290 es ocupada por Demetrio Poliorcetes, y en 280 a.C., junto con otras regiones y ciudades griegas, participa en el rechazo de los gálatas en sus ataques al santuario de Delfos. En 177 a.C. los romanos ocupan Grecia, someten a los macedonios y disuelven en 171 a.C. la Liga Aquea a la que pertenecía Orcómeno. El 145 a.C. pasa definitivamente a poder de los romanos.
Por orden de Hera los Titanes se apoderaron del hijo recién nacido de Zeus, Diónisos, niño cornudo coronado con serpientes y, a pesar de sus transformaciones, lo desmenuzaron. Hirvieron los pedazos en una caldera, mientras un granado brotaba de la tierra donde su sangre había caído; pero salvado y reconstruido por su abuela Rea, volvió a la vida. Perséfone, a quien Zeus confió su cuidado, lo llevó al rey Atamante de Orcómeno y su esposa Ino, a quienes persuadió para que criasen al niño en las habitaciones de las mujeres, disfrazado de niña. Pero no se podía engañar a Hera, quien castigó al matrimonio real con la locura, de modo que Atamante mató a su hijo Learco confundiéndolo con un ciervo. Ino, a su vez, arroja a su hijo Melicertes a una caldera hirviendo y después, tomando en sus brazos el cuerpo del pequeño, echa a correr despavorida hasta alcanzar la costa y saltar con él al mar. Según Graves, que fuera criado como una niña, como lo fue también Aquiles, recuerda la costumbre cretense de mantener a los niños en «la oscuridad», es decir, en las habitaciones de las mujeres, hasta la pubertad. Se le describe como un niño cornudo para no particularizar los cuernos, que eran de cabra, de ciervo, de toro o de morueco según el lugar de su culto. En Orcómeno las tres hijas de Minia, llamadas Alcítoe, Leucipe y Arsipe, o Aristipe, o Arsínoe, se negaron a participar en las orgías, aunque les invitó personalmente Diónisos, que se les apareció en la forma de una muchacha. Luego cambió de forma y se transformó sucesivamente en un león, un toro, y una pantera, y las enloqueció. Leucipe ofreció a su propio hijo Hípaso como sacrificio —había sido elegido echando suertes— y las tres hermanas, después de despedazarlo y devorarlo, recorrieron frenéticamente las montañas, hasta que por fin Hermes las transformó en aves, si bien algunos dicen que Diónisos las transformó en murciélagos. En Orcómeno se expía anualmente el asesinato de Hípaso en una fiesta llamada Agrionia («provocación al salvajismo») en la que las mujeres devotas simulan que buscan a Dióniso y luego, conviniendo en que debe estar ausente con las Musas, se sientan en círculo y proponen adivinanzas, hasta que el sacerdote de Diónisos sale corriendo de su templo con una espada y mata a la primera que alcanza. Según Graves, el descuartizamiento de Hípaso por las tres hermanas, que son la diosa triple, equivale al antiguo rito en el cual las Ménades de cabeza de yegua descuartizaban al niño que servía de víctima anual y lo comían crudo. Este rito, fue sustituido por las orgías dionisíacas más ordenadas; y el cambio de año se señalaba por la muerte de un potro en vez del niño habitual. Heracles saqueó e incendió Orcómeno para librar a Tebas del humillante tributo anual de cien vacas que los minias habían impuesto a Creonte como compensación por la muerte accidental del rey Klímenos durante el festival de Poseidón en Onquesto. A su regreso del Citerón, Heracles se topa con varios heraldos minias que se dirigían a Tebas en busca del tributo y, tras cortarles las orejas, la nariz y las manos, los envía de regreso a Orcómeno. Indignado por esta afrenta, el rey Erginos carga nuevamente contra Tebas, siendo en esta ocasión derrotado por la tropa de Heracles y obligado a pagar el doble del tributo que él mismo había impuesto a los tebanos. El héroe es recompensado por Creonte con la mano de su primogénita Mégara, con la que engendra varios hijos varones. El éxito del héroe ante los minias suscita una vez más la cólera de Hera, que lo hace enloquecer y arroja a los niños al fuego. Desesperado, Heracles busca la purificación del rey Tespio y se dirige después a Delfos para invocar al oráculo. Según Graves, la manera como trata Heracles a los heraldos minias es tan vil —pues a la persona de un heraldo se la considera universalmente sacrosanta cualquiera que sea la insolencia con que actúe— que en este caso tiene que representar a los conquistadores dorios de 1050 a. de C, quienes hacían caso omiso de todas las costumbres civilizadas La locura era la excusa griega clásica por el sacrificio de los niños; la verdad es que los niños que sustituían al rey sagrado eran quemados vivos después de que él hubiese permanecido escondido durante veinticuatro horas en una tumba, simulando estar muerto, y reapareciendo luego para reclamar el trono una vez más. En Orcómeno, las Cárites, hijas de Zeus y Eurínome, reciben su culto principal, instituido aquí por el rey Eteocles. Aglaya, Eufrosine y Talía, que al igual que las Musas y las Horas son eternamente jóvenes, llevan a dioses y a humanos la alegría, la belleza y la fuerza creadora. En Orcómeno se celebraban anualmente las Caritesia, parte de las cuales se celebraban en época clásica en el pequeño teatro cuyos restos se conservan, construido, probablemente, sobre el antiguo santuario de las diosas.
