“Desde Queronea hay veinte estadios a Panopeo, una ciudad de los focidios, si se puede llamar ciudad a la que no tiene edificios públicos ni gimnasio, ni teatro, ni ágora, ni agua que baje a una fuente…” (Pausanias. Descripción de Grecia. Libro X, 4, 1).

En la carretera de Tebas a Queronea, pasando esta última localidad, sale un desvío a la izquierda que nos lleva al pueblo de Ágios Vlasios. Rodeando el pueblo por el este seguimos en dirección sur y a unos cientos de metros un camino que sale a la derecha nos lleva a la antigua ciudad. El camino es practicable sólo con todoterreno. Andando se tardan unos 25 minutos en acceder al pie de las murallas.

Panopeo era una antigua ciudad de la Fócide. Por ella atravesaba el camino que conducía al santuario de Delfos y creían que por aquí había pasado Apolo cuando se dirigía a la ciudad de Delfos. De acuerdo con la tradición, fue fundada por el mítico héroe Panopeo. La ciudad era ya conocida en tiempos de Homero, quien menciona a Esquedio (Ilíada. Canto II, 517), uno de los dos jefes de los focídeos en la campaña de Troya, y Epeo (Ilíada. Canto XXIII, 665), hijo de Panopeo y posterior constructor del Caballo de Troya. La tradición decía que en el límite entre Panopeo y Queronea fue encontrado el cetro que Homero dice que fue hecho por Hefesto, y que fue transmitido sucesivamente de Zeus a Hermes, Pélope, Atreo, Tiestes y Agamenón. Este cetro fue encontrado junto a cierta cantidad de oro y los de Queronea conservaron el cetro y los focídeos el oro. La antigua ciudad presenta huellas de ocupación desde el siglo XVIII a.C. En época micénica (siglos XIV a XI a.C.) disponía de una muralla ciclópea, restos de la cual pueden verse en la ladera sur de la colina de la acrópolis. Por Heródoto sabemos que la ciudad fue destruida por los persas de Jerjes en el 480 a.C. En 395 a.C. su territorio fue saqueado por los beocios quienes trataron de asaltar la ciudad, pero sólo pudieron tomar por la fuerza sus suburbios. En el 346 a.C. la ciudad fue destruida por el ejército macedonio de Filipo II y por eso es que se fortificó nuevamente con una fuerte muralla un poco antes del enfrentamiento decisivo con los macedonios en Queronea en 338 a.C. Es seguro que la ciudad estaba fortificada en los últimos tiempos macedonios. Fue ocupada por los romanos en su lucha contra Filipo V en 198 a.C. y saqueada y destruida de nuevo por Sila en el 86 a.C. En la época de Pausanias la ciudad había ya decaído y, como refiere el escritor, estaba ocupada por unos pocos pobres campesinos.

En 1907, Γ. Σωτηριάδης excavó en el territorio vecino tumbas del periodo clásico. En 1959 R. Hope Simpson y J. Lazenby recogieron trozos de cerámica micénica y constataron la existencia de cistas micénicas. En la cumbre de una alargada y petrea colina se conservan tramos de la muralla y de las torres cuadrangulares que rodeaban la acrópolis de la antigua Panopeo. Estas murallas son de muy buena factura y están construidas con el sistema isodómico, es decir, con grandes bloques rectangulares de piedra. Algunas partes de la muralla, sin embargo, están construidas con el sistema poligonal. Amuralladas están las dos cumbres de la colina, cada una con su muralla particular. Las fortificaciones no son todas de la misma época. Las más antiguas son las que se construyeron a mediados del siglo IV a.C. y que fueron destruidas por Filipo II después del 346 a.C., o durante la reurbanización de las ciudades focídeas que tuvo lugar un poco antes de la batalla de Queronea del 338 a.C. La fortificación dispone de tres puertas de entrada en los lados norte, sur y oeste. En tiempos de Pausanias la localidad carecía de edificios públicos y sus construcciones eran precarias. Se decía que sus habitantes no eran focídeos sino flegias venidos de Orchomenós y refugiados allí. Tenían una imagen que representaba a Asclepio o a Prometeo y junto a un torrente de sus inmediaciones estaba el supuesto sepulcro de Ticio, castigado por los dioses al haber ultrajado a Leto.

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