La referencia a Orcómeno en las fuentes antiguas llevó a los viajeros extranjeros Clarke, Dodwell, Leake y Cockerell a visitar el lugar a principios del siglo XIX. Encontraron el tholos derrumbado y cubierto de tierra. Durante 1880 – 81 el sitio de Orcómeno fue investigado por Schliemman quien excavó la tumba y su cámara lateral, que había sido ya saqueada en la antigüedad. A continuación, abrió una zanja al norte de la tumba gracias a la cual se comprobó la existencia de un asentamiento prehistórico del que provenía la conocida cerámica amarilla y gris del periodo mesoheládico a la que el arqueólogo llamó minia. Schliemman retomó las excavaciones en Orcómeno en el 1886. Más tarde, en 1893 – 94 A. de Ridder llevó a cabo una campaña en la zona del Asclepieion, mientras que Γ. Σωτηριάδης localizó e investigó un túmulo en las inmediaciones de la zona estudiada por Schliemann. A continuación, la Academia de Ciencias Bávara, durante los años 1903 a 1905 al mando de H. Bulle y A. Furtwaengler, realizó una excavación sistemática continuando las anteriores. Entonces se descubrió el importante asentamiento prehistórico de Orcómeno y, además, se excavó el terraplén que había sobre la cámara lateral de la tumba de tholos. La reconstrucción del techo de dicha cámara se llevó a cabo en 1914 por el arquitecto – arqueólogo Αναστάσιος Ορλάνδος. Las excavaciones en la región de Orcómeno se retomaron a principio de la década de los 70 por el Servicio de Arqueología Griego, al mando de Θ. Σπυρόπουλος, y fue entonces cuando se descubrió el teatro antiguo que se encuentra muy cerca de la tumba de tholos. Durante las mismas excavaciones aparecieron tumbas de los siglos XVI y XV a.C. contemporáneas de las tumbas de los Círculos A y B de Micenas y un edificio micénico en cuyo interior se encontraron armas de bronce. Se supone que este edificio está relacionado con un complejo palacial del mismo periodo. En efecto, en el recinto del monasterio de Παναγία Σκριπός y enfrente (al oeste) de ella, han salido a la luz los cimientos de un edificio de época micénica con muchos trozos de frescos con escenas de caza y juegos. Pausanias visitó el Tesoro de Minías y admiró su forma de construcción comparándola con la de las murallas de Tirinto y las Pirámides de Egipto. La tumba se levantó sobre la superficie del suelo en el siglo XIII a.C., accediéndose a ella a través de un dromos de 30 m de longitud. Su entrada está construida con caliza y tiene una altura de 5,46 m y una anchura entre 2,43 y 2,70 m, con un dintel monolítico de 6 m y muchas toneladas de peso. La tumba de tholos tiene un diámetro de 14 m igual a la altura que se supone tenía el monumento, que estaba construido según el sistema ekforikó. En el lado NE del tholos se abre una pequeña cámara lateral de planta rectangular de dimensiones 3,79 x 2,75 x 2,4 m, cuyo techo está constituido por cuatro placas de caliza con decoración grabada de espirales, rosetas y flores de papiro. Los muros de la tumba, su entrada y la entrada a la cámara lateral estaban decorados con rosetas engarzadas, de las que dan fe los restos de clavos de bronce en agujeros de los muros. La tumba continuó utilizándose después de la época micénica hasta el siglo IV d.C., práctica desconocida en el resto de las tumbas del mismo periodo. En el centro de la tumba se conserva un pedestal de mármol con forma de Π del periodo helenístico sobre el que se alzaría la estatua de culto de alguna divinidad, mientras que en época romana se utilizó para las estatuas de los emperadores romanos. Del palacio micénico que se encuentra al noreste de la tumba de tholos, solo ha sido en parte investigado. Se trata de un edificio de tres alas decorado con ricos frescos. Fue destruido en torno al 1200 a.C. El palacio presenta dos fases de construcción sucesivas. A la fase más antigua (HR III A2) pertenece un edificio que al que se considera un puesto de guardia, puesto que en su interior se encontraron armas. El complejo principal, sin embargo, pertenece a una fase posterior (HR III B). Una de sus partes, de 35 m de longitud, y con cuatro espacios, se excavó cerca de las celdas del monasterio, y en él estaba el gran hogar circular del palacio. Aquí se encontraron también restos de frescos que pueden considerarse como uno de los mejores ejemplos de frescos palaciales de época micénica. Otra parte, cerca de la puerta principal del monasterio, presenta unos grandes y fuertes cimientos de 2 m de espesor, pero estrechos muros de separación. Al NE de la tumba de tholos se encuentra el teatro de los tiempos históricos. El cual se construyó en el siglo IV a.C. dentro de la acrópolis amurallada de ese siglo que habían ampliado los macedonios después de la batalla de Queronea o de la destrucción de Tebas en 335 a.C. El teatro está constituido por una cávea continua sin ningún diázoma y las gradas están excavadas en parte en la roca y en parte construidas sobre terraplén. En el teatro, además de los juegos musicales que se celebraban en honor de las Cárites, de Zeus y de Diónisos, según atestiguan las epigrafías encontradas, se reunían los representantes de la Liga Beocia después de su traslado provisional a Orcómeno en el 335 a.C., cuando Tebas había sido destruida por el ejército de Alejandro. Su forma actual obedece a las sucesivas reformas que ha experimentado durante todo su periodo de funcionamiento. La primera de ellas tuvo lugar en el siglo III a.C. y la última en el siglo I d.C. Después del siglo III a.C., en el teatro se construyeron grandes escaleras. Concretamente, fue entonces cuando se monumentalizó la entrada del párodos norte con la construcción de una abertura doble mientras que en el extremo norte del teatro se construyó una escalera doble que conducía a los espectadores hasta la parte más alta de la cávea. La cávea tenía un diámetro interior de unos 39 m, estaba orientada hacia el SE y estaba compuesta por doce gradas de piedra de poros. Había además 9 escaleras que dividían la cávea en ocho sectores. De la escena se han encontrado varios fragmentos que dan una idea de su forma. El proscenio tenía una columnata de semicolumnas dóricas en la fachada y en su epistilio había una epigrafía dedicada a las Carites. Sobre el proscenio se encontraba el λογείον, el lugar por donde se movían los actores, como parece por los muros de la escena que se localizaron durante las excavaciones de 1972, continuaba la escena, la cual tenía marcos de puerta en la fachada. En época romana se construyó un λογείον más alto. Al borde de la orchestra se conservan los asientos de las proedrías en honor a las Cárites. En 1999 se realizaron unas excavaciones a pequeña escala que sacaron a la luz en el NO del teatro los muros de sostenimiento de los párodos del monumento En el lugar que ocupa hoy el monasterio de Παναγία Σκριπός se cree que se encontraba el santuario de las Cárites, a las que se celebraba en el teatro. Al NO del teatro y a un nivel mucho más alto, sobre la colina, se conservan los restos de varios edificios de carácter religioso que atribuyen los estudiosos al culto de Diónisos y de Asclepio. Particularmente, para el segundo, se ha determinado que una primera fase de construcción del templo de Asclepio data de finales del siglo VI principios del siglo V a.C., mientras que una segunda pertenece a la segunda mitad del siglo IV a.C. Sus dimensiones son de 11,5 x 22 m y su perístasis de 6 x 11 columnas dóricas. En buen estado de conservación se encuentran algunos tramos de la muralla de la ciudad, del siglo IV a.C., la cual se reforzó y extendió por Filipo II y Alejandro Magno después de su victoria en Queronea en 338 a.C. A esta fase corresponde también la torre que se alza sobre la cumbre más alta del Akontio, construida según el sistema isodómico en la cual finaliza el tramo oeste de la muralla que rodea a la acrópolis en su lado norte.
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